Vicent Egea: “Conecto muy bien con Lorca, escribe tal como yo pienso la música”
El compositor es el autor de la música inédita del montaje, con un libreto escrito por Pablo Valdés
PAMPLONA – Era 2003 cuando Vincent Egea y Pablo Ramos se plantearon la idea de adaptar la obra Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, de Federico García Lorca. Inicialmente se pensó como una obra de cámara para un conjunto instrumental reducido, pero ahora, quince años después, el montaje afronta su estreno convertido en una gran ópera sinfónica. Además, supondrá para la Ópera de Cámara de Navarra su primera ópera para público adulto con una composición nueva e inédita realizada por Vicent Egea.
Como compositor, ¿qué ha supuesto para usted el reto de abordar un texto de un autor tan clásico como Federico García Lorca?
–Es todo un respeto y un privilegio, pero a la vez se ha transformado en alguien, como si fuera mi amigo y compañero. Parece que pienso igual, todo lo que él escribe, es tal como yo pienso la música. Es un autor con el que conecto muy bien en ese sentido, para mí es un lujo poder trabajar estos textos, están llenos de ideas y sugerencias. A veces, te pones ante un papel en blanco y pueden pasar días en los que no escribes nada, y lo que acabas de escribir tampoco te convence. Y esto fue inmediato, me senté en seguida a escribir porque me generaba un montón de estímulos sonoros.
De hecho define la obra de Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín como una síntesis de contrastes, algo que a su vez usted utiliza mucho a la hora de crear música. ¿En qué sentido?
–En cuanto a dualidad. La música está llena de posibles contras y eso lo noto casi siempre en la música. Además, en este texto estaba tan presente, sobre todo la acción, que pasa de muy poco tiempo de lo grotesco a lo lírico, de lo trágico a un guiño no sé si cómico... pero sí que quita esa especie de dramatismo. Eso en música a mí me sirve de muchos estímulos musicales y me va muy bien porque es mi manera de pensar la música también.
No ha seguido la división exacta que hizo Lorca –prólogo y cuatro cuadros–, pero sí respeta el espíritu de la obra y la estructura está formada por una introducción y dos actos. ¿Cómo ha vestido musicalmente el montaje, que define como “una obra llena de emociones”?
–Las emociones están en conectar, y al estar apoyadas por un texto, la música lo refuerza. En cuanto a conectar con el público, utilizo lenguajes un poquito más familiares y emotivos, ya que hay músicas que pueden ser más frías, calculadoras, distintas... Y su complejidad hace que el público se aparte un poquito. Pero hay otras que te metes en seguida. Por ejemplo, para nosotros un toque de flamenco te atrapa inmediatamente. Y hay otro tipo de músicas donde haces que la gente se sienta más identificada, les guste y que de alguna manera se enganche. Eso para mí también es importante, porque si compones música demasiado intelectual o rebuscada, donde al publico no le interesa nada, al final no sabes si eso tiene mucha validez. Y además, para mí desasociarme de la figura de Lorca ha sido muy difícil y él era un enamorado del flamenco y de su difusión...