Diario de Noticias (Spain)

CUATRO MINUTOS FATALES

OSASUNA SE MANTIENE EN EL PARTIDO POR LAS PARADAS DE SERGIO HERRERA EN LA PRIMERA MITAD Y UN BUEN TRABAJO DEFENSIVO, HASTA QUE EL MADRID, SUPERIOR EN EL SEGUNDO TIEMPO, MARCA DOS GOLES EN UN MOMENTO

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Osasuna se mantuvo en pie en el partido gracias a la mano que le echó su portero, Sergio Herrera, con intervenci­ones vitales en el primer tiempo, hasta que cuatro minutos frenéticos del Real Madrid, cuando el encuentro comenzaba a enfilar la recta final, liquidaron sus opciones. Militao, que se empachó de cabecear como un delantero feroz, y Casemiro, con un gol de fortuna porque su control erróneo se transformó en una remate imparable, le dieron un triunfo aparenteme­nte cómodo al equipo de Zidane, una victoria marca de la casa, en la que un rival esforzado y abnegado no puede contener la presión de un rival de mayor calidad.

El Real Madrid, como correspond­e a una plantilla plagada de estrellas, también se supo trabajar el triunfo a base de paciencia. Osasuna, que logró defenderse a pesar de las dificultad­es, tuvo una presencia ofensiva mínima, con aparicione­s con poco peligro a pesar de que aceptó participar en un encuentro con ritmo, de mirar al frente hasta que el impulso del rival le arrinconó demasiado cerca de la portería y le llegó a fallar. Si se trataba de intentar de recortar distancias ante un rival gigante, Osasuna puede darse por satisfecho en esta apuesta. Para incidir en el marcador y tener opciones en forma de goles, aún queda un trecho por recorrer.

Que Osasuna lograra mantener la portería a cero en el primer tiempo, fue la mejor noticia. Quizás también que aceptara y participar­a en un partido abierto ante un rival que soltó toda una batería de balones desde las bandas y que, en los momentos de más lucidez, puso en serios y lógicos aprietos a los rojillos. Sergio Herrera

evitó tres goles en sendos remates de Hazard y Militao en dos ocasiones en los instantes de más intensidad –fueron tres minutos de locura ante un Osasuna desbordado–. El Madrid es el Madrid y tiene jugadores de sobra para incidir en el área rival con el repertorio que quiera y ayer fue especialme­nte palpable la batalla aérea con la que le retó a los rojillos. Fueron minutos intensos y comprometi­dos, de los que Osasuna no salió triturado y ello le dio posibilida­des y también un aire de rebeldía, de equipo sin un rol asumido. Manu Sánchez, en un centro chut que desbarató la manaza de Courtois cuando el balón se iba para dentro, firmó la mejor ocasión.

Arrasate va cumpliendo algunos de sus proyectos y hace un par de semanas anunció que necesitaba comprobar el estado del Chimy en el meollo de la competició­n, con el fuego de la Liga a su alrededor, sin contemplac­iones en la pugna y con puntos de por medio. Ayer le dio al argentino una prueba de altura, exigente, ante uno de los cocos del torneo. También soltó a un espíritu libre sobre la defensa del Real Madrid, un modo de incomodar a partir de un futbolista sorprenden­te. El Chimy expuso su tradiciona­l vigor, se buscó la vida para soltar un zurdazo en una acción de control y disparo, y sintió la alegría del gol en el último minuto del primer acto. Estaba en fuera de juego, pero los avisos llegan de cualquier modo.

Osasuna regresó bien al partido tras el paso por los vestuarios y tuvo dos aparicione­s interesant­es cerca de la portería de Courtois. En la primera, fue Moncayola quien se topó con el pivot belga, tras un disparo desde el borde del área, y en la segunda, a Javi Martínez se le escurrió de la bota un centro delicioso de Roberto Torres que le dejó solo delante del portero, pero que se quedó al final en un balón sin posibilida­d de control.

Osasuna comenzaba a estar rodeado, demasiado metido en su campo, sin caminos por los que escabullir­se de la presión del Madrid, cuando Arrasate metió un par de cambios para dar aire en el ataque y en el enganche. Budimir y Darko saltaron al campo en lugar del reaparecid­o Chimy y por Javi Martínez. No hubo ninguna reacción porque el Real Madrid se estaba desbocando. En un córner, por fin Militao encontró el premio del gol tras una noche de esmero en su misión como ariete. Cuatro minutos después, con Osasuna recomponié­ndose tras doblar la rodilla, Casemiro hizo el gol del torpe, haciendo de un control pésimo un remate inapelable. Ante un grande, la suerte generalmen­te se viste con su camiseta. Son algunas de las cosas para mejorar, cambiar. ●

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Casemiro despeja ante Lucas Torró.
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2 Javier Saldise f Chema Moya (Efe)
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