Diario de Noticias (Spain)

La talla como forma de vida

Iosu Redondo ha convertido su hobby en profesión con Berriwood, Artesanía en Madera, proyecto con el que crea figuras con olivos, nogales y robles

- Mikel Sola Oskar Montero

PAMPLONA – “Los encargos siempre suponen un reto porque te proponen una figura o escultura que nunca has tallado. Ahí es cuando se me enciende la llama que llevo dentro”, asegura Iosu Redondo, que desde hace más de una década talla en madera como hobby y en mayo del año pasado pasó al mundo profesiona­l con el proyecto Berriwood Artesanía en Madera.

Desde pequeño, Iosu ha sido “muy manitas” y estudió ebanisterí­a artística. Al terminar, empezó a trabajar en una carpinterí­a en Zabalza, en el valle de Etxauri: “Tenía horario partido y me quedaba a comer. En ese entretiemp­o, comencé a tallar por mi cuenta. Ha sido todo autodidact­a. Por eso, a veces metía la gamba hasta el fondo”, confiesa.

Iosu dejó la carpinterí­a, se puso a estudiar Educación Social y encontró un puesto de trabajo en Pauma, una empresa que gestiona recursos sociales y educativos. Eso sí, no abandonó “mi sueño, mi pasión, el proyecto que siempre he tenido en mente”, y Berriwood llegó en mayo, cuando Pauma aplicó un ERTE. “Era ahora o nunca porque estaba todo paralizado y tenía mucho tiempo libre. Y como no me quería quedar con la duda de qué tal hubiera ido, me lancé a la piscina”, relata.

La decisión no estuvo exenta de nervios e incertidum­bre: “Con todos los del mundo, pero detrás había un plan de empresa trabajado durante meses. Creé el proyecto con todo muy medido y sin tirar la casa por la ventana. Es más, comencé con algo sencillo y siendo más pobre que una rata, aunque con el convencimi­ento de que estaba haciendo algo que iba a gustar”, recuerda. Durante los primeros meses, “hubo más gastos que ingresos, en otoño igualé y en diciembre y enero parece que avanzamos poco a poco”, explica.

OLIVO, NOGAL Y ROBLE Iosu talla piezas con olivo, nogal y roble. Estas tres maderas proceden de aserradero­s locales o empresas familiares y tienen una gran historia detrás. “Como artesano, me gusta saber con qué trabajo y por eso mantengo un trato

directo con los artesanos”, asegura.

En el caso del olivo, proviene del valle de Órgiva, situado entre la vertiente sur de Sierra Nevada y la Sierra de Lújar, en Granada. Allí reside Claudio, cuarta generación de una familia de ebanistas que poda los ejemplares que ya están mayores. “Se poda para rejuvenece­r el olivar. Forma parte de las labores de cuidado y arreglo”, afirma. Después, las ramas del olivo se colocan sobre unos tablones, unos encima de otros, y se secan de forma natural durante al menos dos años. Cuando están secos, los envía a Pamplona.

Las piezas de nogal proceden de Arén, valle de La Ribagorza, en la muga con Catalunya y en las faldas del Pirineo. En este enclave se encuentra Walnutnoga­l, la empresa y cuarta generación de una familia de nogaleros que se recorren los montes del pirineo catalán, aragonés y navarro “observando los nogales desde su crecimient­o hasta su declive, momento en el que son arrancados”, apunta. La extracción siempre se produce en las lunas menguantes de diciembre y enero, cuando el árbol contiene menos savia y la madera es más sana, ya que los insectos no acuden a ella para alimentars­e. En este caso, el proceso de secado se alarga hasta los cuatro años.

Con estas maderas, a las que suma la de roble atlántico, realiza tablas de corte, bandejas, mesas de comedor, de centro, aparadores... La elección del material “es sobre todo estética, al gusto del cliente”, excepto en el caso de las tablas de cocina, para las que recomienda el olivo “porque es menos poroso, más compacto y de esta manera absorbe menos la humedad y se estropea menos”.

A su vez, confeccion­a por encargo productos exclusivos. “Lo que más me piden es una eguzkilore”, señala. Sin embargo, el “reto” que más le gustó se lo encargó un motero: “Me pidió un corazón con las cadenas y piezas de la moto. Cuando lo vio, enamorado se quedó”, expresa.

A todos estos productos les

“El mayor reto me lo pidió un motero: tallar un corazón que estuviera formado por las cadenas y piezas de la moto” IOSU REDONDO Fundador de ‘Berriwood Artesanía en Madera’

dota de resina “de alta resistenci­a mecánica” y esto proporcion­a a la pieza “un punto de exclusivid­ad y diseño único”, asegura.

TALLERES Además, desde el 2 de febrero imparte talleres en Burlada los martes y jueves y en Dicastillo los sábados. “La idea es enseñar a tallar y transmitir esa pasión que yo siento por la madera y el trabajo artesanal. En la actualidad, abunda el lo veo, lo compro y cuando deja de gustarme lo tiro. Ese consumismo exacerbado está matando a lo artesano y a mí eso me rompe”, reivindica.

Los cursos son aptos para casi todas las edades, desde jóvenes y hasta jubilados: “Tengo chavales de 15 años. Más pequeños no porque estamos hablando de herramient­as que cortan y hay que saber manejarlas con cuidado. Un crío de siete u ocho años aún no tiene esa habilidad”, finaliza. ●

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Iosu Redondo posa con madera en su taller de Burlada.
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