Un otoño clave para la UE
La cumbre de Salzburgo abre un mes crucial para el futuro europeo ante la dificultad de un acuerdo sobre el ‘brexit’ y de evitar que se cuestionen algunas bases sobre las que se apoyó la idea de una Europa unida
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se inicia hoy en Salzburgo abre el calendario de un otoño clave en el diseño de lo que debe ser el futuro de una UE sin certezas en lo inmediato, con la fecha del brexit (29 de marzo) en el horizonte, tampoco en lo sustancial de los principios que la alumbraron, afectados por la crisis migratoria en sus fronteras exteriores y por la apelación a la seguridad en el resurgir de las fronteras internas. A apenas días de las fechas previstas inicialmente para lograr un acuerdo con Londres sobre el brexit –se pretendía cerrarlo en octubre para su ratificación antes del 29 de marzo–, cumplir con ese calendario se antoja tan imposible que a pesar del pretendido optimismo del negociador de la UE para el brexit, Michael Barnier, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ya plantea celebrar una nueva cumbre en noviembre. No en vano, la propuesta de la premier británica, Theresa May, el conocido como plan de Chequers, que plantea una zona eurobritánica de libre comercio no solo no satisface a los británicos partidarios del brexit duro y dificulta la posición de May ante el congreso del Partido Conservador que se celebra entre el 30 de setiembre y el 3 de octubre próximos sino que tampoco soluciona las principales exigencias de Bruselas entre otros en aspectos esenciales como la frontera irlandesa o la competencia del Tribunal de Justicia de la UE. Pero si se antoja esencial para el futuro de la Unión la definición final del brexit, en cuanto a lo que supondrá como ejemplo de nuevo modo de relación con la UE para otros países europeos miembros o no de la misma, la forma en que se solvente la crisis política interna que quedó patente la pasada semana con la petición por el Parlamento Europeo de sanciones para el gobierno húngaro de Víktor Orban marcará no ya la composición sino los fundamentos mismos de la construcción de una Europa unida. Y si no parece que la cumbre de Salzburgo vaya a ser escenario de avances respecto al brexit, menos factible aún se antoja que sirva de cortafuegos al cuestionamiento de las bases sobre las que se apoyó la idea de una comunidad europea que aflora con las tensiones entre socios comunitarios, el resurgir de populismos que se creían superados y la incapacidad para alcanzar un acuerdo entre los 27 sobre una política común en materia de inmigración. ●