Dos tortugas hermanas se reencuentran tras surcar el mar 7 meses
VALENCIA – Dos tortugas hermanas nacidas en Ibiza se han reencontrado en el Oceanogràfic de Valencia, después de recorrer cientos de kilómetros durante aproximadamente siete meses por el mar Mediterráneo en singladuras distintas y alejadas. Se trata de Marina, que fue rescatada por una embarcación de pesca de Valencia, y de Xeresa, que apareció varada en Dénia (Alicante). Ambas nacieron del primer nido de tortuga marina encontrado en Ibiza en 2019 y fueron introducidas en el mar el pasado mes de octubre. La odisea de ambas tortugas bobas (Caretta caretta) aporta información relevante a los científicos gracias a los emisores satelitales que portaban y los datos obtenidos tras su ingreso en el centro. Los dos quelonios formaron parte de una herramienta de conservación para aumentar la supervivencia tras el nacimiento, llamada head-starting, y llevaban incorporado un chip de identificación similar al usado en mascotas y un emisor satelital instalado por los técnicos de la Conselleria balear de Medio Ambiente y la Universitat Politècnica de València. Marina fue recuperada accidentalmente por el pesquero de trasmallo de València Esmeralda II, cuyo patrón activó el protocolo de rescate de la Red de Varamientos, compuesta por la Conselleria valenciana de Agricultura y Medio Ambiente, la Universitat de València y la Fundación Oceanogràfic. La tortuga presentaba neumonía por aspiración y ahora se encuentra en el Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar (ARCA del Mar) de la Fundación Oceanogràfic. Xeresa apareció varada el pasado 2 de abril en las costas de Dénia (Alicante), fue rescatada gracias al aviso de la Policía Local y ahora se recupera, al igual que su hermana, en el ARCA del Mar a la espera de ser devuelta al Mediterráneo.
Un submarino catalán bate el récord de profundidad al sumergirse hasta los 10.706 metros
BARCELONA – El ingeniero lucense Héctor Salvador ha batido el récord de profundidad de España al bajar a uno de los puntos más profundos de la Fosa de las Marianas, hasta los 10.706 metros, con el submarino DSV Limiting Factor, construido por la empresa catalana Triton Submarine EMEA. El hito se logró el pasado 18 de abril, cuando Salvador descendió al fondo del abismo de la Sirena –el punto más profundo de la Fosa de las Marianas, en el Pacífico, y el tercero del mundo– como especialista de misión y copiloto del australiano Tim Macdonald. La inmersión, de más de doce horas, se llevó a cabo en el único sumergible certificado para operar en cualquier profundidad de cualquier océano, un submarino construido por la filial europea de Triton Subarmines LLC y propiedad de Caladan Oceanic, considerado el único vehículo capaz de trabajar en las condiciones extremas de la zona hadal. El objetivo de la misión, la segunda más profunda de la historia, era localizar y recuperar un módulo científico que se había quedado atrapado en el lecho marino el día anterior, tras lo cual la tripulación tomó muestras del tejido microbiano presente en los sedimentos de la fosa, de gran interés para la comunidad científica y que ya está siendo analizados.
La UE autoriza por primera vez el consumo alimentario de un insecto
BRUSELAS – La Unión Europea ha autorizado por primera vez el consumo de un insecto como alimento, en este caso de gusano de la harina o larva de escarabajo oscuro (Tenebrio molitor larva), ya sea como snack o como ingrediente para elaborar otros alimentos. El consumo de este insecto ha sido aprobado por los expertos de los Estados miembros, reunido en el Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos de la UE. Bruselas había propuesto su autorización tras conocer la opinión de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. Este organismo determinó en enero de este año que el consumo de este insecto por parte de humanos “no es perjudicial desde el punto de vista nutricional”, así como que “no existen problemas de seguridad”. También descartó problemas relacionados con la estabilidad del alimento siempre que éste cumpla con unos límites específicos. La EFSA advirtió, no obstante, que el consumo del gusano de la harina puede provocar reacciones alérgicas a sus proteínas en personas alérgicas a los crustáceos o a los ácaros del polvo.