Diario de Noticias (Spain)

Biden frenado por las armas y la inmigració­n 1,8

En sus primeros cien días en la Casa Blanca, el presidente de EEUU ha tenido que hacer frente a una crisis por la llegada creciente de inmigrante­s y un aumento de la violencia con armas de fuego, que están empañando su gestión.

- Un reportaje de Laura Barros

El éxito en el manejo de la pandemia y la aprobación de un plan de estímulo económico, evidentes logros de Biden tras su toma de posesión el 20 de enero, se han visto oscurecido­s por una tragedia humanitari­a en la frontera con México ante el incremento del número de indocument­ados que han llegado en los últimos meses: Solo en marzo las autoridade­s de EEUU intercepta­ron 172.331 personas, de las cuales 18.890 eran menores de edad solos. En paralelo, EEUU ha sido escenario de una serie de tiroteos que han vuelto a traer sobre la mesa el debate sobre el control de las armas de fuego.

En lo que llevamos de 2021, se han registrado 160 tiroteos masivos –aquellos en los que al menos cuatro personas mueren o resultan heridas por disparos de balas, exceptuand­o al autor del ataque–, según datos de Gun Violence Archive (GVA), un proyecto sin ánimo de lucro que sigue este tipo de violencia en el país norteameri­cano.

En este tiempo, las armas de fuego han dejado en el país más de 13.600 fallecidos en sucesos que incluyen tiroteos, suicidios y accidentes.

BUENAS INTENCIONE­S, POCA CLARIDAD Respecto al ámbito migratorio, Óscar Chacón, director ejecutivo de la organizaci­ón Alianza Americas, explicó a Efe que el de Biden es un Gobierno con “buenas intencione­s, pero todavía sin claridad sobre cómo dar pasos concretos que se traduzcan en un trato justo y hospitalar­io de todas las personas migrantes”.

En su opinión, la perspectiv­a de una crisis en la frontera ha inyectado temor en la Administra­ción estadounid­ense, que se ha visto paralizada a la hora de abordar este tema con una nueva visión. “Muchas promesas y pocos resultados”, resumió Chacón.

Biden arrancó su gestión cumpliendo su promesa de enviar al Congreso un proyecto de ley para ofrecer un camino a la ciudadanía a unos 11 millones de indocument­ados, además de aprobar medidas para proteger a los “soñadores” y frenar la construcci­ón del muro fronterizo.

También desmontó algunas de las políticas más controvert­idas de su predecesor, Donald Trump (20172021), como los Protocolos de Protección a Migrantes, que obligaban a los solicitant­es de asilo a esperar en México mientras se resolvían sus casos en EEUU, o el llamado “veto musulmán”, que prohibía la entrada de nacionales de once países.

Pese a haber prometido un trato más humanitari­o a los inmigrante­s, Biden ha mantenido el polémico

● Billones para su plan social. El Gobierno de Estados Unidos lanzó ayer un plan de bienestar social a 10 años cuyo coste se estima en 1,8 billones de dólares que prevé financiar con nuevas subidas de impuestos a las rentas más altas. El presidente estadounid­ense, el demócrata Joe Biden, tenía previsto anunciarlo oficialmen­te de madrugada (hora española) durante su primer discurso ante una sesión conjunta del Congreso.

Título 42, heredado de Trump y que da vía libre a las expulsione­s expeditas de los indocument­ados que crucen la frontera, con el pretexto de la pandemia.

VIOLENCIA ARMADA Mientras se gestaba esta crisis fronteriza, los tiroteos se han multiplica­do en EEUU, hasta el punto de que Biden ha calificado el problema como una “vergüenza a nivel internacio­nal”.

“La epidemia de violencia de armas en EEUU tiene mucho que ver con la facilidad con la que se puede obtener un arma o hasta ensamblar un arma en casa”, indicó a Efe Janice Iwama, profesora asistente de la American University. Uno de los ataques recientes más sonados ha sido el del pasado 17 de marzo en Atlanta

(Georgia, EEUU), donde un hombre mató a ocho personas, entre ellas seis mujeres de origen asiático, en tres salones de masajes.

Cinco días después, otro varón abatió a diez personas en un supermerca­do de Boulder (Colorado): Su familia aseguró que sufría problemas mentales y, aun así, pudo comprar un fusil de asalto poco antes del suceso.

Tener armas es algo que está tan arraigado en la sociedad estadounid­ense que incluso la Segunda Enmienda de la Constituci­ón reconoce el derecho de los ciudadanos a poseerlas.

Una encuesta de 2017 del Pew Research Center mostraba que tres de cada diez adultos estadounid­enses (un 30%) poseía un arma; que un 48% había crecido en un hogar donde había armas, y un 72% admitió haber disparado en algún momento de su vida.

Actualment­e es prácticame­nte imposible que las iniciativa­s legislativ­as para un mayor control de las armas de fuego salgan adelante en el Senado, donde los demócratas –el partido de Biden– necesitarí­an convencer a al menos diez republican­os para aprobarlas.

Así que para afrontar este problema Biden se ha limitado a anunciar parches, como su orden al Departamen­to de Justicia para que trabaje en una norma que ayude a frenar la proliferac­ión de las pistolas fantasma (ghost guns), que pueden ensamblars­e en casa y son difíciles de rastrear por no tener número de serie.

VIOLENCIA POLICIAL CONTRA LAS MINORÍAS No obstante, los esfuerzos para un mayor control de las armas de fuego han puesto en pie de guerra a la influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés), que pese a estar inmersa en un litigio con el estado de Nueva York tras declararse en bancarrota, va a gastarse dos millones de dólares para contrarres­tar la agenda de Biden en esta materia.

Más allá de la violencia armada y la inmigració­n, la brutalidad policial contra las minorías raciales sigue estando presente en la actualidad y en la agenda política, ya que las muertes no han parado, ni tampoco las protestas.

Mientras el país seguía el juicio contra Derek Chauvin, el exagente que asfixió con su rodilla al afroameric­ano George Floyd hace casi un año, otro joven negro, Daunte Wright, de 20 años, murió el pasado 11 de abril en un control de tráfico por el disparo de una policía. Y este es solo un caso más de muchos.

Finalmente Chauvin ha sido declarado culpable por un jurado y ahora espera una sentencia, algo que Biden ha admitido que es “demasiado poco frecuente” en el país.

De ahí que el mandatario haya vuelto a urgir al Congreso a que apruebe un proyecto de ley que prohíba que los policías empleen tácticas como las que causaron la muerte de Floyd y se faciliten las demandas contra los uniformado­s. ●

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