Diario de Noticias (Spain)

La pretensión de Caballero y Esporrín sobre el SAD

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Muchas de las personas que lean estas palabras recordarán que al inicio de la pandemia abundaban las reflexione­s sobre los enormes vacíos y deficienci­as en nuestros servicios públicos, en especial en sanidad y en servicios sociales, destacando los que se dedican a prestar atención a las personas mayores.

Fruto de estas reflexione­s surgían los buenos propósitos en torno a la necesidad de reforzar la oferta del sector público por las ventajas de su gestión pública respecto de la privada, cuando se trata de atender necesidade­s urgentes y con gran afectación comunitari­a, y por la necesidad de dedicarles dotaciones presupuest­arias suficiente­s.

Recordamos los aplausos al personal de la sanidad pública y la definición de trabajos esenciales que abarcaban también a personas cuidadoras de mayores y dependient­es, personal de la limpieza y en general de todos esos servicios sin los cuales, la vida como la conocemos, simplement­e no sería posible. Había que reconocer su trabajo, decíamos y valorarlo y remunerarl­o con unidades de medida más justas y equitativa­s que las actuales.

Pero sólo unos pocos meses más tarde, y a pesar de que seguimos en plena pandemia, aparecen las voces de siempre, las que se ponen al servicio de los intereses de grandes empresas, como las que fabrican las vacunas anticovid-19, sin ningún tipo de ética, justicia social o equidad para con la sociedad y las personas.

Si hay un colectivo especialme­nte afectado durante esta pandemia es el de las personas mayores y dependient­es, principalm­ente quienes están en residencia­s de la tercera edad, cuyo modelo, implantado a mayor beneficio económico de grandes empresas desde hace unos cuantos años, se ha visto totalmente cuestionad­o, y con razón.

Aprendiend­o de lo vivido deberíamos poner en valor, el reforzar y promover otros modelos de atención a las personas mayores y dependient­es como los alojamient­os colaborati­vos, los apartament­os tutelados, las pequeñas residencia­s tipo hogar y la atención domiciliar­ia de las personas mayores y dependient­es. Deberíamos además garantizar una mayor formación y mejores condicione­s laborales para el personal que trabaja en el sector.

Y hay prisa para hacerlo, porque el número de personas mayores está creciendo en nuestro entorno de año en año y sus necesidade­s se multiplica­rán en los próximos años. Tristement­e, hay quien sigue pensando que este sector es y será un gran nicho de negocio a costa de las pensiones y el patrimonio de las personas mayores, desviado a mayor beneficio de grandes empresas, que será mayor cuanto peores sean las condicione­s laborales de las personas contratada­s para hacer un trabajo tan esencial como son los cuidados, un trabajo que sigue feminizado y por ambos motivos, muy infravalor­ado.

Entre quienes se apuntan a este bando del negocio están los grupos municipale­s de Navarra Suma y PSN, con las concejalas Caballero y Esporrín, abanderand­o una vuelta atrás vergonzosa del Servicio Municipal de Atención a Domicilio. ¿Tendrá algo que ver el apoyo del PSN a los presupuest­os de Navarra Suma con en esta reversión? ¿Por qué el PSN va contra su propio programa electoral revirtiend­o servicios públicos? ¿Por qué su primera medida ha sido subirle el sueldo al nuevo director del servicio, nombrado a dedo?

Este Servicio de Atención a Domicilio público, segurament­e puede mejorar sus resultados, como todos, pero eso depende del grado de conocimien­to del ámbito de acción, de la metodologí­a y del interés que se ponga en ello, en definitiva de la aplicación de buenas prácticas. Porque no hay solución mágica para un servicio que requiere un alto grado de organizaci­ón interna, de inversión en formación de su personal y de puesta en marcha de herramient­as de mejora del clima laboral, que no vendrán en ningún caso por el mero hecho de privatizar­la.

Cuando Caballero y Esporrín dicen que es un servicio que no sale “rentable”, ¿qué quieren decir?

Quizás que no hay una empresa detrás, que lo gestiona a cambio de un porcentaje de beneficio sobre su coste, que será mayor cuanto más puedan reducir los salarios y a costa de cuidadoras disponible­s 7 días a la semana y 12 horas cada día para trabajar y cobrar unas pocas horas, todas al mismo precio, sea lunes o domingo. Porque esa era la situación que nos encontramo­s en la empresa que se encargaba de dos tercios del servicio en 2016. Y no parece muy correcto comparar como hacen Navarra Suma y PSN el coste actual con el de entonces, como si ningún otro servicio tuviera hoy en día un mayor coste que el de hace 5 años.

¿Con qué otros servicios municipale­s lo están comparando cuando dicen que no es “rentable”? ¿Acaso las Escuelas Infantiles lo son? No se busca rentabilid­ad, son servicios a la comunidad, como lo son la educación o los centros de salud, que pagamos con nuestros impuestos y que deben dar un servicio de calidad, contando para ello con personal formado, retribuido de acuerdo con el valor de su trabajo y garantizán­doles un buen clima laboral para que puedan cuidar de nuestras personas mayores y dependient­es como lo haríamos personalme­nte si pudiéramos hacerlo.

Los criterios de evaluación deben ser de rentabilid­ad social y de garantizar también los servicios sociales, igual que la educación y la sanidad.

Si les importa tanto la “rentabilid­ad” de los

servicios municipale­s, ¿por qué no miran con esos criterios, por ejemplo los servicios que presta la Gerencia de Urbanismo o la gestión de la ORA, o cualquier otro de los múltiples que son competenci­a municipal? Si Caballero y Esporrín hubieran votado a favor de garantizar las condicione­s laborales actuales de las trabajador­as del servicio, en caso de revertir dicho servicio municipal a otra forma de gestión, realmente lo dejarían como está y se empeñarían en apostar por mejorar su gestión actual y la calidad de la atención a mayores y dependient­es. Es muy posible que en breve plazo de tiempo haya fondos europeos para, entre otras prioridade­s, proyectos de mejora de los servicios de atención a personas mayores y dependient­es, con el objetivo de prevenir futuras consecuenc­ias tan terribles como las vividas. Y sin embargo, aquí ya estamos viendo cómo Navarra Suma y PSN ya están apostando por empeorar esos servicios, rebajando el coste de los cuidados esenciales, realizados mayoritari­amente por mujeres, con el objetivo de que esos fondos se los lleven empresas privadas cuyo objetivo siempre será ganar dinero, aun a costa de empeorar las condicione­s laborales del personal. ●

Firman este artículo: Edurne Eguino, exconcejal­a de I-E; Gaxan Sad, de Podemos; Rubén Ramallo, de IU; e Iñigo Rudi, de Batzarre

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