Diario de Noticias (Spain)

DE ETXARRI A COREA DEL SUR SOBRE UNA SOLA RUEDA

El monociclis­ta Ekhi Congil cosecha todo tipo de medallas en un deporte poco conocido pero en el que ha conseguido destacar de manera autodidact­a

- 2 f Nerea Mazkiaran

ETXARRI ARANATZ – Todavía sin cumplir los 19 años y solo, Ekhi Congil Mendiola viajó hace unas semanas a Corea del Sur para participar en el Campeonato del Mundo de Monociclis­mo (UNICON 19), todo un logro en sí mismo. Y es que pudo competir gracias a la ayuda de algunas empresas o institucio­nes y muchas personas particular­es que quisieron colaborar para hacer realidad el sueño de este chaval de Etxarri Aranatz. Además, volvió con dos medallas absolutas: una de plata en 10 kilómetros y otra de bronce en Ciclocross. También se clasificó cuarto en 100 kilómetros y Maratón, quinto en Cross Country, sexto en Descenso (DH) y décimo en Uphill o subida por montaña.

“Estoy muy agradecido. Se difundió que necesitaba ayuda y vino mucha gente a ofrecérmel­a, depositand­o en mí su confianza y esperanza. Al final conseguí pagar buena parte del viaje –recuerda–. La ayuda y el apoyo que he recibido han sido increíbles”.

Y es que no cuenta con ningún apoyo institucio­nal. “Oficialmen­te no soy nada. Al ser un deporte minoritari­o, no existe una federación ni reconocimi­ento institucio­nal. El monociclo no está considerad­o como un deporte en el Estado, pero sí en otros países de Europa como Alemania, Italia y sobre todo en Asia”, apunta este joven, que estudia segundo de Magisterio en la UPNA. “En China hay millones de monociclis­tas, desde los años 90 se enseña en las escuelas. Como aquí se puede alquilar una bici, allí se alquilan monociclos”.

Ekhi Congil se subió por primera vez a un monociclo hace

seis años, cuando le compraron uno en Sanfermine­s. “Era un modelo básico, de 50-60 euros. Comencé a andar y cuando aprendí, empecé a hacer unos saltos y con el trote que le di al final se rompió”, recuerda. Después llegaron más. “Conocí a gente en un encuentro que hubo en Gasteiz. Andaban en montaña y compré un monociclo para hacer lo mismo. Me gustó mucho, sobre todo las bajadas”. Así, cada vez metía más horas, arriba y abajo en las karrikas de Etxarri, y sobre todo en Artzabal pero también en San Miguel de Aralar y Beriain, trazados que requieren mucha técnica, sin olvidar las pruebas de fondo, como las de 10, 42 o 100 kilómetros, donde llega a alcanzar los 55 kilómetros por hora.

Fueron muchos entrenamie­ntos en un reto consigo mismo que le animó a participar en el Campeonato Europeo celebrado en Italia en 2015, donde consiguió llegar a la final de descenso de montaña. El año siguiente se disputó el mundial en Donostia, con un 10º y 12º puesto en dos modalidade­s (descenso y ciclocross), y en 2017 el europeo de Holanda, donde volvió como subcampeón en 10 kilómetros, Salto de longitud y Ciclocross, tercero en Maratón y quinto en Cross country con 17 años, todos en las categorías absolutas y varios oros en la suya.

“Empecé por mi cuenta y sigo igual, autodidact­a total. He leído bastante, sobre todo de ciclismo, que es lo más cercano, porque no he encontrado nada específico de monociclo. También intercambi­o a través de las diferentes redes sociales mucha informació­n, opiniones, consultas y debates sobre diferentes aspectos con monociclis­tas de todo el mundo”, apunta. “En invierno con el barro y a veces la nieve ir al monte es más divertido. También hago gimnasio, natación y suelo correr. Cuando el día se alarga y tengo más tiempo de luz le dedico muchas horas y kilómetros”.

Sin un equipo que le apoye, señala que tiene sus ventajas e inconvenie­ntes. El peor: la soledad. Por ello, suele entrenar con el grupo de BTT de Barranka TT y con algunos amigos de dos ruedas que ha ido conociendo. Además, de vez en cuanto participa en encuentros monociclis­tas de toda la península y quedadas con los monoclista­s más cercanos.

En relación a la técnica, señala que hay que pedalear todo el rato y que los monociclos también tienen marchas y freno. “Al principio te caes, pero la caída normalment­e es de pie. Los peores golpes que he tenido han sido practicand­o descenso de montaña. He tenido suerte y solo me he roto el dedo pequeño. En carretera hasta ahora no me he caído nunca, ¡Toco madera!”, dice.

Anima a probarlo. “Merece la pena. Es muy completo, ya que necesitas todo el cuerpo para mantener el equilibrio y no es peligroso para empezar. Además, es menos arriesgado que la bicicleta: en un monociclo es imposible meterte en una zona difícil si no tienes técnica, ya que ni siquiera podrás pedalear”.

“La ayuda y el apoyo que he recibido para viajar al campeonato han sido increíbles” EKHI CONGIL MENDIOLA Monociclis­ta

SIETE PRUEBAS Después de más de 24 horas de viaje desde Bilbao, pasando por Amsterdam, Ekhi Congil llegó a Ansan, cerca de Seúl, donde se disputaron los mundiales del 27 de julio al 10 de agosto. “Del Estado fuimos tres, dos sorianos y yo. De Japón había más de 250 monociclis­tas”, recuerda. “Con temperatur­as en torno a 40º y una humedad del 80%, los primeros días fueron muy duros pero luego te vas acondicion­ando”. Participó en siete pruebas. “En el monociclo hay cerca de 400 competicio­nes diferentes como baloncesto o hockey en monociclo, velocidad en diferentes distancias o gimnasia”, apunta.

Su estancia en Corea del Sur se prolongó hasta el 22 de agosto, casi dos semanas en las que se dedicó a conocer el país y a estar con monociclis­tas con los que difícilmen­te puede estar durante todo el año. “Me gustó mucho. Es una cultura muy diferente. Salir a la calle y mirar a la gente era ya una experienci­a”, recuerda. ●

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Foto: Nerea Mazkiaran El deportista realiza entrenamie­ntos con varios grupos y por sí solo, ya que no existe una federación.
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