Campañas mediáticas
No sé quién es Rosalía. No lo digo desde un punto de vista despectivo, ni snob, ni siquiera con el orgullo ese mal entendido de quienes en los 80 no sabían quién eran los grupos del momento porque solo escuchaban a los Beatles o a Sinatra. No sé quién es porque apenas oigo radio ni veo televisión ya que me contento con escuchar a mis cantantes favoritos en modo bucle, por lo que he tenido que ir a Youtube a escuchar alguna de sus canciones. Me parecen malas, malas con avaricia. Pero eso es cuestión de gustos, no hay nada racional en esa apreciación. El tema no es ese. El tema es que, por lo que leo en las redes sociales, que es donde me he enterado de su existencia, está hasta en la sopa, gracias a una campaña bestial de marketing de su casa de discos, Sony, y hasta los medios internacionales hablan de ella. En algunas partes se le menciona como la artista más destacada que ha surgido en España en los últimos 20 años. Vivimos en este mundo. Cada semana leo varias veces la frase “La mejor película del año”, “La novela que ya es un clásico” o “La canción que seguirá sonando dentro de 10 años”. Es el mundo de la hipérbole, la exageración, el autobombo, la comparativa y los fenómenos mediáticos de 1 día, 1 semana, 1 mes o 1 año. No sé en qué quedará la tal Rosalía, dicen que para lo que actualmente se lleva y se demanda posee un gran talento, frescura e inteligencia así que quién nos dice que efectivamente igual dentro de 5 años sigue siendo una estrella que corrobora lo que se comenta estos días o incluso dentro de 30. No lo sé, tampoco me importa, porque si sigo en el planeta seguiré escuchando a mis artistas favoritos, entre los que no creo que vaya a estar Rosalía. Básicamente porque aunque sé que me perderé grandes cosas tengo, como muchos, una repulsión genética por todo aquello que es publicitado hasta la náusea. Pero con eso también cuenta la publicidad. ●