El Máster de Casado (el estudio como placer)
Que el tiempo es oro, como nos dice la sabiduría popular, se verifica en todos los aspectos de la existencia, pero en mayor medida cuando se estudia una carrera universitaria y de forma simultánea se mantiene un empleo. Es el caso de Pablo Casado, de Cristina Cifuentes y de Carmen Montón, que combinaban sus funciones políticas con la consecución de sus estudios universitarios, ya sean de grado, ya sean de máster. En este asunto, se debe considerar tanto el tipo de empleo como el modelo de universidad. El primero determinará el rendimiento, el programa personal y el tiempo disponible para el estudio. En los casos mencionados, los empleos, muy bien remunerados por cierto, presentaban un muy elevado nivel de exigencia y responsabilidad, siendo comprensible, por tanto, que no pudiesen asistir a las clases. No se pueden obviar tampoco los condicionamientos del modelo de familia al que se pertenece y las obligaciones que conlleva, que pueden variar dependiendo, por ejemplo, del número de miembros o de hijos a cargo. En cuanto al modelo universitario, la Universidad Rey Juan Carlos responde a la enseñanza presencial. Si sus profesiones u ocupaciones políticas no les permitían asistir a las clases y los profesores se veían abocados irremediablemente a saltarse este requisito ineludible para aprobarles, ¿por qué no se matricularon en la UNED? Cierto que se trata de unos estudios muy exigentes, pero hubiese sido lo más lógico, puesto que la Universidad Nacional de Educación a Distancia permite unos horarios mucho más flexibles y, por consiguiente, una mejor adaptación del alumno trabajador. Además, se ha visto favorecida por el desarrollo extraordinario de las nuevas tecnologías, que están revolucionando sus posibilidades, mejorando sus prestaciones increíblemente. En este asunto, cabe considerar un tercer aspecto: que las relaciones familiares y sociales, de cariño y amistad, la necesidad de evasión, de practicar algún deporte, de diversificar los entretenimientos, etcétera, conforman rasgos inherentes a la existencia humana, puesto que en nuestra condición de seres humanos prima la sociabilidad, además de la necesidad intrínseca de un buen descanso. En este sentido, es de destacar la relación tan estrecha de estos alumnos tan brillantes (me refiero a la gomina, la brillantina o a la laca por supuesto) con el rector y con algunos profesores que no dudaron en aprobarles sus asignaturas y sus trabajos a pesar de no asistir a las clases y de no haberlos realizado siquiera. Sabido es que la simpatía y el don de gentes son características peculiares e imprescindibles de los políticos. Sin embargo, hay que recalcar que, realmente, se puede estudiar una carrera, compaginarla con un empleo, cultivar las relaciones sociales y, aunque algunos de nuestros políticos no lo crean, cumplir con los requisitos de los reglamentos de las universidades, sin saltarse las leyes. Y un modelo idóneo para ello, como decía arriba, lo hallamos en la enseñanza a distancia. Comprendo que sacar un título en la UNED tal vez no conlleve el glamur que requiere ser dirigente político, pero, por otro lado, la clase política ganaría en credibilidad y la ciudadanía no pensaría que la corrupción ha alcanzado también a las universidades. ¡Bonito beneficio el que le han proporcionado a la universidad pública! ¿Eso es lo que buscaban? ¿Su desprestigio? Muy de acuerdo a la política clásica de la derecha española, que atenta de manera prioritaria siempre que tiene ocasión contra la educación pública. Además, evitaríamos el sufrimiento injusto de los alumnos de la Universidad Rey Juan Carlos que no son políticos y que, por lo tanto, no se han visto beneficiados de ese trato de favor. Y que no se merecen el oprobio y el descrédito que han conseguido para ellos estos dirigentes con una cara tan dura, cuya ambición pasa por regir los destinos de este Estado. ¡Que Dios nos pille confesados! ●
El autor es escritor
Si sus profesiones no les permitían asistir a las clases, ¿por qué no se matricularon en la UNED?
¡Bonito beneficio el que le han proporcionado a la universidad pública! ¿Buscaban su desprestigio?