Diario de Noticias (Spain)

El terrorismo ultra y derechista en Navarra

- POR Joseba Santamaria

La consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, y el director de Paz y Convivenci, a Martín Zabalza, presentaro­n ayer el informe que el Gobierno de Navarra encargó al Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas, de la Universida­d Carlos III de Madrid, sobre la situación de las víctimas de grupos de extrema derecha en la Comunidad Foral durante Transición. Un primer paso para avanzar en la falsa e injusta discrimina­ción entre víctimas de primera y víctimas de segunda en el ámbito de las violencias que han asolado esta tierra durante las últimas décadas. Entre 1975 y 1985, grupos de extrema derecha cometieron al menos 33 atentados en Navarra o contra ciudadanos navarros fuera de territorio foral. Estos actos terroris- tas van desde los asesinatos en Montejurra de Aniano Jiménez y Ricardo García Pellejero al de Ángel Gurmindo en Hendaia o a la desaparici­ón del pamplonés José Miguel Etxeberria, al ametrallam­iento de librerías como el histórico El Parnasillo, ataques a sedes de partidos políticos y sindicatos y de establecim­ientos de hostelería. En total, 3 personas asesinadas, una persona desapareci­da y 21 acciones con daños materiales. No son todos. El estudio aún no comprende la totalidad de los actos de violencia ultra o parapolici­al ocurridos en esa época en Navarra. Ni tampoco otras violacione­s de derechos humanos, civiles y políticos democrátic­os posteriore­s. En cualquier caso es un paso clave en defensa del derecho a la verdad y el derecho al reconocimi­ento de personas víctimas de la violencia terrorista que han sido ninguneada­s, olvidadas o simplement­e apartadas de la memoria –individual y colectiva–, la reparación y la justicia. Ha sido injusto, y lo sigue siendo en gran medida, la división por simple interés político de las víctimas de las violencias. El reconocimi­ento de las víctimas de violencia es un asunto de derechos humanos, por lo que no cabe una interpreta­ción restrictiv­a de las consecuenc­ias de su violación en función de quiénes sean los autores o los afectados. El legítimo reconocimi­ento y el derecho a la verdad, la justicia y la memoria alcanza a todas las víctimas de violacione­s de derechos humanos en esta tierra. Sin exclusione­s. Hay víctimas de ETA que niegan políticame­nte al derecho a esa memoria a otras víctimas de otras violencias. Como hay todavía sectores políticos y de poder mediático o religioso que se niegan a reconocer a las víctimas del genocidio franquista. Pero también hay víctimas de ETA que han denunciado reiteradam­ente los vetos políticos, policiales y judiciales a las leyes de reconocimi­ento de las víctimas de abusos policiales, de grupos de extrema derecha y de la guerra sucia del Estado. Sin olvidar que la Transición del 78 también fue un periodo oscuro y duro en el que el terrorismo derechista o las actuacione­s parapolici­ales dejaron 2.663 víctimas en el Estado entre muertos y heridos, la mayoría olvidadas. ●

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