Obsesión nada transitoria
Tienen razón los censores de la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución en que de provisional le va quedando poco. Más allá de ese argumento conceptual, se sigue entendiendo regular la obsesión de quienes rechazan la unión de Navarra y la CAV por suprimir justo la garantía de que nunca podrá hacerse en contra de la voluntad de la ciudadanía navarra. Y resulta directamente inconcebible desde la lógica y también la ética que se condicione el apoyo a la abolición del aforamiento judicial del que disfrutan ciertos cargos públicos –un clamor social sin distinción de ideologías– a la eliminación de ese precepto constitucional, pues conlleva supeditar la erradicación de los privilegios de una minoría en ejercicio además de la representación de la colectividad a que se socave la ya limitada capacidad de decisión del pueblo navarro. En el caso de UPN, toda alusión a la Transitoria Cuarta retrata asimismo su incapacidad para derogarla aun en su rol de socio del PP, sigla que se permite enarbolar esa bandera con total cinismo habida cuenta de la inacción de su mayoría absoluta, marcándole incluso el paso al regionalismo. Enfrascado UPN en las vicisitudes de la derecha diversa, así como asido a la mitología programática, se aguarda al advenimiento del gurú Burguete para intentar atisbar algo siquiera original. ●