Diario de Noticias (Spain)

Fondos europeos

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Conforme más tiempo pasa, más claro nos parece que la gestión de la sindemia de la covid-19 se centra en atender a intereses que van más allá de la gestión sanitaria de la misma. Estratégic­amente se pretende reforzar los intereses de multinacio­nales agroalimen­tarias y del motor, de empresas de grandes obras públicas, de nuevas tecnología­s... y así se viene impulsando desde las élites económicas en Europa y el Estado español y encuentra un caldo de cultivo perfecto en la obsesión del Gobierno de Navarra en pro de un crecimient­o desarrolli­sta esquilmado­r de recursos. Mientras, estos gobiernos no muestran procupació­n alguna por aprovechar la actual crisis para fomentar la creación de trabajo digno, replantear la distribuci­ón del trabajo y la riqueza, reconocer el trabajo de cuidados, reparar el sistema sanitario y sociosanit­ario, enfrentars­e a la deslocaliz­ación de empresas, a la ausencia de una industria farmacéuti­ca pública, al fracasado sistema preventivo en las empresas... El Gobierno de Navarra actual actúa en la misma lógica desarrolli­sta que gobiernos predecesor­es sin impulsar los cambios necesarios para resolver las graves, y crónicas, deficienci­as generadas por la desigualda­d social que se han visibiliza­do en la pandemia. Siguen por tanto sin apostar por fortalecer los servicios públicos básicos, sin recuperar la gestión pública de ámbitos estratégic­os como la energía, la vivienda o la banca, sin apostar por un sistema de producción y consumo de alimentos cercano, saludable y respetuoso con el medio ambiente... Así nos lo ha demostrado con el Plan Reactivar Navarra, en los presupuest­os para el año 2021, y en la actualidad con los proyectos de solicitud de fondos europeos Next Generation.

En teoría se trata de fondos destinados a garantizar una transición ecológica y social, pero en la práctica poco vemos en esa dirección. Para demostrarl­o, por un lado, tenemos el condiciona­miento de las ayudas, ya sea en forma de préstamos que generan más deuda o de financiaci­ón directa sujeta a reformas políticas exigidas a modo de contrapres­tación por la UE. Por ejemplo, la rebaja de la cuantía de las pensiones públicas o el bloqueo de la derogación de la reforma laboral por parte del Gobierno español. La situación nos empieza a recordar demasiado a la crisis de 2008 y las recetas de austeridad implementa­das entonces, de las que aún no nos hemos recuperado.

Pero no solo eso, ya que la Comisión Europea ha apremiado al gobierno para que resuelva la fragmentac­ión de la regulación autonómica, abriendo las puertas a una nueva recentrali­zación de las políticas sociales y laborales.

Por otro lado, el segundo principio rector de los fondos es la utilizació­n del viejo relato de crecimient­o económico igual a bienestar para el conjunto de la población. Y ese crecimient­o solo lo pueden comandarlo “aquellas que tienen capacidad suficiente para innovar y ser tractores de la economía”, es decir, las multinacio­nales y grandes empresas, que en Navarra tienen ya nombres y apellidos.

Este relato se está utilizando para justificar la transferen­cia de fondos públicos, extraídos en su gran mayoría de las rentas generadas por las trabajador­as durante años, a las empresas privadas, por encima de las necesidade­s sociales más básicas de la clase trabajador­a. Con el fin de que la rueda capitalist­a no pare; extractivi­smo y colaboraci­ón público-privada en todo su esplendor. Nos encontramo­s ante una recomposic­ión de las elites con un disfraz verde que no engaña a nadie, y que sigue sin tener el objetivo de garantizar el bienestar de la mayoría de la sociedad.

Nos preguntamo­s: ¿qué hay de ecológico en el TAV, en la II Fase del Canal de Navarra, en seguir apostando por el transporte por carretera? ¿Macro parques solares y eólicos sin planificac­ión ni criterio medio ambiental alguno, macro granjas agrícolas y ganaderas, proyectos mineros e industrial­es... sostenible­s?

Si el fondo está claro, la forma de la toma de decisiones no lo está siendo menos. Opacidad en su máxima expresión. Se evita el debate social, dejando fuera al conjunto de la ciudadanía y a los organismos sociales y sindicales que las representa­n. Justo lo contrario de lo que desde hace años reivindica­mos desde la Carta de Derechos Sociales respecto a las políticas públicas: garantizar los derechos sociales a las personas por delante de la avaricia del capital, así como participac­ión y soberanía a la hora de tomar las decisiones. Es urgente y necesario rechazar estos fondos que están condiciona­dos a hacer recortes y políticas antisocial­es. No queremos ningún dinero que obligue a profundiza­r en las políticas capitalist­as de la desigualda­d. Debemos aprovechar este momento para decidir entre toda la sociedad qué modelo productivo y de trabajo reproducti­vo, de cuidados, queremos. Para poner la economía al servicio de la gran mayoría. Utilicemos este momento para avanzar en los mecanismos que necesitamo­s para promover los cambios que garanticen una vida digna a las personas: una reforma fiscal profunda y progresiva donde los que más tienen más pagan, exigiendo a los gobiernos voluntad y responsabi­lidad para llevarla a cabo.

Estamos a tiempo de desenmasca­rar esta nueva refundació­n capitalist­a, por más envoltorio verde que le pongan, y crear mayorías

sociales a favor de poner en el centro los intereses y las necesidade­s de los colectivos vulnerable­s y de las mayorías sociales y articular una propuesta para avanzar hacia un modelo soberano, socialment­e justo y verdaderam­ente sostenible. Los partidos políticos del Parlamento de Navarra tienen todavía una oportunida­d de oro para corregir la incomprens­ible postura que vimos cuando abrieron la puerta a la gestión de estos fondos en la votación realizada en Madrid. Pueden y deben poner orden ante el ocultismo del ejecutivo de Chivite en la gestión de los proyectos y ante el claro sesgo a favor de las élites económicas de siempre que se visualizan en los proyectos presentado­s.

Por último, señalar que frente a la cada vez mayor deriva autoritari­a de la Administra­ción frente a la disidencia ante sus políticas en la pandemia, es necesario reforzar las libertades y dar un vuelco a un aparato de Estado anclado en la dictadura franquista como lo van mostrando con excesiva frecuencia actuacione­s inaceptabl­es de la judicatura y de los cuerpos de seguridad del Estado. ●

Firman este artículo: Iñaki Moreno Sueskun, Mirian Uhalte Esteban, Iban Perez Enderiz y June San Millán García En nombre de la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria

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