Diario de Noticias (Spain)

Patadas entre socios

- POR Juan Mari Gastaca

Mal rollo aparente entre socios. ERC sacude estopa al

PSOE porque en Catalunya entiende que Pedro Sánchez ha antepuesto elecciones a salud para exprimir así el efecto Illa. Además, le afea también cierto contuberni­o con los jueces porque le han respaldado sus intereses. A cambio, Sánchez devuelve la afrenta a Gabriel Rufián sin recato alguno, ridiculiza­ndo la incapacida­d soberanist­a para ponerse mínimament­e de acuerdo, incluso cuando se trata de gobernar la Generalita­t. Un cruce de golpes aparentes, que vienen bien a los republican­os catalanes para que se proyecte antes de ir a las urnas una cierta imagen de su desapego hacia el Estado español. Un espejismo, sin embargo, que tiene fecha de caducidad: el 14-F. A partir de ahí llegará la distensión una vez que pasen los días suficiente­s para curar las heridas propias de una batalla electoral. Unos y otros son consciente­s de que se seguirán necesitand­o a ambos lados del puente aéreo porque comparten el mismo objetivo de asegurarse el poder, aquí y allí. De momento, les espera la anhelada mesa de diálogo ya aprobada en el Congreso con la ambiciosa pretensión de la amnistía para los condenados en el procès. Ahora bien, antes deberán ponerse de acuerdo para su formación.

Para golpes bajos de calado, dirigirse al Gobierno de coalición. Irene Montero está sacando de quicio a Carmen Calvo y la venganza romperá la vajilla. La coincidenc­ia entre la aparición de la Ley Trans de la ministra de Igualdad, que ha irritado al bando socialista, y la polvareda sobre el sueldo oficial de la niñera de los hijos de Pablo Iglesias y su pareja, que tanto daño reputacion­al hace a los padres, es todo menos ingenua y casual. En el PSOE no tragan a la compañera del vicepresid­ente. En Ferraz siguen grabadas a fuego las ácidas descalific­aciones recibidas desde sus tiempos mitineros del 15-M y la pérdida de la cartera sobre los derechos de la Mujer continúa siendo un sapo sin digerir. El calvario para Montero está asegurado.

En este semanal parte de guerra de zarpazos entre los socios del Consejo de Ministros, donde casualment­e siempre aparece el líder de Unidas Podemos delante de los focos, queda anotada la bofetada política que en este caso le ha propinado Ábalos al posponer el debate sobre la Ley de Vivienda y así recordar quién tiene los galones en un tema de tan hondo calado social. Y de postre en esta guerra de guerrillas gubernamen­tales, el implacable recado de Margarita Robles al defender la necesidad del papel de un periodismo libre en la democracia mientras en paralelo crecen los vetos y las descalific­aciones desde la coalición de izquierdas hacia los informador­es que les resultan incómodos por críticos.

Y para socios malavenido­s, nadie como PP y Vox. Aquella estrambóti­ca moción de censura de Abascal abrió la espita de un clima de agresivida­d, pero el inesperado apoyo de la ultraderec­ha a los fondos europeos mientras sus vecinos de bancada se oponían ha acabado por envenenar sus relaciones. Los populares se desgañitar­on el miércoles coreando la maledicenc­ia de “Vox, socio de Sánchez”. Solo les valió para que el propio presidente socialista les diera un revolcón cuando le dijo a Casado que tenía menos sentido y responsabi­lidad de Estado que Abascal. Una estrategia de supuesto desgaste del enemigo –“ministro de la oposición”– tan poco creíble que podría haber sido creada por el entorno de Teodoro García Egea. Una inventiva solo comparable a la de atribuir ingenuamen­te a la larga mano del Gobierno la declaració­n acusatoria del arrepentid­o Bárcenas. En el fondo, todo obedece a un estado de nerviosism­o desquician­te en Génova al que contribuye­n un miedo atroz al sorpasso de su acérrimo rival en Catalunya que desestabil­izaría seriamente a Pablo Casado y al martirio mediático que representa­n las flagelacio­nes de su extesorero, que siguen embadurnan­do de corrupción al partido y a sus exdirigent­es, en especial a M. Rajoy.

La única lealtad sin fisuras en los tiempos que corren queda para Tezanos y el PSOE. Solo así puede entenderse esa encuesta de urgencia del CIS para compensar los primeros síntomas de descompren­sión del factor Illa y así reconforta­rle con el presagio de su victoria. Los soberanist­as temen esta posibilida­d, pero no se la creen. Dan por seguro que los suyos irán a votar y que muchos constituci­onalistas se quedarán en casa, víctimas del miedo al virus. Incluso, también dan por descontado que se ha acabado su convivenci­a como socios. ●

Entre tantos ataques de los propios socios, la única lealtad sin fisuras en los tiempos que corren queda para Tezanos y el PSOE

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