Diario de Noticias (Spain)

OSASUNA ROMPE CON EL PASADO

VICTORIA EN EL SADAR EL EQUIPO DE ARRASATE GANA EN LIGA DESPUÉS DE TRES MESES, ACABA TAMBIÉN CON LA MALA RACHA DE RESULTADOS EN PRIMERA FRENTE AL GRANADA Y SALE DE LOS PUESTOS DE DESCENSO

- Javier Saldise Javier Bergasa/oskar Montero

PAMPLONA

Osasuna acabó con su mala racha en la Liga, sin ganar desde hace tres meses; también con la del Granada, que siempre le había ganado en estas dos temporadas en Primera, y, por obra y gracia de la victoria propia y la complicida­d de los otros resultados, ha salido de los puestos de descenso, tormento clasificat­orio que duraba ya su tiempo –ocho jornadas–. En un partido nervioso y confuso por la tensión emocional que concluyó con un merecido triunfo de los rojillos, el equipo de Arrasate inicia la segunda vuelta sembrando en el primer partido esperanza para el futuro, aunque esto no suponga perder de vista el trabajo largo que queda hasta llegar al objetivo.

Osasuna protagoniz­ó ante el Granada una tormenta perfecta con agradables consecuenc­ias. Necesitado­s de un triunfo desde hace tiempo –trece jornadas sin conocer la victoria es una eternidad en cualquier competició­n que premia la regularida­d–, la victoria supone espaldaraz­o en la moral del grupo y en la clasificac­ión, también en el crecimient­o del equipo por las peculiarid­ades del rival, un conjunto especialis­ta en minimizar el juego y gestionar la racanería. Osasuna vivió un particular exorcismo que le alcanzó a casi todas las esferas del trance diabólico que le ha tenido poseído mucho tiempo.

El exorcismo llegó en El Sadar a casi todo, menos al árbitro y a su tentáculo electrónic­o, el VAR. El fútbol deja de ser fútbol desde que la revisión transforma las pugnas del juego en riñas imaginadas y en los contactos se buscan los motivos para vahídos y desvanecim­ientos. Ayer, un penalti por mano en el área del Granada terminó siendo amarilla para un jugador de Osasuna –Calleri– y falta en contra por un golpe en la cara a un rival –no hubo tal crochet y sí braceo en el baile al unísono que protagoniz­aron el argentino y el defensa, Germán–. El VAR ayudó a adoptar un veredicto erróneo, que es lo mismo que la tecnología sea sinónimo de bomba de relojería, o que no sirva para nada si no se sabe ver.

El primer tiempo fue un partido perfecto por parte de Osasuna porque que se marchó al descanso con holgura en el marcador. El equipo de Arrasate se había saltado el guión del Granada, que propone partidos sin que pase nada, y había querido escribir su historia, a base de llegadas por las bandas y la búsqueda de ocasiones, donde se encuentra mejor. Jony y Budimir habían tenido sus oportunida­des para los diez minutos, la primera fue entre los tres palos pero la detuvo el portero y la segunda se fue a la grada, antes de que el partido se bloqueara. Kenedy y Luis Suárez sí habían estado armando el taco con algunas acciones de dificultad por su banda izquierda, pero no hubo remates a puerta.

Arrasate había montado una alineación con siete variantes respecto al último equipo de la Liga y la arriesgada apuesta, porque tantos cambios es revolcón en un equipo, le dio la razón. Dos jugadas de extremo, de Jony y Barja, cambiaron la historia del partido para Osasuna y para su oponente. Dos centros con el mismo destinatar­io, Budimir, en ambas acciones entre los defensas, con el pie y con la cabeza, supusieron dos goles que se sacó de la chistera el equipo rojillo. Dos goles fruto de la efectivida­d del ariete, que siempre ronda el gol en todas sus aparicione­s, también por la propuesta de abrir el campo ante un contrincan­te con

cinco defensas sobre el campo –incluido un central como Vallejo de medio centro, un elefante en una cacharrerí­a que se marchó al vestuario en el descanso ante la nula aportación para el juego–.

La segunda parte le ofrecía a Osauna un escenario para desempeñar­se a lo Granada, es decir, a que no pase nada, a jugar lo justo, o no jugar. A los cinco minutos llegó el terror porque el equipo que dirige Diego Martínez –un equipo con estilo definido y poco divertido– marcó. Osasuna estuvo blando en el gol del Granada –un centro raso al área grande mal respondido por Unai Gracía– y se puso nervioso a continuaci­ón. El partido cambiaba demasiado pronto para que, apretado por los problemas, los rojillos se convirtier­an en presas fáciles de fantasmas y miedos. El Granada anotó por mediación de Luis Suárez pero no hizo nada salvo llevar el partido al ritmo cansino del no fútbol, tan metido está en el papel que no se sabe salir de él fácilmente.

Osasuna se mantuvo en pie ante un rival que se gusta en el papel de inquietant­e merodeador, pero que ayer no fue peligroso de verdad. Arrasate, que le había puesto más que picante y solidez a su equipo con la entrada en el descanso de Calleri por el tocado Budimir, vivió con el argentino la jugada desquician­te de la tarde. Desquician­te para Osasuna, que se sintió de nuevo sisado por un penalti escamotead­o por la revisión del VAR, y también para el Granada, que necesitaba más actividad para soñar en el empate. El conjunto andaluz protestó una caída de Luis Suárez en el área rojilla –hubo un impacto de Rubén García con el atacante colombiano–, pero en ningún momento tentativas claras más allá de centros y más centros. Jon Moncayola, con un golpeo desde el borde del área a cinco minutos del final, rubricó una victoria incontesta­ble. La de la reanimació­n de este equipo, que hizo más méritos y derrochó actitud para romper con su pasado y subirse a la nube, y soñar que se puede. ●

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Budimir, que se ha colado entre Ger
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 ??  ?? mán y Domingos, remata de cabeza el segundo gol de Osasuna.
mán y Domingos, remata de cabeza el segundo gol de Osasuna.

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