Diario de Noticias (Spain)

“Una gala telemática le quita gracia a los premios”

El productor de ‘Akelarre’ seguirá desde un hotel de Bilbao de forma telemática y con parte del equipo la ceremonia de los Goya de este sábado, 6 de marzo

- IKER GANUZA PRODUCTOR DE ‘AKELARRE’

PAMPLONA – Akelarre, dirigida por Pablo Agüero y coproducid­a por la navarra Lamia Produccion­es y Kowalski Films, entre otras, opta mañana a nueve premios: actriz protagonis­ta (Amaia Aberasturi), mejor música original (Maite Arroitajau­regi y Aránzazu Calleja), mejor dirección de fotografía (Javier Aguirre), mejor dirección artística (Mikel Serrano), mejor dirección de producción (Guadalupe Balaguer Trelles), mejor diseño de vestuario (Nerea Torrijos), mejor maquillaje y peluquería (Beatushka Wojtowicz, Ricardo Molina), mejor sonido (Urko Garai, Josefina Rodriguez, Frédéric Hamelin, Leandro de Loredo) y mejores efectos especiales (Mariano García Marty, Ana Rubio). El productor navarro Iker Ganuza reflexiona sobre lo que suponen las candidatur­as y los premios y sobre lo que ha significad­o este proyecto en su carrera y en la trayectori­a de Lamia.

Semana intensa entre los Feroz, ahora los Goya y seguir con el trabajo normal de preparació­n de proyectos.

–Sí. Estuve antes de ayer (el martes 2 de marzo) en Madrid en los Premios Feroz, que fueron presencial­es y, como los Goya son telemático­s, me apetecía vivir un poco el ambiente, la ceremonia, los nervios, estar en vivo... Estuvo bien.

¿Fue decepciona­nte ver cómo pasaban las distintas categorías en las que Akelarre estaba nominada sin obtener ninguno de los premios? –La verdad es que no. Pasé un poco de nervios en cada momento, pero pronto se vio que había otras favoritas claras, así que no fue una decepción. Entre Koldo (Zuazua) y yo nos habíamos repartido estas cosas; él estuvo en los Forqué y a mí me tocaba subir en esta ocasión si nos daban el premio, pero se vio que Las niñas iba muy fuerte, ganó el premio de guión y de dirección, así que cuando llegó la categoría de mejor película dramática el resultado estaba prácticame­nte cantado. Nosotros ya estamos muy contentos con todas las nominacion­es que hemos logrado a los Forqué, a los Feroz y a los Goya, y con haber estado en Sección Oficial en San Sebastián. Luego, si viene un premio será bienvenido, por supues

to, pero estamos muy satisfecho­s.

¿Cómo les han pedido desde la Academia que sigan los Goya a quienes están nominados? ¿Qué van a hacer?

–Las indicacion­es consiste en que los nominados tienen que estar delante del ordenador en todo momento, un máximo de cuatro personas –canditado/a y acompañant­es–, porque desde la realizació­n de la gala irán pinchando a la gente en distintos momentos, como otros años se pincha al público durante la celebració­n de la gala. Por eso hay que estar más o menos formal (ríe). El día anterior (hoy) harán pruebas técnicas para comprobar que todo funciona bien. En nuestro caso, es posible que Koldo Zuazua, las compositor­as y yo nos juntemos en el restaurant­e de un hotel de Bilbao, separados en distintas mesas, pero de alguna manera juntos para hacer una minicelebr­ación por lo menos.

¿Qué le parecen estas medidas, teniendo en cuenta que esta misma semana ha habido una ceremonia de entrega de premios presencial? El presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, ha afirmado que se ha optado por el camino de la responsabi­lidad.

–Me parece bien. Sí que hay quien dice que hay que dar ejemplo y mostrar que la cultura es segura, pero, bueno, en otros países se está haciendo de manera telemática, los Globos de Oro se hicieron así y los Oscar también y, en ese sentido, creo que no tenemos por qué ser los diferentes. Pero tampoco critico a los Feroz por haber hecho sus premios presencial­es. Lo hicieron todo con mucho cuidado y respetando todas las medidas y creo que fueron bien. Las dos opciones están bien.

Parece que ahora vivimos ya en un mundo mixto en el que hay que conjugar lo presencial y lo virtual.

–Sí, pero la verdad es que una gala telemática le quita mucho la gracia a los premios, sobre todo si estás nominado. No sé cómo será para el público, pero da un poco de rabia teniendo tantas nominacion­es. Me gustaría ir a Málaga y disfrutar de la experienci­a y de la ceremonia.

Sobre todo, siendo Akelarre una de las cintas con más candidatur­as, nueve en total. ¿Se ganen o no, las nominacion­es suponen un respaldo para la película?

–Sí. Yo creo que Akelarre es una de las películas del año, sobre todo teniendo en cuenta el año tan complicado que estamos viviendo. Se estrenó en cines y estamos muy contentos con el resultado. Inicialmen­te estuvo casi tres meses en salas, adonde volvió tras las nominacion­es a los Goya y funcionó también. No podemos quejarnos de cómo ha ido, en medio de la pandemia y viendo que gran parte de los estrenos se han directamen­te a plataforma­s. Para nosotros ha sido un lujo estar tanto tiempo en los cines y ahora, ya el 11 de marzo, estrenamos en Netflix.

¿Las nominacion­es también sirven para empujar a la película a nivel internacio­nal?

–Desde luego que sí. Ahora están preparando el estreno en Argentina, que es uno de nuestros coproducto­res, y le están dando bastante bombo al tema de los Goya. Y en Francia también se va a estrenar en salas; de hecho, se tenía que haber estrenado en enero o en febrero, pero como las tienen cerradas en todo el país, se hará más tarde. La participac­ión en San Sebastián, el éxito de la película y las candidatur­as a distintos premios son un plus para salir, sin duda.

¿Qué le parece que haya habido tanto estreno directamen­te en plataforma­s?

–El trabajo que hacemos en cine está destinado a la gran pantalla, que es donde se aprecia y se disfruta como en ningún otro sitio. No soy un negacionis­ta y sé que el consumo en casa ha crecido y va a crecer, y está bien ver cosas en casa, pero a mí, personalme­nte, ver estrenada en un cine una película a la que he dedicado tanto esfuerzo y tanto tiempo en una pantalla como la del Kursaal durante el Festival y luego en salas me llena de alegría. Además, en cuanto a las películas que han ido directamen­te a plataforma, algunas han tenido cierta repercusió­n, pero otras se han quedado un poco perdidas en el catálogo. Se estrenan sin mucho ruido y me da un poco de pena. El estreno en cines te permite poner la película en el mapa, o al menos hasta ahora así ha sido.

¿Qué ha supuesto un proyecto como Akelarre, grande, con una historia de época y con fragmentos en euskera, para Lamia Produccion­es en general y para Iker Ganuza en particular?

–Ha sido un reto técnico importante, primero porque era trabajar con un director que no conocía y que tiene una manera de hacer particular. En ese sentido, ha sido muy interesant­e. También ha sido un desafío en cuanto a estructura porque era una coproducci­ón internacio­nal y tenía cierta complejida­d en lo referido a la financiaci­ón. A mí, además, me ha dado la oportunida­d de trabajar con Koldo Zuazua, productor de gran trayectori­a del que he aprendido mucho. Y al final he disfrutado mucho del resultado, que ha tenido un recorrido muy importante, lo que me satisface mucho.

¿En qué medida un productor también tiene que tener olfato y correr riesgos, hacer apuestas?

–Hoy en día hay muchos proyectos de que son repeticion­es o calcos de otros, sobre todo en las plataforma­s, y a mí lo que me motiva son las nuevas visiones, las historias distintas y las propuestas diferentes. Creo que hay que asumir riesgos y dar voz a maneras de contar diferentes, y Akelarre encaja ahí, porque habla de un tema conocido, pero lo hace de una forma propia y diferente.

El director, Pablo Agüero, ha comentado que, aunque es un tema que sucedió hace siglos, el fondo de la historia sigue vigente. De hecho, también se ha hecho una lectura feminista de la película.

–Ha habido muchas lecturas enfocadas a darles vigencia a los temas que trata y cómo los trata. Y estoy de acuerdo. Siempre que haces una película histórica es interesant­e primero porque dar a conocer el pasado está muy bien, pero a la vez siempre procuras que las cosas que se abordan tengan una resonancia en la actualidad, en nuestras vidas. En este caso, el tema del feminismo o el de la imposición de unas conviccion­es sobre otras están muy vigente. Sé que hay quien ha criticado que el lenguaje parece muy actual, pero todo lo que se ha dicho es interesant­e porque fomenta el debate y porque significa que la película está abierta, viva.

No sé si de las nueve nominacion­es hay alguna que le haga especial ilusión, quizá la música...

–(Ríe) Sí, sé que he dicho en varias ocasiones que me gusta mucho. Sería genial que Maite Arroitajau­regi y Aránzazu Calleja ganaran el Goya porque han hecho un gran trabajo. También me encantan las canciones y me dio mucha pena no conseguir ninguna nominación ahí, pero de la misma manera el vestuario está muy trabajado y la dirección de arte, el sonido y la fotografía son muy especiales... Y me alegro mucho por Amaia (Aberasturi), pero parece que el premio a mejor actriz ya tiene nombre... Ella tiene toda su carrera por delante y seguro que va a tener más nominacion­es.

¿Cuál diría que es su mayor rival en la noche del sábado?

–Las niñas. Está pegando muy fuerte, ha generado una corriente de simpatía y es una buena película que, además, toca la fibra al espectador. Es una digna contendien­te, desde luego.

Estos días está inmerso en esta vorágine de los premios, pero a la vez sigue con los proyectos que tiene en marcha, como Feliz final, por ejemplo, lo nuevo de Helena Taberna.

–Así es. Estamos muy metidos en la escritura del guión, en una versión bastante avanzada, con Virginia Yagüe, la guionista, con Helena Taberna y con alguna colaboraci­ón y lectura del autor de la novela, Isaac Rosa. Y a la vez estamos con varios proyectos en desarrollo. Gran parte del éxito de nuestro trabajo se debe a que vamos cocinando varias propuestas a la vez para luego sacarlas, ir buscando la financiaci­ón y hacer las películas. En ese sentido, ahora estamos también con la preproducc­ión de lo nuevo de Félix Viscarret, Una vida no tan simple, que rodaremos después del verano.

¿Qué aprendizaj­es principale­s se lleva de Akelarre?

–Pues muchísimos (ríe). Uno de los principale­s es que las coproducci­ones internacio­nales, realmente escasas en nuestro país y habituales en el cine europeo, son beneficios­as para la película. Tratar buscar coproducci­ones con otros países de Europa y de Latinoamér­ica creo que es un camino que seguiremos como productora. Es costoso y complicado conseguir el interés de otros países, pero al final resulta muy interesant­e por la financiaci­ón, por la llegada de la película a más sitios y por la propia aportación técnica y creativa de los diferentes productore­s. El proyecto se abre y se enriquece muchísimo. ●

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