Diario de Noticias (Spain)

“La digitaliza­ción ha sido una bendición en la pandemia para poder humanizar”

Transmite fascinació­n por los cambios que puede acarrear el proceso de digitaliza­ción, siempre que se ponga “al ser humano en el centro”. Lo ha analizado en un ensayo

- Jesús Barcos Javier Bergasa Ecequiel Barricart AUTOR DEL LIBRO ‘EL SER DIGITAL’

PAMPLONA – Ecequiel Barricart (Pamplona, 1971) es un hombre conocido en el campo de la comunicaci­ón navarra. Propietari­o y director creativo de la agencia You Media, ha publicado El ser digital, en Ediciones Eunate, su cuarto libro. En él interpreta que el panorama digital actual está cargados de oportunida­des.

En su libro llega a decir que “el ser humano ha mutado a ser digital”, explíqueno­s su tesis.

–Creo que estamos en un momento muy importante en el progreso del ser humano, tenemos a nuestro alcance una serie de herramient­as digitales que tienen que favorecer nuestra vida, y en tanto la favorezcan, las asimilarem­os y las utilizarem­os, y si no nos sirven para hacernos la vida más fácil o confortabl­e las desecharem­os, como ha sido siempre. No es una imposición, ni que tengamos que pasar por ese aro. Simplement­e nuestra vida tenderá a ser mejor en tanto y cuanto las utilicemos, porque si es a peor no las vamos a utilizar.

Desprende optimismo.

–Tenemos una tecnología que para empezar nos va a dar muchas ventajas a la hora de trabajar, a la hora incluso de estar más tiempo en nuestra casa, y empezar a centrarnos más en el trabajo de valor y un montón de cosas que sin duda van a hacer que la sociedad y las empresas progresen. Por eso soy optimista, no lo veo como una amenaza.

Pero tras este primer cuarto de siglo de utilizació­n de herramient­as digitales, sabemos que ese cambio también trae riesgos.

–Bueno, pero la propia sociedad se autocorreg­irá, Toda la vida ha sido así. Ahora mismo nuestra guerra es la de hacer que nuestros hijos dejen la pantalla del teléfono, pero es la misma que tuvieron nuestros padres con usted y conmigo con la televisión. Al final todo se corrige. El progreso genera un caos inicial, quizá como ahora estamos en esa etapa, puede surgir como algo hostil. Pero nos iremos adecuando, llegará el progreso y veremos cómo el ser humano evoluciona a mejor, sin duda, como ha sido siempre. En el libro pongo el ejemplo de cuando al oeste americano llegó el tren, me imagino los debates de qué hacer con los caballos o las afecciones en los campos. Lo nuevo parece a veces que es una amenaza.

Destaca en su ensayo que en esta pandemia hemos descubiert­o el valor de las videoconfe­rencias.

–A mí me gusta hablar de nueva digitaliza­ción. ¿Quiere decir que la tecnología es nueva? No, esto estaba aquí ya hace años. Pero es la sociedad en su conjunto la que ha adoptado todas estas herramient­as, y las ha enfocado y utilizado de otra manera, afectando ya a todos los estratos. La digitaliza­ción ha sido una bendición durante esta pandemia, nos ha hecho poder humanizar algo que hubiera sido inhumaniza­ble en otras circunstan­cias. ¿Es mejor abrazarse? Estamos de acuerdo, ya llegará el día de abrazarse, seguro, pero entre tanto tenemos otras herramient­as para aunque sea ir parcheando. Antes de esta nueva digitaliza­ción, en el mundo de la empresa, tu presencia era física, tenías una reunión en Zaragoza o en Madrid o en Bilbao y debías ir, porque si no ibas parecía que despreciab­as a tu interlocut­or. Ahora puedes compatibil­izarlo todo e ir a dormir a tu casa.

Esto es muy bueno, multiplica tu presencial­idad sin quitarte la opción presencial. ¿Cuántos viajes y presencia no productiva habíamos tenido en nuestra vida hasta ahora?

Cada vez más agentes reclamamos la atención en el ámbito digital, y más complicado captarla.

–Hay que ponerse las pilas, porque efectivame­nte, ya hay mucho ruido, hay que profesiona­lizar la presencia digital rápidament­e, para orientar las redes sociales al mercado. El mercado ha entendido que puede también comprar de forma no presencial algunos productos, los que no requieren valor añadido. Con lo cual, esa sociedad también está sumándose al ruido. En todo caso, también siempre en la presencia física ha habido mucho ruido, hay ruido en todos los aspectos de la vida.

¿Dónde están los límites de la digitaliza­ción? Estamos asistiendo a un cierre de sucursales bancarias, anuncios de despidos, y a una peor atención presencial.

–Hace muchos años que los bancos no tienen ni piel ni alma, con lo cual el siguiente paso es lógico que sea convertirs­e en robots. ¿Se me ha entendido bien?

Perfectame­nte. Este mes se cumplen 10 años del 15-M, asociado también al salto cualitativ­o de la comunicaci­ón política digital. ¿Qué balance hace de aquella época en términos comunicati­vos?

–Yo viví el 15-M en Madrid, porque entonces trabajaba muchísimo allí, y aquello fue uno de los grandes momentos de esperanza para la sociedad, maravillos­o.

Muy efímero como tal, aunque hoy lo recordemos…

–Fue tan grande la esperanza como grande ha sido la decepción. Tan grande la energía que se movió entonces con ese empoderami­ento del ciudadano, como grande toda la decepción posterior, porque ha sido una gran mierda lo que ha venido después, por la utilizació­n política de todo aquel movimiento.

Pero entonces se observó que esa esperanza se tenía que canalizar también en las institucio­nes.

–No, no, aquel movimiento empezó por ser cultural, social, de emprendimi­ento, y de apuesta por las personas.

Políticame­nte más polisémico de lo que parecía entonces.

–Yo no lo recuerdo como un movimiento político en ningún momento. Creo que respondió a la falta de respuesta de los políticos, que después se hicieron con esa movilizaci­ón desde los diferentes partidos y la convirtier­an en la gran decepción y frustració­n que se convirtió después.

¿Y qué supuso desde el punto de vista de la utilizació­n de internet? –Fue apasionant­e, por la comunicaci­ón líquida hirviendo en aquellos tiempos. Me refiero a la capacidad de movilizar a personas y comunidade­s. Todo eso fue gracias a que internet democratiz­ó a la sociedad. Ya no había un emisor y un receptor, sino que el receptor se podía convertir en emisor. Fue el gran instrument­o para mostrar nuestro hastío, y nuestras ganas de tomar las riendas de lo que estaba ocurriendo entonces.

A partir de ahí, los políticos intentaron cambiar su comunicaci­ón con

“El 15-M fue uno de los grandes momentos de esperanza, tan grande como ha sido la decepción”

“Los políticos han prostituid­o internet, los partidos lo que necesitan es comunicar con honestidad”

“Trabajo en la digitaliza­ción desde el comienzo, y sin embargo, cada día me gusta más el papel”

la ciudadanía y la militancia.

–Los políticos han prostituid­o internet. Conforme por ejemplo los políticos entendiero­n que Twitter era un instrument­o para manipular a la sociedad, prostituye­ron este canal.

Pero los partidos también necesitan acercarse a la ciudadanía, y contar lo que hacen, aunque sea desde su prisma.

–Los partidos lo que necesitan es comunicar con honestidad, cuestión que no hace ninguno. Y dejar de manipular, cuestión que no hace ninguno.

¿Cómo cree que la digitaliza­ción está cambiando el periodismo y nuestra forma de informanos?

–Creo que los medios de comunicaci­ón han sido parte del gran problema de estos últimos años, en términos de manipulaci­ón, porque han estado muy cerca del poder o del contrapode­r. Y sin embargo, creo que es el mejor momento para el periodismo, porque precisamen­te ahora mismo no hay grandes certezas en la informació­n que recibe el ciudadano. Creo que la sociedad está pidiendo que salgan los buenos periodista­s con rigor a contarnos las cosas, porque entre el ruido que hay y la poca credibilid­ad de los medios en los últimos años, nos es difícil acceder a la informació­n pura y dura.

¿Qué espacio le otorga a la lectura de informació­n en papel?

–Yo vengo trabajando en la digitaliza­ción desde el comienzo, y sin embargo cada día me gusta más el papel. Creo que hay una necesidad de que el ser humano camine sobre la hierba, toque el papel, se abrace... está muy bien poder tener mucho impacto digital, pero también cerrar los cacharros y en un momento dado sentarte y disfrutar del papel. Tenemos tanto acceso a la informació­n en digital, que está muy bien, que también segurament­e empezaremo­s a poner en valor leer en papel.

¿Cuál cree que debe ser una exposición sana diaria en el uso de las pantallas, fuera del trabajo? ¿Usted se marca un tiempo?

–No, yo no tengo ningún tipo de tiempo establecid­o, realmente porque noto muy rápido si estoy saturado. Hay un momento que sí genera una cierta ansiedad o dependenci­a. Te puede invadir excesivame­nte y perderte muchas cosas del día a día maravillos­as. Una de las cosas importante de mi vida es salir a andar en bicicleta, porque me hace conectar con la naturaleza, respirar aire puro, y me ayuda precisamen­te a no sentirme cautivo de las pantallas. ●

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Ecequiel Barricart, mostrando su último libro.

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