Diario de Noticias (Spain)

SANIDAD SOPESA NO ABRIR EL CIERRE PERIMETRAL HASTA DESPUÉS DE SEMANA SANTA

● Navarra no levantará el confinamie­nto sin el “consenso” con las comunidade­s limítrofes ● Detectan hurtos “cariñosos” a personas que acuden a vacunarse ● Las infantas Elena y Cristina se vacunaron en Emiratos en una visita al rey emérito

- Un reportaje de Unai Yoldi Hualde Fotografía Javier Bergasa

No se cumplen 100 años todos los días. Menos aún en medio de una pandemia y justo el día en el que te toca recibir el antídoto que te protege del virus. Pero esta crisis sanitaria del coronaviru­s también tiene estas cosas, que hace extraordin­arias las historias de gente corriente como Ángela Eraso Lakidain, una vecina de Pamplona que ayer se convirtió en una mujer centenaria y que recibió el mejor regalo posible en estos tiempos: la vacuna. “Estoy muy feliz, tenía muchísimas ganas de vacunarme y me ha tocado justo el día de mi cumpleaños. Es el mejor regalo que podía tener porque ahora me podrán abrazar mis hijas”, confesaba tras recibir la dosis de Pfizer en el polideport­ivo de Azpilagaña.

Ángela rebosaba alegría mientras atendía a los medios presentes en el pabellón. “Me voy a hacer más famosa que las bailarinas”, bromeó en varias ocasiones. Acompañada de su hija Fabiola Belzunegui, realizó el circuito de vacunación y no vaciló cuando le llegó el turno: “No me ha dolido nada, estoy muy contenta”. La misma alegría tenía Fabiola que destacaba la “tranquilid­ad” que les da la vacuna: “Cuando ya sea inmune estaremos más tranquilas cuando vayamos a verla, sin tanto miedo a contagiarl­a.

Llevo un año sin poder abrazarla y sin darle besos, ahora con la vacuna será diferente”. “Estas son muy besuconas”, matizaba Ángela.

No aparenta la edad que tiene y esta centenaria vecina del barrio de Iturrama vive sola, aunque recibe las visitas asiduas de sus 10 hijos, nietos y biznietos. “Está estupendam­ente, es muy independie­nte. Se va a dar paseos de varios kilómetros y se hace la comida ella sola”, relataba Fabiola. “Es que no te creas que cocináis mejor que yo”, le replicaba con gracia su madre. No obstante, la pandemia ha sido dura para Ángela: “Aunque ella no lo reconozca ha sentido bastante soledad. Seguíamos yendo a verle pero no tanto, aunque también recibía las visitas de los vecinos.

También lo ha notado algo físicament­e, ya no sale a pasear tanto como antes”.

Tras los 15 minutos de espera y el visto bueno de una enfermera, Ángela y Fabiola abandonaro­n el polideport­ivo de Iturrama, que acogió la vacunación ayer de unas 780 personas mayores de 90 años. “Ahora vamos a casa a celebrar mi cumpleaños aunque el mejor regalo ha sido la vacuna, pero un poco de champán ya voy a beber, que me gusta mucho”, comentaba Ángela entre risas antes de montarse en coche. En tres semanas volverá para inocularse la segunda dosis y a los diez días será, por fin, inmune.

DE LA GRIPE ESPAÑOLA A LA COVID Ángela nació en Pamplona el 2 de marzo de 1921, justo tras la tragedia de la gripe española, que entre 1918 y 1920 se estima que acabó con la vida de más de 40 millones de personas. Ahora, cuando cumple un siglo de vida, le ha tocado vivir la pandemia del coronaviru­s, una situación que. Nunca se habría imaginado: “He vivido muchas cosas pero algo así no me esperaba, tener que llevar todo el día la mascarilla que incordia mucho”. El anterior episodio trágico que recuerda vivir es la Guerra Civil, cuando era ella una adolescent­e: “Cuando estalló la guerra yo tenía 15 años. Me acuerdo que todos los chicos se fueron a la guerra y nosotras nos pusimos a trabajar en el campo. Aquellos años fueron muy duros”. ●

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