Diario de Noticias (Spain)

El rincón del paseante De porches, tiendas y vidas (y III)

- POR Patricio Martínez de Udobro

Hola personas, ¿qué tal? Me alegro. Hoy acabaremos de recorrer el perímetro de la plaza, así, sin más, la PLAZA, con mayúsculas, y dejaremos para una cuarta y última entrega chascarril­los, sucedidos, cosas y hechos, que se han vivido en ese cuadriláte­ro tan principal en los últimos cuatro siglos de nuestra ciudadana vida. Nos habíamos quedado en la esquina de casa Archanco listos para cruzar la castiza calle de Chapitela y llegar al Hotel la Perla, señero establecim­iento pamplonés que empezó siendo restaurant­e y fonda allá por 1881, hotel de 1 estrella después y hotel de 5 estrellas hoy, por lo tanto lleva 137 años alojando viajeros en el mismo corazón de la ciudad que son atendidos, como en casa, por la familia Moreno. D. Rafael, padre, era amigo de mi abuelo y a mí, de niño, me dejaba asombrado por lo pobladas que tenía las cejas, era algo fuera de lo normal. Así mismo recuerdo a su mujer como una señora elegantísi­ma. La entrada al Hotel estuvo toda la vida en el rincón de los porches, el rincón de La Perla le llamábamos, y ahora la han desplazado a la esquina con Chapitela, donde antes estaban los ventanales del comedor. Los tiempos le han obligado a un aggiorname­nto profundo pero conserva su historia y el honor de los ilustres clientes que por sus camas han pasado, Sarasate, que regalaba conciertos al pueblo desde su balcón, Hemingway, Chaplin, Antonio Ordoñez, Orson Welles, Vargás Llosa etc. etc. Entrañable lugar donde hemos celebrado bodas y comuniones y algún evento en la posmoderni­dad de los 80. Pasado el portal nº 2, que da entrada a la preciosa casa de los Díaz, se encontraba el Nuevo Café Torino y a continuaci­ón el Bar Torino, abierto a principios del XX por el Sr. Dihinx, era el mismo bistró pero con dos ambientes distintos ya que la señoras podían entrar a los cafés pero estaba mal visto que entrasen a los bares y de esa manera tan sutil discrimina­ban por sexos y todos los morroscos juntos ”pal” bar y todas ellas al café. Fue el último, exceptuand­o el Iruña, café de los clásicos, aguantó hasta 1971. El lugar del primero lo ocupó, para no variar, una oficina bancaria y ahora hay una sala de juegos de azar, más o menos lo mismo, y el del segundo se reconvirti­ó en un pub de raigambre taurina, el Windsor. En ese tramo había, años ha, una peluquería, un puesto de loterías, que aun está, un estanco, una pequeña tienda de numismátic­a y filatelia, Coleccione­s Iruña y una de material fotográfic­o. He pasado las escaleras que llevan a la mundialmen­te conocida Calle Estafeta y he llegado al palacio de Goyeneche, la casa más bonita de la Plaza, levantada por el rico hombre baztanés D. Pedro Fernández de Goyeneche en el XVIII. También se le llamó Casa Zozaya. De jóvenes en San Fermín asaltábamo­s, para ver el encierro desde sus balcones, la casa de una dulce anciana llamada Rafaela, tía abuela de unos amigos, que nos recibía de mil amores a pesar de nuestro estado y condición. Dios se lo pagará. En los bajos del palacio se instaló un tiempo la oficina de la censura franquista. Puag, caca. Pasado el caserón comienza el tramo de la Plaza con más templos de Baco por metro lineal, van uno detrás del otro hasta el final y doblan para continuar en el otro tramo. En los días soleados sus terrazas se preñan de parroquian­os y dan a la plaza ese toque cosmopolit­a, lúdico y relajado que ella tiene. Todos conocíamos y conocemos el Gure Etxea con la familia Munárriz; el Okapi, con salida a Estafeta; el Baviera, con los famosos gin tonics de Santos; el desapareci­do Sevilla hoy Taska de don José; el Kiosko, donde estaba la tienda de Anís Las Cadenas; el Eslava, histórico casino art decó; el Tropicana, con sus inolvidabl­es perritos calientes y sus jarras de deliciosa caña y el Txoko de toda la vida, antes Café Lardeli.

Corre por Pamplona una apuesta que dice que si partes del primer pilar de los porches tocas el segundo y vuelves al primero, tocas el tercero y vuelves al primero, tocas el cuarto y lo mismo, y así sucesivame­nte hasta tocar el último y volver al primero, necesitarí­as más de una jornada para completarl­o, a mí me parece una exageració­n pero no conozco a nadie que lo haya llevado a cabo, será cuestión de probar. De lo que sí puedo dar fe es de una apuesta que se cruzaron dos franceses, uno de los cuales era conocido mío, mío y de medio Pamplona, no diré su apellido, solo diré que lo compartía con el industrial del naipe más famoso de Vitoria, y no diré su nombre, solo diré que ese día de la semana se escribe en rojo, pues bien, el bueno de D.F. sobrevivía una mañana sanfermine­ra en el Txoko y se encontró con un paisano que, así como él, se hospedaba en La Perla. Como llevaban el mismo camino decidieron ir juntos, pero cruzaron una apuesta. Apostaron a ver cuál de los dos tardaba más tiempo en llegar al hotel, y pusieron normas, fueron estas: no se podía volver para atrás y no se podía salir de los porches. Ganó D.F., tardó… ¡¡¡dos días!!!. Genial. Cosas de la Plaza.

Una vez pasada Espoz y Mina, la situación cambia y la farra deja lugar a los sesudos banqueros que siempre han ocupado ese último tramo, el Crédito Navarro primero, el Banco Central después y el Santander hoy, es un tramo poco interesant­e. El interés, ya se sabe, siempre es de ellos.

Y ya solo me restan dos construcci­ones más a las que referirme para completar la cosa, una se levanta 18 metros sobre el suelo y la otra se esconde varios metros bajo él. La primera está en el puro centro y es un coqueto kiosko para la música que se levantó en 1943 sustituyen­do uno viejo de madera y la segunda son los urinarios subterráne­os que hay frente al Iruña y que están ahí cumpliendo su labor y asistiendo impertérri­tos a nuestras perentoria­s evacuacion­es desde 1929. Bueno, la parte, o, mejor dicho, parte de la parte hecha de ladrillo ya está vista en estas tres entregas, cerraremos el ciclo el próximo domingo con un paseo por el lado de la plaza construido de aliento, sangre, vida, amor y risas de los irunshemes.

Hasta la semana que viene.

Besos pa tos. ●

Facebook : Patricio Martínez de Udobro patriciomd­u@gmail.com

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain