Vacunación, decencia y transparencia
La dimisión del jefe del Estado Mayor de Defensa ha puesto en evidencia el abuso de poder en altos cargos políticos e institucionales en un momento tan serio y delicado como es la inmunización de la sociedad contra la covid
Claro que #Queremoslalista, como reclama un movimiento impulsado desde las redes sociales, la de políticos, funcionarios, directores de hospitales, curas y militares y de todas aquellas personas que se han saltado el orden de vacunación. La sociedad reclama transparencia y decencia más que nunca al tener conocimiento de que algunas personas que ocupan puestos de responsabilidad institucional han aprovechado su cargo o posición para inmunizarse a sí mismos y a los suyos antes de lo que establece el protocolo, y lo que es más grave, por delante de otras cuya vida corre peligro, cargos a los que para más inri se les ha pillado infraganti. El último caso ha salpicado al ya dimitido jefe del Estado Mayor de Defensa y a otros altos cargos militares . Lo cierto es que la pandemia de la corrupción todavía no ha sido del todo erradicada. Ni la recalificación de terrenos, las contrataciones a dedo ni las comisiones por adjudicaciones de obras o las dietas o sobresueldos son comparables con lo que ha sucedido en un momento en el que el país afronta lo peor de la tercera ola y el reto de tener que vacunar a su población a toda velocidad. Un abuso de poder totalmente injustificable y que la ciudadanía no entiende. Se habla de más de 400 cargos vacunados por la puerta de atrás. Algunos han dimitido tras vacunarse, otros se aferran al cargo. El PSOE ha suspendido de militancia a sus alcaldes implicados mientras que el PP exige ejemplaridad a los suyos. Nadie discute que haya altos cargos de edad avanzada y una alta exposición pública que si bien no están en primera línea de combate como sanitarios o cuidadores también corren su riesgo pero en todo caso debería ser el Ministerio de Sanidad el que estableciera esa prioridad sin tener que saltarse los turnos. Para eso están los protocolos establecidos con un calendario que prioriza rupos vulnerables desde el 27 de diciembre. Una situación que exige mayor control y rigor en los protocolos para que no vuelva a ocurrir. Una práctica irregular que llega además en un momento delicado en el que el ritmo de vacunación no está siendo el deseado en el conjunto del Estado y que incluso se ha desacelerado a la espera de la llegada de nuevas dosis. Sánchez insiste en que el 70% de la población estará vacunada, casi 33 millones, para septiembre pero la ansiedad inmunidad de rebaño se va complicando. Mientras tanto, la UE presiona a las farmacéuticas para que cumplan los contratos a los que se habían comprometido para el primer trimestre. ●