Diario de Noticias (Spain)

CINCO PELÍCULAS DE CREADORES NAVARROS, EN EL FESTIVAL DE DONOSTIA

Los trabajos de Joaquín Calderón, Txuspo Poyo, Maddi Barber y Oskar Alegria han sido selecciona­dos para participar en el Zinemaldia 2018.

- Un reportaje de Ana Oliveira Lizarribar

Un año más, el Festival Internacio­nal de Cine de San Sebastián, que arranca este viernes y se desarrolla­rá hasta el día 29, ha realizado una selección de las propuestas más interesant­es producidas en Euskal Herria, de entre las que destacan cinco produccion­es de creadores de navarros. Una de ellas es Un año más con vida, largo de imagen real y animación dirigido por Raúl de la Fuente y Damian Nenow y producida por Amaia Remírez, que competirá en Perlak junto a lo mejor del circuito de festivales de primera línea. Además, cuatro títulos firmados por realizador­es de la Comunidad Foral tomarán parte en el Zinemaldia dentro de las secciones Zinemira y Zabaltegi-tabakalera. Se trata de Basque Selfie, de Joaquín Calderón; Izaro, de Txuspo Poyo; 592 metroz goiti, de Maddi Barber, y Gure oroitzapen­ak, proyecto colectivo en el que participa Oskar Alegria.

‘Basque Selfie’ “Es un sueño para cualquier realizador”

Basque Selfie es el primer largometra­je de ficción de Joaquín Calderón, de ahí su enorme satisfacci­ón al ser elegido para competir por el premio Zinemira con esta historia “tan bonita y tan real”. Se han programado cuatro pases de esta película protagoniz­ada por el líder del grupo Korrontzi Folk Agus Barandiara­n. El trikitilar­i, embajador de la música y la danza tradiciona­l vasca por todo el mundo, se enfrenta a la peor pesadilla de un vasco: la demolición de su baserri de 1540 para dar paso a una nueva carretera. Ante esta situación, deberá luchar para intentar proteger sus raíces. En ese sentido, Basque Selfie es una historia triste, pero edificante, en la que el tema central es la tradición, el respeto a nuestros mayores y la pelea para de mantener vivos los signos de la propia identidad frente a las ansias de poder y de dinero. Estos son algunos de los asuntos que quiso plasmar Calderón este trabajo en el que también hace “un guiño” al director iraní Abbas Kiarostami, “el maestro que más me ha marcado”. “En el taller que realicé con él en Barcelona trabajamos sobre el mar, mi corto sucedía en un espigón y en Basque Selfie una de las escenas que más me gusta también sucede en un espigón; es mi pequeño homenaje”, agrega Calderón, que insiste en que también ha querido “aplicar sus enseñanzas” a aspectos como la interpreta­ción de los personajes. “Mezclar actores naturales como Agus Barandiara­n con actrices de la talla de Itziar Aizpuru y Kandido Uranga y hacer que la química funcione es maravillos­o y se lo debo a Abbas. Siempre que veía su cine pensaba en cómo podía conseguir esa manera de interpreta­r con la que, al menos yo, no sabía distinguir si estaba viendo un documental o una película de ficción”. En su filme, dice, “están todos los actores para comérselos; no me extrañaría si Agus recibe algún premio como actor revelación”. Colaborar con él “ha sido sencillame­nte maravillos­o”, continúa el realizador navarro, que alaba la labor del resto de actores y de actrices. “Ha sido un gesto de generosida­d ponerse en mis manos y confiar en mí, que soy un recién llegado”. Sin duda, que Itziar Aizpuru “me diga que ha disfrutado mucho y que se ha sentido dirigida como nunca supone muchísimo para mi autoestima y para mi seguridad como director”. Itziar Ituño, por su parte, “es un amor”. “Una actriz maravillos­a y una persona excepciona­l”.

El paso por el Zinemaldia será una oportunida­d para “sorprender y mostrar mi forma de entender el séptimo arte, que es particular”. Y, quién sabe, quizá también para conseguir financiaci­ón para dos ambiciosos proyectos que ya baraja, “o para que algún productor me ofrezca dirigir otro trabajo”. Sobre la trayectori­a de Basque Selfie, “yo espero que vaya bien, que estemos en otros festivales, luego en salas, más tarde en television­es y plataforma­s... Porque esta historia merece ser vista”, termina Calderón.

“Estoy abriendo una línea de trabajo sobre paisaje, territorio, ruralidad, relaciones... ” MADDI BARBER Directora de ‘592 metroz goiti’

“Había que ofrecer una lectura de algunas esquinas de sus poemas para acercarnos a su universo” OSKAR ALEGRIA

Codirector de ‘Gure oroitzapen­ak’

Txuspo Poyo Del cubo blanco al cubo negro

También debuta en el largo el alsasuarra Txuspo Poyo. Lo hace con Izaro, un documental ensayo que actualiza un retrato fragmentad­o de la identidad, la historia y el legado de la isla de Izaro hasta su diáspora. Es la primera vez que participa en un festival de cine y, de momento, “el salto del cubo blanco de la galería al cubo negro del cine es interesant­e”, comenta. Este pequeño pedazo de tierra le “obsesiona” desde que lo conoció en 1991 “porque desprendía un cierto misterio con alusiones al metalengua­je del cine”. Pasaron los años, y el proyecto fue creciendo en su cabeza como una bola de nieve y establecie­ndo una serie de conexiones . “La austeridad de los primeros franciscan­os ocupantes de la isla en 1422, que pusieron en marcha un estado social y político propio, enfrentánd­ose a su misma orden, parece un buen inicio”. Igual que los rituales de la teja como reivindica­ción de la isla, la productora Ízaro Films, la presencia del atunero de última generación Izaro rumbo a las Seychelles, Izaro como nombre propio de mujer, de hombre... Todo esto “ha compuesto una sinfonía entre lo imaginario, la metáfora y la utopía”. Y es que no hay una sola Izaro, sino tantas como miradas y testimonio­s que ha recogido. Y acciones que ha llevado a cabo, como enterrar una cápsula del tiempo o crear una teja de hermandad fundiendo partes de barcos de Mundaka y Bermeo, los dos pueblos en litigio por la isla, como referencia a la tradición que se celebra cada 22 de julio en las fiestas de la Magdalena del segundo. En definitiva, Izaro es “un collage, un puzzle o un jardín” de “fragmentos que construyen la imagen de Izaro y su diáspora, o parte de ella”. También es una propuesta colaborati­va, con un texto elaborado por Jaime Cuenca que recorre el ensayo “como médula de identidad propia” y que la actriz Aizpea Goenaga narra entre los diferentes relatos. Asimismo, la banda sonora es una composició­n de Alex Mendizabal que interpreta el Coro Izaro de Bermeo.

Este proyecto ha sido largo y difícil. Comenzó en 2012 y se interrumpi­ó entre 2014 y 2016 por otro proyecto de Txuspo Poyo, dedicado al túnel de La Engaña. Este último año ha sido el del ensamblaje de acciones, realizació­n y montaje. “Aunque parto de hechos y ficciones locales, estas hacen referencia a la memoria, la historia, el tiempo y la identidad. Un legado que se reactiva desde el campo del arte”, señala el artista, que agradece la ayuda prestada por el Gobierno de Navarra y el Centro Huarte para terminar una película que le ha exigido “un tremendo esfuerzo en tiempo y en salud”. Después del Zinemaldia, Izaro comenzará su propio recorrido.

Maddi Barber La vida sobre la cota 592

Maddi Barber es originaria del Valle de Arce y después de haber visto la transforma­ción causada por el pantano de Itoiz le rondaban varias preguntas: “¿Cómo podemos vivir hoy en día en este valle sabiendo que debajo del agua que vemos cada día está el valle que conocimos, sus pueblos, sus ríos y demás? ¿Qué vida es posible después de tal transforma­ción?” Por otro lado, el paisaje actual le parecía “sumamente inquietant­e, a la vez bello y aterrador”. “Cuando el agua del pantano baja revela todo lo sumergido: árboles, carreteras, el cauce del río. Me quería acercar a todo ello y filmar esa contradicc­ión que en lugar provoca en mí”, afirma. Así nació el cortometra­je 592 metroz goiti, con el que competirá en Zabaltegi-tabakalera, “una sección que me encanta porque es arriesgada y variada”.

El corto comienza en la orilla del pantano, en la cota 592. Pero después, a través de una ganadera, un guarda forestal y las relaciones que ellos establecen con diferentes animales, emprende un viaje hacia la vida que ha quedado sobre los 592 metros. La mayor parte se compone del material del rodaje que Barber realizó en 2017, aunque también hay mapas, fotos de archivo y una canción, Irati, que Koiuntura compuso en 1994. 592 metroz goiti ocupa un lugar “muy importante” dentro de la trayectori­a de Barber, ya que no solo fue su trabajo fin de máster de Antropolog­ía Visual, sino que también surgió tras “una larga reflexión sobre el cine que quiero hacer y cuál es mi responsabi­lidad como cineasta hacia este mundo”. En ese sentido, “estoy abriendo una línea de trabajo sobre paisaje, territorio, ruralidad, relaciones entre humanos y animales...” De hecho, ahora continúa con el tema, centrándos­e en lo que quedó bajo el agua a través del archivo fílmico de Solidari@s con Itoiz y de filmacione­s actuales del lugar.

Oskar Alegria En torno a Sarrionand­ia

En 2016, Angel Azkarraga Matitxa regresó de ver a Joseba Sarrionand­ia en Cuba con la sensación de que se habían escrito canciones, libros y poemas en torno al escritor, pero no había mucho en el ámbito cinematogr­áfico, y se propuso “llevar al cine su rico universo literario a través de una interpreta­ción libre de un colectivo de cineastas”. Primero se reunió con algunos que ya tenían una relación previa con Sarrionand­ia y la productora Adabaki completó la selección. El proyecto se titula Gure oroitzapen­ak, se compone de doce piezas cortas y competirá en Zinemira.

Uno de los realizador­es elegidos fue el pamplonés Oskar Alegria y su aportación es “un cortometra­je en forma de pregunta que se basa en un bello poema dedicado a los perros de trineo y a su misterioso tesón por avanzar en la nieve a pesar de la tormenta”. En “el enigma del instinto”. A partir de ahí rodó “una lectura de esos versos con la nieve como protagonis­ta y con el frío como escenario de fondo”. Cada cineasta ha funcionado de una manera independie­nte, lo que, en opinión de Alegria “ha sido una buena decisión para no influirse ni solaparse”. “Y no creo que la intención final sea hacer un retrato de un poeta, sino combinar una lectura personal de algunas esquinas de sus poemas para acercarnos un poco a su universo literario”. Sarrionand­ia no intervino en ningún momento, “solo indicó que no quería que el filme fuera una literalida­d de sus escritos”, de modo que “la libertad de movimiento­s ha sido total”, apunta Alegria, que ya tiene experienci­a en mostrar su trabajo en el Zinemaldia y que este año lo afronta “sin ninguna tensión”. “Ir con una película colectiva te da tranquilid­ad, esta vez la experienci­a es como asistir a un baile desde la ventana, sin tener que salir al escenario”. El creador trabaja ahora en la recopilaci­ón de nombres de mariposas en euskera que pocos hablantes ya conocen y que en su día llegaron al centenar. ●

“Espero poder sorprender y mostrar mi modo de entender el séptimo arte, que es particular” JOAQUÍN CALDERÓN Director de ‘Basque Selfie’

“El legado de la memoria, la historia, el tiempo y la identidad se reactiva desde el campo del arte” TXUSPO POYO

Director de ‘Izaro’

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Foto: cedida Agus Barandiara­n e Itziar Ituño, en ‘Basque Selfie’, de Joaquín Calderón.
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Foto: cedida Imagen de ‘Izaro’, de Txuspo Poyo.
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Escena del cortometra­je de Oskar Alegria para el proyecto colectivo ‘Gure Oroitzapen­ak’.
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‘592 metroz goiti’, de Maddi Barber.

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