EL CONDESTABLE EXPONE 50 AÑOS DE TRAYECTORIA ARTÍSTICA DE LUIS GARRIDO
Una exposición retrospectiva recorre hasta el 20 de junio en el Condestable 50 años de trayectoria del artista pamplonés. Naturaleza viva retratada desde el respeto y la honestidad.
Luis Garrido (Pamplona, 1951) vive y siente la naturaleza, que contempla con ojos limpios y abiertos a la belleza, la serenidad, otras veces la inquietud; en definitiva, a la vida.
Pintor del natural, el artista pamplonés comparte con el público cincuenta años de trayectoria en una exposición retrospectiva, la primera de esta envergadura que se le dedica, y que puede disfrutarse hasta el 20 de junio en la primera planta del Palacio del Condestable.
Más de un centenar de obras, entre pinturas y dibujos, lucen en las salas 1 y 2 del edificio de la calle Mayor. Cuadros realizados en diversas técnicas y de distintas épocas, en una muestra que diferencia dos periodos temporales de la trayectoria artística de Garrido: desde 1967 hasta los años 80, cuando aún era alumno de la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona y en la que realizó obras en la capital navarra; y una segunda etapa con obras creadas desde mediados de los 80 hasta la actualidad (2020) y en la que la naturaleza es principal protagonista.
Y es que en el año 1982, su deseo de “vivir más cerca de la naturaleza” llevó a Luis Garrido a mudarse a Tirapu, y ese entorno natural y sus alrededores es desde entonces motivo de sus cuadros.
La muestra, que el propio pintor presentó ayer en compañía del director del área de Cultura e Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona, Jorge Urdánoz, recoge ese paso primero de la figuración al expresionismo, y
de ahí una vuelta a lo figurativo, a través de óleos, fundamentalmente, pero también obra realizada al temple, guache, dibujos, acuarelas y collages. Los cuadros, entre los que se encuentran dos que forman parte de la Colección de Arte Contemporáneo del Ayuntamiento de Pamplona y una obra cedida por la Universidad Pública de Navarra (UPNA), están acompañados con textos procedentes del libro Conversaciones con artistas navarros, editado en 2008 y en el que Pablo Jiménez Burillo analiza la evolución artística de Luis Garrido.
La exposición acompaña al artista desde su inicial planteamiento cercano a los movimientos eclécticos de vuelta a la figuración en una pintura que asimila tanto las vanguardias de principios del siglo, como los movimientos de crítica social (presente en obras que cuestionan y denuncian los mensajes publicitarios), hasta el retorno de Garrido a la pintura de paisajes y bodegones. En esta última fase el creador plasma su obra con un sentido de la monumentalidad y de la esencialidad, aproximándose en los lienzos a una fría analítica, llena de complejidades interiores.
PINTAR AL AIRE LIBRE
“Me siento como un pastor de la naturaleza”
Como dice Garrido, “más que el lenguaje de su pintura, es el lenguaje de la naturaleza el que se expresa” en sus cuadros. Una naturaleza que contempla y retrata con honestidad y respeto. Con verdad. Movido quizá por un interés concreto por la luz del momento, por la tonalidad de un campo o de una flor, por una idea o inquietud que ronda por la mente del pintor, por su estado de ánimo en ese instante, o por todo ello junto.
El artista, más que buscar, encuentra mientras pasea con una actitud “abierta” a cualquier descubrimiento. Y no es su intención hacer una instantánea fotográfica de lo que ve, sino transmitirnos la esencia de lo que ese paisaje le cuenta.
“Mi padre me contaba que de chaval era pastor, y yo me siento un poco así, como un pastor, que en vez de cuidar ovejas, está pintando al aire libre”, dice Luis Garrido. Pintar del natural, reconoce, “no es fácil, tiene sus incomodidades. Estar tanto tiempo sentado, o aguantando en ocasiones frío y viento; he llegado a pintar del natural nevando, también”, dice, aunque cada vez busca más la agradable brisa primaveral o el calor del verano, y también el otoño, para crear sus cuadros. Y en estos momentos de crisis y restricciones que vivimos, valora con mayor consciencia algo que siempre ha apreciado: “Sentir el aire, el viento... disfrutar del momento en la naturaleza”, que sobre todo le aporta, dice, “relajación”.
Además de Tirapu y sus alrededores –Añorbe o la zona de Unzué–, están inmortalizados en los cuadros de esta retrospectiva parajes naturales de Tierra Estella y alguno de la
LUIS GARRIDO
Isleta del Moro, en Almería, donde el pintor pamplonés pasó una larga temporada.
Pertenecientes a la primera etapa pictórica, que realizó en Pamplona, se exhiben obras realizadas en la Rochapea, el entorno del río Arga, el casco viejo de la ciudad (Plaza del Castillo, la calle Chapitela), Ezcaba, la Magdalena y Txantrea, entre otros lugares, así como diversos retratos y estampas de fábricas, tejados, chimeneas o cobertizos.
Poco a poco el recorrido va entrando con fuerza en un expresionismo en el que se inscriben retratos, de nuevo paisajes de su Pamplona natal y alrededores, u obras que reflejan el contraste entre el campo y la ciudad.
En 1975, la trayectoria de Luis Garrido se vio abocada a un cambio mayor: el artista se implicó directamente en las convulsiones derivadas de los trascendentales cambios políticos del momento y puso su pintura al servicio de sus inquietudes sociales e ideológicas. Surgen entonces viñetas narrativas que hablan de los temas entonces en debate, como lo opresivo del trabajo, o en torno a las primeras reflexiones sobre la invasión de una incipiente sociedad de consumo. Se enmarcan aquí sus collages que, con una estética pop, surgen con vocación de ser anti-pop, con intención de hacer una crítica sobre la publicidad y los mensajes que nos manda.
A TIRAPU
Un nuevo comienzo que continúa hoy
En 1980, Luis Garrido abandonó por un lustro la práctica artística, y, como relata Pablo Jiménez Burillo en los textos que recoge el catálogo de la exposición, cuando volvió, en 1985, lo hizo con un cuadro cargado de simbolismo: Hiru. “La imagen de un tren que pasa, de algo –querido, por supuesto– que se va, simbolizando con el niño que mira y que, de alguna forma, remite al propio pintor. Pero también es la imagen de alguien que queda, del paseante que ha visto pasar el tren. Ello tiene que ver con la vida del propio Luis Garrido, que se va a hacer más tranquila y centrada en el campo en un pequeño pueblo cerca de Pamplona”, recoge el texto aludiendo a Tirapu, donde desde entonces reside el pintor.
Se inicia así una etapa que hoy, por fortuna para quienes admiramos el arte de Garrido, continúa, y en la que el artista se pone al servicio de la naturaleza. De su autenticidad y belleza; de su serenidad y, en ocasiones, de su inquietud. De su delicadeza y su fuerza expresiva.
Bordas, olmos, peñas, cepas, parras, álamos, pensamientos, manzanillas, ontinas, camelias, viñas, pajeras y carrascales; almendros, amapolas, zarzas, esplendorosos campos de cebada y evocadores caminos, se abren ante nosotros en estos cuadros que son fragmentos de esencias de la realidad creados, como dice Jiménez Burillo, “con rotundidad y un dominio perfecto”. Un deleite para los ojos y el alma. ●
“La naturaleza me aporta sobre todo relajación, aunque también inquietud”
Pintor
‘ANA TRAMEL. EL JUEGO’, APUESTA DE TVE. La actriz Natalia Verbeke estuvo ayer presente en Tudela para presentar la nueva serie de TVE Ana Tramel. El juego, que saldrá próximamemte en pantalla. Berveke protagoniza una historia basada en la novela de Roberto Santiago sobre la adicción al juego. La actiz interpreta a una abogada en horas bajas. También actúan Unax Ugalde y Maribel Verdú. ‘LA VIDA ERA ESO’. En el marco del festival Lo Que Viene también se presentó ayer en Tudela la ópera prima de David Martín de los Santos La vida era eso. La vida de María (Petra Martínez), una mujer mayor leonesa que vive en Bélgica, cambia su vida tras conocer a Victoria (Anna Castillo) una joven almeriense que está labrando su vida. La relación entre ambas cambiará a María, habrá un antes y un después.