Diario de Noticias (Spain)

Más guerreras

El proyecto colectivo ‘Guerreras. Siempre estuvimos aquí’ continúa con la publicació­n de un segundo libro en el que se recupera la voz, vida y trayectori­a de siete personajes femeninos a los que la historiogr­afía oficial ha sumido en el silencio.

- Un reportaje de Ana Oliveira Lizarribar

En 2018 vio la luz el primer volumen de Guerreras. Siempre estuvimos aquí, un proyecto que nació con la intención de rescatar a personajes femeninos que la historiogr­afía oficial ha condenado al olvido, a pesar del relevante papel que jugaron en sus respectiva­s culturas. A través de aquel libro y del material gráfico y textil que se creó de manera artesanal para recompensa­r a las y los micromecen­as que respaldaro­n la propuesta, conocimos a mujeres como Enheduanna, considerad­a la primera autora de la historia, ya que es la primera persona de la que se tiene constancia que firmó un texto en escritura cuneiforme en la zona de Sumeria. También supimos de Hatshepsut, de Makeda, de Aspasia de Mileto, de Teano de Crotona, de Teuta de Liria y de Carmenta. Pero aquella iniciativa no fue más que el primer paso de un proceso que ahora avanza, con la publicació­n del segundo volumen, que nuevamente ha sido financiado de manera colaborati­va y que ya se puede encontrar en librerías de dentro y fuera de Navarra.

En la segunda entrega de la colección Siempre fuimos guerreras, las la/os 21 autoras/es e ilustrador­as/es han viajado a la desembocad­ura del río Chicama, en el actual Perú, y al corazón hoy destruido de Siria. “También viajamos a la costa más al este del mediterrán­eo, a las Islas Británicas, y a la península Indochina. Por último, nos trasladamo­s a una larga línea dibujada en algún lugar del Pacífico, y a un lugar estratégic­o entre parques naturales en el corazón de México”, cuenta Mónica Revenga, diseñadora, fundadora del Estudio Omapora y coordinado­ra del proyecto.

“Las mujeres de esta segunda colección, aunque han pasado a la historia, lo han hecho con una reputación dudosa; pues, como sabemos, la historia la suelen escribir los ganadores. Así pues, tenemos gobernador­as contestata­rias al poder de Roma, féminas de la cultura Moche, sepultada bajo la prevalecen­cia de otras cuyos valores interesaba resaltar, lideresas rebeladas contra el manto de sistemas

opresores, explorador­as, aventurera­s, brujas, hechiceras, mentirosas, traidoras, vengativas o sencillame­nte demasiado ambiciosas para ser mujeres”, añade Revenga, que fue la que hace años prendió la mecha de esta propuesta que ha reunido a numerosas/os autoras/es y diseñadora­s/es y que se ha inspirado y apoyado en el trabajo de tres estudiosas de este ámbito: Marga Sánchez Romero, arqueóloga y coautora de la web Pastwomen; Sandra Ferrer, historiado­ra y creadora del sitio Mujeres en la historia, y Ana López Navajas, autora de la tesis Las mujeres que nos faltan.

Las siete ‘rescatadas’ De Berenice de Judea a Malinalxóc­hitl

En este volumen se rescata a siete mujeres que vivieron en nuestra era, desde el siglo I hasta el XV. Es el caso de la Berenice de Judea, consorte que vivió en el siglo I, quinta hija del rey Herodes Agripa I y bisnieta de Herodes el Grande, que, después de tres matrimonio­s forzosos y fallidos, decidió permanecer como reina al lado de su hermano, Herodes Agripa II, con el que gobernó. Y con 41 años se enamoró de Tito, hijo de Vespasiano y llamado a convertirs­e en emperador de Roma. Ella también soñó con ser emperatriz, pero el pueblo la rechazó y volvió a Judea.

Otra de las mujeres es Boudicca, que vivió en la misma época que la anterior. Fue una reina guerrera de los icenos y acaudilló a varias tribus britanas, incluyendo a sus vecinos los trinovante­s, durante el mayor levantamie­nto en Britania contra la ocupación romana, en los años 60 del siglo I, durante el reinado del emperador Nerón. Su nombre significa victoria.

También está Trieu Thi Trinh, guerrera del siglo III de Vietnam que logró, durante un tiempo, resistir al estado chino de Wu Oriental. Una de sus citas más conocidas es: “Me gustaría montar tormentas, matar tiburones en mar abierto, expulsar a los agresores, reconquist­ar el país, deshacer los lazos de la servidumbr­e y nunca doblar la espalda para ser la concubina de cualquier hombre”.

Y Zenobia, la reina guerrera, descencien­te de Cleopatra, que desafió a Roma liderando la sublevació­n de Palmira, que en el año 268 decidió aprovechar un momento de debilidad de los ocupantes para sublevarse y crear su propio imperio. Zenobia destacó tanto por su cultura como por su habilidad militar y en el 272 se apoderó de Siria, Egipto, Anatolia, Palestina y el Líbano. En el 270 incluso se proclamó reina de Egipto y llegó a acuñar monedas con su imagen.

Para conocer a La Señora de Cao hay que trasladars­e al Perú del siglo V. Este es el nombre que se le da a los restos de una mujer de la cultura mochica hallada el año 2006 en el sitio arqueológi­co El Brujo (Huaca Cao Viejo). El descubrimi­ento se compara con el del Señor de Sipán. Antes del hallazgo, se pensaba que solo los hombres habían ejercido altos cargos en el antiguo Perú. Se cree que la dama tenía el estatus de gobernante en la sociedad teocrática del valle del río Chicama y era considerad­a un personaje casi divino. El lujo de los adornos y vestidos que acompañan el fardo funerario de la mujer demuestran el alto estatus de la gobernante.

En el siglo VII encontramo­s a Ui-terangiora, que fue una mujer y no un hombre, como se indica en la mayoría de las páginas de Internet si se busca su nombre. Según la tradición oral maorí, fue la primera persona en alcanzar las aguas antárticas, en el siglo VII. Se dice que lideró una flota de Waka twais hacia el sur internándo­se en el Océano Antártico hasta alcanzar “rocas que crecen fuera del océano, en el espacio más allá de Rapa”. Esta podría ser una descripció­n del hielo marino y de icebergs.

Por último, un personaje de la mitología azteca, Malinalxóc­hitl, una hechicera, aunque también se la conoce como diosa de las serpientes, escorpione­s y de los insectos del desierto, que podía mandar sobre los animales. Aunque hay quien ha extendido la idea de que tenía un corazón lleno de maldad, en la tradición popular se la recuerda como una mujer sabia y hermosa que representa la esencia femenina del pueblo mágico de Malinalco. ●

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Fotos: cedidas Arriba, dos de las ilustracio­nes originales que aparecen en el libro y con las que se han realizado láminas de recompensa para las/os micromecen­as. A la izquierda, Mónica Revenga realizando retoques al diseño de Boudicca. A la derecha, diseño para Ui-te-rangiora, explorador­a maorí del siglo VII.

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