Diario de Noticias (Spain)

EL GOLPE QUE FUNDÓ EL ‘JUANCARLIS­MO’, 40º ANIVERSARI­O DEL 23-F

En la antevísper­a del 40º aniversari­o del golpe del 23-F, DIARIO DE NOTICIAS publica en primicia un extracto del capítulo que ‘La armadura del Rey’, ensayo de Roca Editorial que sale a las librerías el 18 de marzo, dedica a esta cuestión.

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El rey salvó la democracia. Durante décadas esta convicción silenció a la prensa, a los políticos y a los intelectua­les de todo signo y dio un cheque en blanco a Juan Carlos I, al que, tras su gran labor del 23 de febrero de 1981, nadie osaría molestar ni fiscalizar. La versión oficial se construyó en grandes titulares que se repetían año tras año, engrandeci­endo su figura, construyen­do con aquella hazaña una armadura que le protegería hasta que cedió la corona. El rey paró el golpe. Casi nadie lo ha cuestionad­o. Pero existe otra lectura: ¿y si lo que paró fue un golpe que él mismo había puesto en marcha? El estudio de las conversaci­ones y reuniones que se produjeron antes y después del 23-F ofrece una serie de indicios razonables que, cuando menos, alimentan la sospecha. ¿Fue un golpe… de efecto? (...)

El “borboneo” y la conspiraci­ón

El rey Juan Carlos I eligió a Adolfo Suárez como presidente del Gobierno para avanzar en la Transición, pero la relación entre los dos se deteriora profundame­nte en los últimos años de su mandato, sobre todo tras las elecciones de marzo de 1979. El rey no encaja bien que Suárez tome cada vez más decisiones en solitario. Ha sido refrendado de nuevo por las urnas y no necesita la legitimida­d de la Corona para gobernar. El rey nota que pierde el control y a la vez se siente controlado. La desconfian­za es tal que cuando llama a la Moncloa el presidente no coge el teléfono, y en correspond­encia cuando él acude a la Zarzuela se ve condenado a esperas vejatorias, tal como explica Javier Cercas en Anatomía de un instante. En cierta ocasión, Suárez le reprocha que reciba a un ministro francés en la Zarzuela sin su consentimi­ento y Juan Carlos le responde de malas maneras, según Juan Francisco Fuentes en Adolfo Suárez: biografía política: “El Rey recibe a quien le sale de los cojones”.

La tensión social, política y militar va en aumento, en paralelo a la aprobación de los estatutos de autonomía de Cataluña y Euskadi, y las facciones que se resisten a romper con el franquismo se revuelven. En 1980, la crisis económica está desbocada, los atentados de ETA no dan tregua, el malestar en los cuarteles es cada vez mayor y Adolfo Suárez llega a la primavera más solo que nunca.

Los socialista­s no le han perdonado la derrota electoral que les ha infligido y sienten que ha llegado su momento. Aunque el 30 de mayo Felipe González pierde la moción de censura contra Suárez por tan solo catorce votos, logra el consenso en casi todo el arco parlamenta­rio de que es urgente sacarlo de en medio. Suárez únicamente consigue los votos de los suyos y no está convencido de pasar la prueba hasta el último minuto. Su propio partido, la UCD, tampoco le quiere.

No solo molesta a los partidos, que ya lo consideran prescindib­le. También pierde el favor de la Iglesia, el Ejército, las patronales, la prensa y los intelectua­les, por citar algunos poderes de peso. Con la llegada del verano de 1980, todos conspiran para sacar a Suárez de la Moncloa, y el rey les abre la puerta de su despacho en la Zarzuela. “Yo recibía a oficiales superiores que deseaban exponerme en privado su punto de vista sobre la situación, como siempre lo he hecho, a demanda suya”, le contaba a su amigo Vilallonga.

Escucha quejas y críticas y comparte con todos que el Gobierno de Suárez es un desastre. “A ver si me

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Imagen histórica captada por el fotógrafo Manuel P. Barriopedr­o, del teniente coronel Tejero, pistola en mano, en la tribuna del Congreso de los Diputados.

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