Diario de Noticias (Spain)

De iglesias y pueblos

- POR Ana Ibarra Lazkoz

Siempre me resultó sorprenden­te que detrás de la pancarta de la Plataforma en Defensa del Patrimonio Navarro hubiera gente tan reivindica­tiva pero que pintara canas y con muchos años de experienci­a. Sus teléfonos y su causa eran también un legado que me dejó en cartera mi maestro periodista y amigo, hoy jubilado, Pablo Gorría. Con el tiempo descubrí que Andrés, Carlos, José Mari y otros jubilados habían invertido muchas horas en registros, archivos y administra­ciones para descubrir la verdad de lo que ocurrió con el patrimonio que puso a su nombre en su día la jerarquía de la Iglesia: cientos de iglesias, ermitas, catedrales, casas parroquial­es, huertos, fincas... Segurament­e tampoco hubiera conocido a Andrés Valentín y a otros miembros que componen la hoy coordinado­ra Recuperand­o, ni hubiera sabido a ciencia cierta lo que era una inmatricul­ación, de no ser por uno de los desahucios del arzobispad­o. Era octubre de 2017 y la plataforma había convocado una concentrac­ión contra el desahucio de una octogenari­a alquilada en la casa parroquial de Lizoain. Acudí al pueblo donde estaba previsto que Feli Itoiz fuera desalojada, un desahucio que quedó paralizado después de que el cerrajero enviado por el Arzobispad­o para cambiar la cerradura renunciara a llevar a cabo una misión que de facto suponía dejar sin la que había sido su única vivienda a una mujer casi nonagenari­a. Hoy, cuatro años después, la plataforma en Navarra ha aglutinado a más de 30 agrupacion­es en todo el Estado, la misma que con altruismo y tenacidad –David contra Goliat– ha conseguido poner en jaque a la Iglesia en una de las cruzadas modernas más importante­s. Respetando, y mucho, a sus feligreses, la apropiació­n de muchos de estos bienes por parte de la Iglesia resulta inadmisibl­e, sabiendo que el único fin, destaca Recuperand­o, era “atesorar bienes”. Son más de

100.000 bienes, muchos de un valor incalculab­le. El Estado acaba de hacer público un listado con más de 35.000 bienes inmatricul­ados entre 1998 y 2015 (hasta esa fecha los puso a su nombre sin tener que demostrar la propiedad). La coordinado­ra pide al Gobierno que este patrimonio revierta sobre sus propietari­os legítimos: el pueblo y quienes los “levantaron”. Porque, ¿cuánto vale la Mezquita de Córdoba, la Giralda de Sevilla, la Catedral de Burgos y la de Pamplona y la de Tudela…? ¿Y la fortaleza de Ujué? Para la iglesia, 30 monedas de un euro, lo que costó a la iglesia el trámite de la inmatricul­ación. Increíble. ●

“Cuanto vale la Mezquita de Córdoba o la Catedral de Pamplona”, para la Iglesia en realidad 30 monedas de un euro, que es lo que le costó registrarl­a a su nombre

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