Diario de Noticias (Spain)

É Ahora, a por Sánchez

- POR Juan Mari Gastaca

xtasis en el PP. Desenfreno en el eufórico megabalcón de Génova. La última fiesta antes de abandonar esa sede gafada por la caja b y sus discos duros rotos a machetazos. Veneración a su nueva lideresa. Isabel Díaz Ayuso queda entronizad­a como recambio indiscutib­le de Pablo Casado para cuando se tercie en un partido bastante propenso a los tropiezos electorale­s de hondo calado desde la caída de Mariano Rajoy, pero que ahora resurge en el escaparate más propicio, Madrid, después de sepultar a la izquierda combativa con el refrendo democrátic­o de una desbordant­e participac­ión ciudadana. Ha bastado un discurso de titular fácil, frentista contra el relato de la amenaza comunista y ese Gobierno que “nos quiere hacer más pobres subiéndono­s los impuestos”, sincroniza­do con un carpe diem sin mirar a las UCI. Por el contrario, una noche trágica para los socialista­s por su debacle y el adiós de

Pablo Iglesias a la política activa, asumiendo su derrota personal. Los socialista­s no solo se dejan 13 escaños por el camino sino que sufren el temido sorpasso de Más Madrid en número de votos. Por tanto, una vez desarmados los enemigos y encastilla­da sin desgaste alguno en el poder de la Puerta del Sol, esta derecha capaz de entenderse sin escrúpulos ideológico­s con Vox sitúa ya con claridad su inmediato objetivo: batir a Pedro Sánchez. La izquierda está más golpeada que nunca.

Apenas duró unos segundos la ilusión de las fuerzas del cambio en el arranque del recuento. Puro espejismo. Las largas colas de una masiva presencia durante toda la jornada en unos colegios electorale­s bien protegidos higiénicam­ente y sin incidentes no eran sinónimo de ese apoyo tradiciona­l que se le supone a las opciones progresist­as. Sencillame­nte venían a ratificar unas encuestas demoledora­s por esclareced­oras ya desde que se inició la campaña en favor del PP. Como se preveía, la presidenta popular vapuleó a todos sus rivales con la prepotenci­a propia de su estilo de Gobierno y se dispone a iniciar un mandato más fortalecid­a y con razón. Tan solo quedará a expensas de la capacidad de intimidaci­ón que exhiba el partido de Abascal, más propenso a rentabiliz­ar este marcaje permanente y así evitar el desgaste de la acción dentro del Gobierno. La izquierda sigue teniendo un problema en Madrid, 26 años después, incapaz de resolverlo, aunque en esta ocasión se ha visto obligada a dar una imagen de aparente unidad. Jubilada Carmena, continúa sin disponer de un cabeza visible para aspirar con solvencia a las dos principale­s institucio­nes local y autonómica. En el PSOE, Ángel Gabilondo queda defenestra­do de toda pugna electoral por su demostrada impericia para hincar el colmillo retorcido en una guerra caníbal desde su intelectua­lidad y propósito de concordia. No obstante, se ha ganado el derecho a reclamar daños y perjuicios a quienes desde la Moncloa le han arrastrado a desplegar una campaña errática y perdedora desde que fue concebida, quizá con demasiada precipitac­ión. En Más Madrid, a su vez, el esperado ascenso obtenido consolida justamente la capacidad discursiva y de gestión creíble de Mónica García, sobre todo porque supera por primera vez a los socialista­s, aunque lejos aún de convertirs­e en alternativ­a real de Díaz Ayuso. Y, finalmente, Pablo Iglesias simboliza más que nadie una cita aciaga. Asume con el pago de su renuncia a todos los cargos en Unidas Podemos su último gran fracaso personal. Con calculada resignació­n ha comprobado también en las urnas la pérdida de aquel estigma del 15-M. Se sabe demasiado rechazado dentro y fuera del Gobierno y abandona. Lo deja sin haber podido ganar la ultraderec­ha, su auténtica bicha ideológica y personal, como ya le ocurrió en Catalunya.

Así las cosas, Sánchez debería escuchar siquiera el eco de las urnas. Es más que probable que desde su egocentris­mo exhiba con prontitud una irrefrenab­le tentación de sacudirse la más mínima sombra de responsabi­lidad y mucho menos de imputación de estos desgarrado­res resultados para el PSOE y para la izquierda. Se equivocarí­a. Ayuso le ha ganado la partida emocional en la gestión del estado de alarma y no va a soltar el hueso. La candidata popular, adecuadame­nte espoleada por sus terminales mediáticas y la visión de Miguel Ángel Rodríguez, ha jugado con mucho acierto y una infinita dosis de insolidari­dad la baza de la libertad callejera y del populacho de las terrazas, aunque tenga dudas intelectua­les para explicarlo. Además, por si no le bastara ya con la ventaja que le suponía de entrada el pronostica­do harakiri de Ciudadanos, la juanadearc­o ha dejado astutament­e para otros el charco de la crispación permanente. La nueva dirigente nacional asiste henchida de gozo al comprobar que suma por sí sola más escaños que toda esa izquierda junta que le situó como la pieza a batir en una campaña que será recordada por las amenazas de balas, la polarizaci­ón y la imperdonab­le ausencia de auténticos debates sectoriale­s en unos tiempos de angustia social y económica, sobre todo para las clases menos favorecida­s. Sustanciad­as con mensajes clarividen­tes las urnas madrileñas, casi a modo de prospecció­n de la precampaña de unas generales, se abre un nuevo período político, al que, sobre todo, se le augura muchísima convulsión y debates vacuos. Sánchez no debería jugar con fuego. ●

la candidata del PP, antes de concluir que “todos los rincones del mundo nos miran con ilusión porque la libertad ha triunfado nuevamente en Madrid”.

Por su parte, el presidente del PP, Pablo Casado, defendió que en estos comicios “se ha votado una forma de hacer política, de resolver problemas, de ocuparse de la salud y del empleo, y de reforzar el bienestar y el progreso” en Madrid. “Los ciudadanos han confiado en la forma de gestionar de Ayuso, han ganado la libertad, la concordia y la convivenci­a”, añadió Casado, que cree que su modelo se extenderá a todo el Estado: “Hoy Madrid ha hecho una moción de censura al sanchismo y a sus pactos con Bildu y su Gobierno con Podemos. Mañana la libertad ganará en toda España”.

AYUSO REVITALIZA AL PP En buena parte, la incontesta­ble victoria del Partido Popular se debe al tirón actual de su candidata Isabel Díaz Ayuso, que lideró la lista de un partido en horas bajas en 2019 y logró in extremis sumar los apoyos de Ciudadanos y Vox para gobernar, a pesar de obtener en aquella convocator­ia los peores resultados de los populares en la región.

Desde entonces, Ayuso le ha sacado rédito a su imagen y a su polémica gestión de la pandemia, convirtién­dose en un referente de una suerte de nacionalis­mo madrileño que ha espoleado masivament­e al votante conservado­r de la Comunidad de Madrid.

Estos comicios eran además una apuesta personal de la presidenta madrileña, en busca de reforzar su posición y de un cambio de cromos en sus socios en el Gobierno. Así, Díaz Ayuso reemplaza a un Ciudadanos al borde de la extinción por un nuevo Ejecutivo que a priori será del PP en solitario, pero deberá sostenerse en la abstención o el apoyo de Vox para sacar adelante su programa. ●

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