Carnicero
“Uxue Barkos va de la mano del carnicero de Mondragón. Una vez más”: vómito de bilis de Javier Esparza, portavoz parlamentario de
UPN. Inadmisible. Intolerable. Descrédito como dirigente político y como licenciado en Pedago- gía, la ciencia que se ocupa de la educación. Tendría que contenerse en la promoción de la fobia y el odio. La rivalidad política incluye el respeto. Lo dijo con su voz a rebufo de la presencia de Josu Zabarte (17 ejecuciones –es su definición– como miembro de ETA, casi tres décadas de cárcel, en libertad desde 2013) entre los contramanifestantes de Altsasu/alsasua. Una exageración injusta, una metáfora desafortunada, una vinculación malévola, con el único fin de hacer daño institucional a la presidenta de Navarra/nafarroa. Marrullero. Tampoco es inteligente zaherir al PNV, influencer siempre en Madrid –con PP y con PSOE–, donde UPN es mero acólito. Barkos visitó en el hospital al agente herido y demandó proporcionalidad en el castigo del delito. Nunca impunidad. La sentencia de la Audiencia Nacional no aprecia terrorismo. El procedimiento de revisión judicial continúa con 7 de los condenados en prisión. La frustración por la pérdida del poder foral y de tanto poder municipal, así como la incertidumbre por su propio liderazgo interno, le provocan inestabilidad emocional. Inseguridad. Zozobra. Esparza alcanzó la candidatura a la presidencia del Gobierno (2014) con el 61% de los votos del Consejo Político, y la presidencia del partido (2015) con el 57%. Su lista al Parlamento perdió 4 escaños. Obtuvo la más baja representación regionalista desde 1991. Sin olvidar su desesperado intento de que Ciudadanos no se presentara. Presidente de UPN, uno de los refugios ideológicos de herederos de carniceros de la Cruzada. Partido matarife de la gestión económica y del sistema financiero propio de la Comunidad Foral. Tendencia demoscópica, a la baja. En este siglo (4 comicios) ha perdido ya 8 escaños. Una carnicería. ●