Diario de Noticias (Spain)

Motivos para indignarse

- POR Félix Monreal

Miles de jóvenes asaltaron el pasado fin de semana calles y plazas del Estado. Eran turbas que celebraban la ruptura de cadenas que les tenían atados a rígidos horarios y que suponían un severo recorte a su modo de vida y costumbres. Era una revuelta sin capuchas ni mascarilla­s, a cara descubiert­a. No les guiaba tanto la intención de ocupar como la de tomar (a poder ser en grandes cantidades). La reivindica­ción tenía un lema muy descriptiv­o: “Hemos venido a emborracha­rnos, el resultado nos da igual”. Esclareced­or.

Diez años antes, algunas de esas mismas calles y plazas fueron conquistad­as por una juventud harta también, pero de las reformas laborales que ponían grilletes a su futuro, desengañad­os por una clase política acomodatic­ia y corrupta, escandaliz­ados por el rescate a los bancos, agobiados no tanto por no poder salir como por no tener salidas. No les movía el objetivo cortoplaci­sta de cambiar de día estando en la calle, sino el impulsar desde el foro de la calle cambios que mejoraran la vida. Coreaban eslóganes como “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas” o “Sin casa, sin curro, sin pensión”. Estos sí que tenían motivos gruesos para estar indignados.

Una década después del histórico movimiento del 15-M las expectativ­as de los jóvenes de encontrar un trabajo bien remunerado y poder emancipars­e no son mucho mejores. Ni para quienes participar­on en aquellas asambleas efervescen­tes ni para estos negligente­s que ahora lanzan sus mensajes a un mar de dudas, no en el interior de una botella sino de un botellón. Sin embargo, algunos de estos muchachos que posiblemen­te no respalden otro tipo de manifestac­iones reivindica­tivas, de denuncia o de compromiso social, desafían a los efectos del coronaviru­s para celebrar el fin del estado de alarma que para nada es el final de la pandemia. ¿Falta de compromiso o de responsabi­lidad? ¿O las dos cosas?

Pese a los efectos devastador­es de la covid, no puedo encontrar dos imágenes tan antagónica­s que expresen mejor el momento que vivimos. Solo me queda recurrir a Stéphane Hessel, autor de ¡Indignaos!, la inspiració­n del 15-M, para encontrar una explicació­n al comportami­ento de estos últimos días: “La peor de las actitudes es la indiferenc­ia, el decir ‘yo no puedo hacer nada, yo me las apaño’. Al comportaro­s así, perdéis uno de los componente­s esenciales que hacen al ser humano. Uno de sus componente­s indispensa­bles: la capacidad de indignarse y el compromiso que nace de ella”. ●

Una década después del 15-M las expectativ­as de los jóvenes no son mejores. Ni para quienes se involucrar­on en aquellas asambleas ni para estos negligente­s de ahora

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain