Política espectáculo
Las retransmisiones de las sesiones de control al Gobierno Central, que cada miércoles sirve en bandeja el canal 24 horas de RTVE, resultan en ocasiones excelentes programas de tele, que se consumen con fruición por parte del personal. Ayer se ofrecieron las imágenes de la Comisión parlamentaria encargada de dictaminar sobre la presunta financiación irregular del Partido Popular. En ocasiones anteriores habían comparecido entre otros, en sesión retransmitida también, Mª Dolores de Cospedal, el responsable de la policial UCO y ayer fue el turno del expresidente del gobierno español durante ocho años, José María Aznar del PP. El resultado televisivo de los interrogatorios, peleas y enfrentamientos entre compareciente y diferentes miembros de la oposición tuvo momentos relevantes, calientes y dignos del mejor combate dialéctico del parlamentarismo español ofrecido en la pequeña
Televisión de la buena, en estricto directo, reflejando los hechos con cercanía y proximidad
pantalla. Lástima de realización tasada, acordada y rígida que impidió recoger los matices más sabrosos de las peleas de gallos sentados en las butacas del parlamento con planos estudiados, prefijados y sin frescura televisiva, repetidos con cada interrogador o compareciente. Los espectadores pudieron gozar de momentos de tensión, cruce de palabras altisonantes y rifirrafes dialécticos con dardos voladores, lanzas agresivas y razonamientos enfrentados y violentos, que el presidente de la comisión, el canario Quevedo difícilmente podía contener a duras penas, sobre todo cuando se subía de tono en el enfrentamiento y el choque dialéctico amenazaba con desbordarse y romper la política reunión en mil pedazos. Televisión de la buena, en estricto directo, reflejando los hechos con cercanía y proximidad. Un democrático ejercicio de información mediática viva y de interés ciudadano y así la política en la tele no es un rollo y tiene tirón de audiencias. ●