Anochecer de desconsuelo y alta tensión
LA ESCENA DANTESCA DE LA CALLE NUEVA SE RESUMÍA EN RABIA Y NERVIOS A FLOR DE PIEL
a calle Nueva de Cáseda dibujaba en el atardecer de ayer una escena de hondo pesar y de rabia intensa por la muerte a tiros de tres miembros de la familia Jiménez Echeverría a plena luz del día y en mitad de la vía pública. El dantesco escenario dejaba un reguero de tres cuerpos sin vida y un puñado de familiares abatidos y desconsolados por un suceso inimaginable, que no cabía en la cabeza de los casedanos. Los miembros de la familia asesinada proceden todos ellos de Liédena y luego han dispersado sus lugares de residencia por la Comarca de Sangüesa (Cáseda y Eslava). Esa cercanía entre sus poblaciones y la buena relación entre ellos motivó que apenas media hora después de ocurrido el suceso varios familiares se agolparan en el acceso al barrio donde ocurrieron los hechos. Los gritos de dolor por lo ocurrido se extendían entre los familiares, alguno de los cuales sufrieron episodios de ansiedad, por lo que tuvieron que ser atendidos por los servicios de emergencias, que se tuvieron que multiplicar en las labores de atención médica y psicológica debido al impacto del suceso. En el lugar permanecieron durante varias horas tendidos en el suelo los cadáveres de las víctimas tapados con sábanas y la zona se convirtió casi en un improvisado hospital de campaña en forma de ambulancias. Mientras, a cola de
Ldichos vehículos, se iban incorporando coches de familiares y conocidos lamentando la tragedia. Al mismo tiempo, efectivos de la Policía Foral trataban de calmar los ánimos en el lugar y luego recibieron la colaboración de miembros de la Guardia Civil, cuyo cuartel se encuentra a apenas 200 metros del lugar de la tragedia. Colapsados los accesos a la residencia de ancianos y el club de jubilados, adonde se llega desde dicha calle Nueva, algunos vecinos que no habían tenido noticias del suceso tuvieron que dar media vuelta con sus vehículos para aparcarlos en otros puntos más alejados de la zona cero.
El epicentro de la tragedia fue sumando visitas de vecinos que querían transmitir su pésame a los fallecidos que residen en el lugar y ofrecerles su ayuda. Pese a que se escuchaba algún grito clamando venganza, y a que los vecinos temían que este suceso pudiera desencadenar otros episodios de venganza de aquí a futuro, Cáseda clamaba ayer por rabia y desconsuelo, fuera de otras motivaciones. La tensión se respiraba en cada esquina. Por ello, brigadas de Intervención de la Policía Foral y patrullas de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil iban a realizar durante la noche labores de vigilancia y tareas de prevención para evitar que se produzcan nuevas reyertas o altercados. ●