EL ESCULTOR NAVARRO ÁNGEL BADOS, PREMIO NACIONAL DE ARTES PLÁSTICAS
El jurado valoró especialmente una trayectoria en la que el artista ha conjugado “tradición e innovación”
PAMPLONA – El escultor navarro Ángel Bados fue galardonado ayer con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2018, dotado con 30.000 euros y concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, en reconocimiento a “su trayectoria coherente, sostenida y de excelente calidad”, en la que conjuga “tradición e innovaciones” y a su actividad, “referente y aglutinadora” de un contexto artístico fundamental “para entender las dinámicas de cambio y desarrollo de las últimas décadas”. Por su parte, Bados recibió ayer la noticia como “algo muy contradictorio y en principio una pequeña catástrofe... solo que después tienes que ser agradecido”.
Contradictorio es la palabra utilizada por Ángel Bados Iparraguirre (Olazagutia, 1945) para referirse al galardón, ya que dice no entender “esas cuestiones de premios, que cada vez son más normales, curiosamente...”. Apunta a contradicciones ya que afirma trabajar sin pensar a futuro y es por ello que ayer se acordaba de sus compañeros de profesión, a quienes dedica el premio: “En arte trabajamos a fondo perdido y a tiempo completo, y por eso ahora te acuerdas de todos tus compañeros que tienes al lado, que son igual que tú y a veces piensas que son mucho más”. Y si bien asegura que ese trabajo no está a la espera de ninguna recompensa, sí asume que es algo contradictorio también, ya que “la tensión que se genera en el trabajo muchas veces se escapa a aquello que quieres alcanzar y es el otro, el que tiene que verificar fuera de ti lo que ha sucedido”.
Por ello afirma que la clave es “trabajar todos los días”, si bien aclara, entre risas, que el suyo es un ritmo “muy lento” y que aunque actualmente se encuentra creando, no pone fecha definitiva a su próxima exposición. “Trabajo, trabajo, trabajo... y cuando el taller se llena un poquito de esculturas, entonces hay que sacarlas. Alguien ha dicho que expondré el año que viene, pero no tengo ni idea (risas)”. La obra de Bados ha formado parte de colecciones de la Fundación la Caixa, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), el Museo de Navarra o el Museo Reina Sofía.
TRABAJO SERIO Y CONSTANTE La galería Moisés Pérez de Albéniz es uno de los marcos donde Bados ha expuesto en varias ocasiones. El responsable de la galería, el propio Moisés Pérez de Albeniz, define la trayectoria del navarro “como un trabajo serio y constante”, cuya obra es “muy conceptual”. Entre sus últimos trabajos, apunta, ha trabajado “con madera, cartón y material povera, con telas, piedras, vidrios, cristal...”. Pérez de Álbéniz destaca también la labor pedagógica de Bados, muy ligado a la UPV/EHU, donde ejerció como maestro en el Departamento de Cultura en dos periodos, durante los años 80 y entre 1995 y 2007 cuando se jubiló de la docencia.
Acerca de su etapa como profesor –aquel “trasiego del taller a la enseñanza y de la enseñanza a la escultura–, Bados afirma que si bien “ser enseñante no tiene mucho valor en el mercado de los grandes hits”, él valora como “un regalo” el hecho de tener “artistas jóvenes con una ilusión máxima”. Recuerda cómo cuando él era alumno, nunca reconoció a sus profesores, “ya que por joven, creía que era un deber del profesor...”, y ayer desde la UPV señalaban en un comunicado que Bados destaca “como figura esencial para varias generaciones de artistas”.
UNA MODERNIDAD HUÉRFANA Respecto al momento actual, Bados es crítico en cierta manera y justifica esa abundancia de premios y reconocimientos presente hoy día a la consecuencia de la pérdida de “los grandes significantes, que son los que regulaban antes”. Y concreta: “Ahora es insignificante hablar de lo religioso, de lo político, de la creación en la filosofía y en el arte... Estamos orgullosos en la Modernidad de haberlos desmantelado y ahora estamos huérfanos en ese afán, no hay grandes líderes como tampoco hay héroes”. Por ello, desde el ámbito de creación, encuentra que la clave para esquivar “esa soledad de no reconocerte” está en que “cada uno intente encontrar aquellos valores o componentes de la Historia o la memoria colectiva para poder trabajar con cierta ilusión práctica”.
En esta ausencia de héroes y referencias, cita como ejemplo la política española, en la que gobierna una ausencia de líderes que equipara también al campo de la creación y el arte, donde “estamos haciendo lo que podemos”. Y es por ello, aborda en referencia al reciente galardón, que los premios tienen “algo atrabiliario, solo que el jurado debe darlos y ha buscado una excusa, dicho todo esto en el mejor de los sentidos...”.
De hecho, aleja también la etiqueta de coherencia a la hora de hablar de su trayectoria, ya que afirma haber pasado largos tiempos en los que si bien trabajaba, no producía. “¿Lo llamamos crisis? Pues sí. La pervivencia es lo que uno desea y cómo reconoce la Historia del arte... y ahí está siempre la figura de Jorge Oteiza, de alguna manera u otra, con su rigor en el trabajo de la escultura y su manera de entender también su función”. ●
“El premio ha sido en principio una pequeña catástrofe, solo que tienes que estar agradecido”
“Religión, política, arte... estamos huérfanos en la Modernidad, no hay líderes ni héroes” ÁNGEL BADOS
Escultor y pedagogo