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Carmelitas durante muchas promociones, y que siempre será para nosotras Lolita, fue una de esas personas. Apareció en nuestra aula allá por el año 78, como una pincelada de color en medio de la seriedad de la enseñanza tradicional y de los hábitos negros de las monjas. Con su mirada cálida y su espíritu alegre e innovador se ganó inmediatamente un lugar predilecto entre nosotras transmitiéndonos su pasión por las Letras y por la vida. Supo ver más allá de los estándares de la enseñanza y nos brindó su profundo respeto por nuestra individualidad y nuestros sueños. Y arropando nuestros dilemas de jovencitas en la edad del pavo, nos mostró que éramos importantes y valiosas. Fue una de esas docentes lúcidas y pioneras que, a golpe de vocación, intuición y bondad, transformaron la enseñanza en auténtica pedagogía. Así tocó nuestras vidas con rigor, con amor, y con humor. No se puede pedir más.
Si los que ahora transitamos este mundo dejáramos una estela tan hermosa como la que nos ha dejado ella, ¡qué realidad tan distinta recibirían de nuestras manos las generaciones que vendrán! Lolita se ha ido, pero no lo hace con las manos vacías; se ha llevado con ella nuestro más profundo agradecimiento.
Ana Barea Murga
Un minuto de silencio
El fallecimiento de Antonio Ros ha sido para muchos de nosotros una de esas noticias inesperadas y muy tristes. Es cierto que a causa de la pandemia hemos estado desconectados de la familia del baloncesto durante prácticamente un año, pero conocer de manera tan imprevisible que Antonio nos ha dejado es algo que parece casi imposible, difícil de asimilar. Han sido muchísimas las temporadas contando con su presencia. Pasaban los años y siempre estaba ahí, un auténtico e incombustible referente arbitral. Era difícil concebir una temporada sin que Antonio no estuviese ahí para arbitrarnos al menos dos o tres partidos. Algunos tuvimos la suerte de conocerlo arbitrando nuestros partidos más tempranos, allá por los años 70, cuando comenzábamos nuestra andadura en esto del baloncesto, jugando en las categorías infantiles y juveniles. Su dedicación a lo largo de tantos años y su eterna presencia en las canchas han servido como referente y acicate para aquellos que amamos este deporte. Su talante serio pero contenido en la pista y sus afables conversaciones fuera de ellas no hicieron sino ganarse el respeto de los que en este club hemos tenido la suerte de coincidir con él durante tantos años y también de las numerosas y jóvenes generaciones posteriores que con el paso del tiempo se han ido incorporando al equipo. Respeto ganado durante sus años arbitrando partidos en nuestra categoría regional, una labor a menudo complicada y en muchas ocasiones poco reconocida o agradecida pero sin la cual nuestro deporte sería impracticable.
Por nuestra parte, expresar nuestro más sincero pésame a toda la familia del baloncesto navarro, Federación y estamento arbitral por la pérdida de una figura referente e irrepetible. Descanse en paz don Antonio Ros, y muchas gracias por todos estos años de dedicación al baloncesto y al arbitraje y por tu generosidad compartiendo tantos momentos, complicidades y vivencias con nosotros.
Juanjo Urdániz Villanueva En representación de los jugadores en activo y veteranos del Club Muthiko Alaiak de Baloncesto
Querella contra Mikelarena y lectura desde la Peña
Un monolito en lo alto de Tafalla, en el barrio más popular y cagarrutero de la Peña, va a recordar a partir de su inauguración el próximo sábado 27 a los asesinados y represaliados cuando se ha anunciado una querella del nieto de Jaime del Burgo contra Fernando Mikelarena, que ha investigado que era “jefe de requetés” mientras se produjo la matanza de 63 republicanos sacados de la cárcel tafallesa para fusilarlos en la Tejería de Monreal, la mayor matanza en las cunetas navarras del 36 y de la que da cuenta el minucioso historiador en La (des)memoria de los vencedores (Editorial Pamiela), en el que también abordar la rebajada biografía del falangista Rafael García Serrano para el que la ultraderecha, en su tiempo, pidió una calle en Olite/erriberri.
La misma semana que se cumplen 40 años del golpe del 23 de febrero que blindó la corona de Juan Carlos, un abultado listado de activistas de la memoria y profesores de universidad siguen sumado firmas de apoyo al autor de este libro, que profundiza en la línea que el doctor por la UNED y profesor de la Universidad de Zaragoza abrió con el exhaustivo Sin piedad. Limpieza política en Navarra, 1936. Responsables, colaboradores y ejecutores (Pamiela), que también se presentó en la Casa de Cultura de Olite/erriberri en abril de 2016. La polémica querella coincide en el tiempo, por ejemplo, con la extradición a Alemania de un anciano de 95 años, Friedrich Karl Berger, acusado de ser guarda, de segunda fila, de un campo de extermino nazi en Neuengamme y que durante 60 años había disimulado su pasado en EEUU y ni de muy lejos era jefe político alguno como el responsable de la milicia armada carlista de Iruña. ¿Se imaginan defensores en Berlín, París o Washington?, pues en Pamplona sí. El libro de Mikelarena y todo, en general, se entiende mejor si uno se sienta a leerlo en lo más alto de Tafalla, en el barrio de la Peña. Luis Miguel Escudero