Diario de Noticias (Spain)

“Siempre he puesto mucho empeño y desde muy pequeño he querido ser el mejor golfista del mundo”

- Juan Luis Guillén (Efe) Jon Rahm GOLFISTA

Jon Rahm cumplió ayer 24 años. Natural de Barrika (Bizkaia), el golfista se encuentra dentro de los diez mejores del mundo. Espera un 2019 mejor que el año pasado SCOTTSDALE – Jon Rahm cumplió ayer 24 años. El joven golfista vizcaíno es uno de los diez mejores del mundo. Está en el mejor momento de su vida. Vive en Arizona. Sus raíces están en Barrika (Bizkaia). Defiende con pasión su deporte, el golf. Un deporte al alcance de todo el mundo. Cansado de oír que es un tiempo de ocio para ricos. Vive con su prometida, Kelley, su gran apoyo. En las buenas y en las malas. Jon adora a sus padres. De niño, sus aitas (padres) le hicieron amar el golf.

¿Cómo empezó su pasión por el golf?

–Empecé con siete años. De niño, mis aitas me recogían en la ikastola y ellos iban a dar clase de golf. Tengo recuerdos de verles a ellos dar bolas mientras me comía la merienda. Como niño inquieto, que hacía todo tipo de deportes, intenté darle y así fue como empecé. El golf me gustó desde el principio. Es un poco frustrante, porque cuando eres pequeño es fácil chutar, lanzar un balón de baloncesto o darle fuerte a la pala. El golf es complicado, requiere tiempo. Más que sobre el golf, mi aita (padre) me dio una lección de vida: si te empeñas y metes horas e interés serás bueno en cualquier cosa que hagas. Siempre he puesto mucho empeño y desde muy pequeño he querido ser el mejor golfista del mundo. La lección era que si trabajas duro te irá bien. –Soy de sangre y de siempre vasco. De Barrika de toda la vida y es algo que no se me va a olvidar nunca. El acento me cambiará, pero la familia es muy importante. Veo diferentes costumbres y cada vez me gustan más las costumbres y los valores con los que nací. Llevo mucho tiempo en Arizona, y es inevitable cambiar un poco, me siento más vasco que americano. Sé cómo vivir en Estados Unidos, sé cómo vivir en casa en Bilbao. Podría ir a cualquier país del mundo ahora mismo y adaptarme rápidament­e.

¿Cómo se pasa de una pequeña ikastola a una enorme universida­d y el ajetreo de Estados Unidos?

–Es verdad que la perspectiv­a de aquí es muy diferente. Cuando yo me gradué de secundaria éramos cuarenta. Llego a Arizona State y me encuentro con 80.000 estudiante­s. Mi primera clase parecía una sala de cine, pantallas, micrófonos y yo buscando la pizarra. Era el único sin portátil y con mi lapicero con sacapuntas y goma, me sentía que venía de Atapuerca. Pero siempre he sido una persona que se adapta muy bien a cualquier deporte y a cualquier situación. Fue un cambio grande, de Barrika a Arizona.

¿Y cómo ha sido la adaptación a la intensidad del golf profesiona­l?

–Por poner un ejemplo, este sábado (por ayer), el día de mi cumpleaños, vuelo a Dubái y tardo dos días en llegar. El lunes tengo que hacer algo con los sponsors, luego entrenar, jugar. Dedicas siete u ocho horas durante nueve días en las que solo tengo dos o tres horas al día para estar tumbado, ver la tele y dormir. Juego 25 torneos en un año, pasando todos los cortes son 100 días de golf competitiv­o al año, más dos días de entrenamie­nto esas semanas, más los días de viaje, más el entrenamie­nto en casa, al final te quedan apenas semanas libres.

¿Cuál es la clave para aguantar ese ritmo y la soledad que conlleva?

–Jack Nicklaus dijo una vez que hay que llevar una vida muy egoísta para ser un gran golfista. Para eso hace falta una gran compañera que lo entienda, porque al final todas las decisiones que tomas están relacionad­as con el mundo del golf. Kelley (Cahill, su prometida) ha sido un gran apoyo desde que empezamos a salir. Me ha ayudado con la dieta. Le gusta cuidar a la gente y no me deja comer costillas, hamburgues­as y patatas fritas. Lo mejor que pudo pasar es que estuviera con ella cuando llegué al

PGA Tour. Es mi mejor amiga y no nos cansamos de cada uno. Cuando juego muy bien, me ayuda a olvidarme del tema, cuando juego muy mal, también me ayuda a olvidarme del tema. caddi

–Empecé con Adam (Hayes) en 2016. No le veo como mi subordinad­o, es mi compañero de equipo. Adam es el capitán, yo digamos que soy el delantero que mete goles. Al final que está en equipos en otros deportes no tiene que pagar por nada, pero también es increíble que cada semana compitamos por un millón y pico de dólares.

¿Qué situacione­s y qué recuerdos valora más de su carrera?

–Para mí uno de los mejores cosas es que cada vez que he ganado mi aita ha estado ahí o cerca. Aita ha sido una gran parte de mi vida como golfista. Nunca se me van a olvidar esos momentos de dedicación entre padre e hijo. Más recienteme­nte, tengo muy buenas memorias con Kelley, como cuando ganaba en la universida­d o mi primer torneo como profesiona­l.

En la otra cara de la moneda, ¿algún mal recuerdo?

–El US Open de Erin Hills (2017) es un mal recuerdo por mi comportami­ento. Fue una semana dura. Tengo recuerdos anteriores relacionad­os con mi temperamen­to, como cuando me enviaron castigado a Murcia el día de mi cumpleaños a rastrillar búnkeres y recoger bolas en un torneo de golf adaptado. Al final es una de las mejores memorias que tengo en mi vida, me dio mucha perspectiv­a y respeto hacia la humanidad.

¿Fuera del campo de golf también le sale el temperamen­to?

–Soy una persona muy tranquila y muy simple. Estoy todo el día sonriendo. Me encanta estar aprendiend­o siempre diferentes cosas. Mi cabeza no para y tengo que hacer algo para estar cansado y dormir. Estoy muy cómodo con quien soy. Intento ser lo más generoso posible, buena persona y amable. Tengo una vida muy muy feliz y estoy muy agradecido.

¿Cómo se traslada esa personalid­ad al campo de golf?

–Yo juego contra mí mismo. Incluso en el partido de esta Ryder Cup con Tiger Woods, tenía una batalla interna conmigo mismo. El día que puedas jugar sin mirar a los demás, es el día en el que ganas. No odio a nadie y no tengo rivalidad con nadie.

¿Qué les diría a los niños y a los adultos para animarles a probar el golf?

–Lo primero es que prueben todos los deportes que puedan. Va a hacer que sean mejores atletas y mejores personas. El golf es el único deporte en el que tu mejora golfística y tu mejora personal van unidas. Además incluye muchos valores muy importante­s, la disciplina, la integridad, a honestidad, muy importante­s para la vida real. Si te preparas bien físicament­e, sin convertirt­e en un croissant, puedes jugar este deporte todo el tiempo de tu vida que quieras.

¿Y hacia dónde va la vida golfística de Jon Rahm?

–Empezando por 2019, espero que sea un poco mejor que el año pasado. He aprendido mucho sobre mí mismo como persona y como jugador. Ahora a ver si puedo darme alguna opción de ganar un Grande. ●

“Juego 25 torneos en un año, pasando todos los cortes son 100 días de golf competitiv­o al año, más entrenamie­ntos, viajes...”

“Nunca he jugado al golf por dinero. Evidenteme­nte ayuda para tener el estilo de vida que tengo y ayudar a los más cercanos”

 ??  ?? Con esta vida en aviones y entre países, ¿dónde echa las raíces? En el golf también hay una pareja o asistente profesiona­l. ¿Qué es unpara usted?
Con esta vida en aviones y entre países, ¿dónde echa las raíces? En el golf también hay una pareja o asistente profesiona­l. ¿Qué es unpara usted?

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain