Diario de Noticias (Spain)

Frente a la violencia “desbocada”

El grave salto cualitativ­o en los incidentes tras las protestas en Barcelona y que han puesto en riesgo la vida de un agente obliga a la condena de los altercados y al apoyo a los Mossos

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La ciudad de Barcelona vivió la noche del sábado un nuevo capítulo caracteriz­ado por graves incidentes de violencia callejera enmarcados en las continuas protestas que, de manera generalmen­te pacífica, vienen teniendo lugar en la capital y en otras localidade­s catalanas desde que el pasado 16 de febrero fuera encarcelad­o el rapero Pablo Hasél. El modus operandi utilizado por los alborotado­res se reproduce de manera sistemátic­a e indica que, de manera presumible­mente organizada, aprovechan las manifestac­iones masivas para, tras las mismas, provocar actos vandálicos, lanzar objetos contundent­es a la Policía, atacar entidades y comercios e incluso realizar actos de puro saqueo y pillaje. El sábado, sin embargo, se produjo un salto cualitativ­o con el lanzamient­o de líquido inflamable a un furgón de la Guardia

Urbana que comenzó a arder con un agente dentro que finalmente pudo salir ileso pese a la lluvia de piedras y botellas que recibió el vehículo con el objetivo de impedirlo. Aunque el grado de violencia y el riesgo para la vida del agente resultan de especial gravedad, no se trata de un hecho aislado, como ha podido comprobars­e en los continuas agresiones a los Mossos d’esquadra. Uno de los objetivos de estos actos de “violencia desbocada” –como la definió ayer el conseller de Interior Miquel Sámper– ha sido, desde el inicio, la Policía. De ahí que sorprenda la extrema dificultad que han tenido algunas fuerzas políticas –incluso con responsabi­lidades de gobierno, tanto en Catalunya como en Madrid– para condenar los hechos y dar apoyo a los Mossos. Más bien al contrario, las mayores invectivas han ido contra la actuación de los agentes, cuestionan­do su legitimida­d para responder a los ataques. El que estos disturbios violentos coincidan con las negociacio­nes para la formación de un nuevo Govern, y con ello la exigencia de algunos partidos –en especial, pero no solo, la CUP– de condiciona­r un posible pacto a cambios en el “modelo policial” explica, en parte, esta actitud que, por el contrario, ha podido dar alas a los alborotado­res. Es de esperar que tras la gravedad del último ataque, con riesgo cierto para la vida de un agente, haya consenso para condenar la violencia, exigir el fin de los incidentes y dar apoyo firme y real a los Mossos en su labor de mantenimie­nto del orden público y la seguridad del conjunto de la ciudadanía. ●

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