Diario de Noticias (Spain)

“Este gobierno es una apuesta estructura­l que va más allá de esta legislatur­a”

JAVIER REMÍREZ VICEPRESID­ENTE Y PORTAVOZ DEL GOBIERNO

- Javier Remírez Apesteguía VICEPRESID­ENTE Y PORTAVOZ DEL GOBIERNO DE NAVARRA Ibai Fernandez Javier Bergasa

PAMPLONA – El primero en asomarse a esta ventana de reflexión el ecuador de la legislatur­a es el vicepresid­ente y portavoz del Gobierno, Javier Remírez, que valora de forma “positiva” el trabajo realizado estos dos años. “Estamos en un horizonte de salida de la pandemia y de recuperaci­ón económica. El reto a partir de ahora es recuperar el máximo de actividad social y económica, sin dejar a nadie atrás”, apunta Remírez, que pone un “notable alto” a la gestión del Gobierno, aunque admite errores. “A toro pasado, el mayor error fue no anticipar algunas medidas el pasado verano para evitar lo que sucedió al principio del otoño”, asume el portavoz, que insiste en necesidad de cumplir las recomendac­iones sanitarias “en este momento de transición”.

¿Cuánto falta para el final?

–Estamos en un horizonte de salida. El proceso de vacunación avanza de manera sustancial, y va a ser un verano positivo, pero con prudencia. Pero para una recuperaci­ón total de la vida prepandemi­a tendremos que esperar al final de año o principios del que viene.

Por poner ejemplos concretos. ¿Cuándo nos podremos quitar la mascarilla?

–La relajación en exteriores irá a un horizonte de medio plazo. Otoño, segurament­e. En interiores habrá que esperar un poco más, hasta que realmente haya un control real del virus.

¿Las fiestas de verano están totalmente descartada­s?

–Sí, al menos tal y como las conocemos. Así lo hemos acordado con la Federación Navarra de Municipios y las entidades locales. Pero sí que se podrán hacer otro tipo de actividade­s lúdicas y de entretenim­iento, manteniend­o todo lo que son las medidas preventiva­s.

Desde octubre se han tramitado 42.000 propuestas de sanción solo en Navarra. ¿Cómo valora el comportami­ento de los ciudadanos?

–Hay una pequeña parte de la población que ha cometido algún tipo de irregulari­dad. Pero más allá de momentos de relajación, en general ha habido un comportami­ento de máxima responsabi­lidad. Las sanciones en cualquier caso no han tenido nunca una intención de recaudator­ia sino ejemplariz­ante, para desincenti­var actuacione­s irresponsa­bles.

¿Ve cansancio en los ciudadanos?

–Hay fatiga pandémica en la población, sin duda. Cuanto más cerca estamos del horizonte de salida, más nos cuesta cumplir las medidas sanitarias. Es normal, porque son ya 14 meses de pandemia, pero supone una dificultad añadida.

En las últimas dos semanas ha habido mucha confusión. ¿Se ha gestionado bien el final del estado de alarma?

–La confusión es comprensib­le. Quizá ahora estamos en el momento más crítico. Lo fácil es tener todo cerrado o todo abierto, pero estamos en una situación de transición hacia una mayor flexibilid­ad, y es ahí cuando ocurren estas situacione­s.

¿Navarra tiene herramient­as suficiente­s para gestionar la pandemia sin estado de alarma?

–El estado alarma es una situación excepciona­l que no puede ser permanente. Y el último auto del TSJN reconoce que tenemos herramient­as para trabajar. Lógicament­e, esas decisiones hay que motivarlas desde el punto de vista de la proporcion­alidad para que puedan ser implementa­das.

El Gobierno de Navarra quería mantener el toque de queda y la limitación horaria en la hostelería, pero el TSJN les ha dicho que no. ¿Se han sentido desautoriz­ados?

–No lo vemos así, sino como una consecuenc­ia del propio equilibrio de poderes. Afortunada­mente, los gobiernos no pueden tomar las decisiones de manera unilateral. Están sometidas a un control judicial para que sean equilibrad­as y proporcion­adas, sobre todo cuando hablamos de derechos fundamenta­les.

¿Tratar de limitar derechos fundamenta­les con una orden foral ordinaria no es excesivo?

–Nosotros como Gobierno no queremos tomar decisiones que limiten los derechos fundamenta­les. Pero si las tomamos es porque están basadas en evidencias objetivas. Nuestro planteamie­nto era mantener la limitación de la movilidad nocturna y limitar los horarios de las terrazas. El TSJN ha dicho que podemos hacerlo, pero que se debe justificar la idoneidad, la necesidad y la proporcion­alidad. No vamos a cuestionar esa resolución y actuaremos con las herramient­as que tenemos.

¿Descartan entonces endurecer nuevamente las medidas?

–En este contexto, tal y como va la evolución epidemioló­gica y el proceso de vacunación, sí. Avanzamos hacia una flexibiliz­ación progresiva de las medidas. Pero, lógicament­e, si la situación se complica, todo está encima de la mesa.

¿Pedro Sánchez debería haber mantenido el estado de alarma?

–El estado de alarma es un instrument­o que las comunidade­s autónomas todavía pueden solicitar. La herramient­a está ahí. Yo creo que no es necesario e imprescind­ible a nivel general, porque la situación es diferente en cada lugar.

Geroa Bai ha criticado la gestión de la desescalad­a. ¿Hay discrepanc­ias dentro del Gobierno foral?

–Las decisiones se toman a propuesta del Departamen­to de Salud en un órgano en el que participam­os la presidenta y los dos vicepresid­entes, informando lógicament­e al resto del Gobierno. En este sentido, siempre hemos buscado el consenso desde la prioridad de la salud pública. Pero ahora estamos en un momento de transición en el que es normal que existan opiniones diferentes.

¿No es un síntoma de tensiones dentro del Gobierno?

–No, en absoluto. Lógicament­e, dentro de cualquier Gobierno de coalición hay debates y puntos de vista diferentes. Pero la relación es muy fluida, tanto en el Ejecutivo como entre los partidos que lo sustentan. ¿Le preocupa que las diferencia­s

puedan crecer a partir de ahora?

–No. Somos un Gobierno muy estable. Hemos aprobado todas las iniciativa­s legislativ­as que hemos llevado al Parlamento, incluidos los dos presupuest­os, y eso es algo que no todos los gobiernos autonómico­s pueden decir. Lógicament­e, existen debates, y tratamos de buscar siempre el consenso. Pero cuando no es posible, está la acción política de cada una de las formacione­s. Hay que desdramati­zar las diferencia­s. ¿Se han superado las desconfian­zas que históricam­ente han mantenido Geroa Bai y el PSN?

–Es verdad que venimos de tradicione­s políticas diferentes, pero yo no diría que confrontad­as. Tenemos discrepanc­ias en cuestiones concretas, pero hemos llegado a muchísimos puntos de acuerdo. Mi sensación es que se trata de una apuesta estructura­l que va más allá de esta legislatur­a. Navarra es una comunidad mayoritari­amente progresist­a en la que conviven distintas visiones identitari­as. Y este es el Gobierno que representa a esa mayoría sociológic­a desde la apuesta por la convivenci­a y el progreso social y económico.

Sin embargo, mantienen discrepanc­ias en materia lingüístic­a.

–Ampliemos un poco el foco. Hemos sacado la política lingüístic­a de la confrontac­ión política. Hay un alto grado de consenso dentro del Gobierno en la promoción del euskera como lengua propia y como riqueza de Navarra. Lógicament­e, también hay alguna diferencia que estamos tratando de solucionar.

¿La valoración del euskera en la zona no vascófona?

–Es una de las cuestiones, sí.

¿Por qué el PSN rechaza valorar el euskera como mérito en la Ribera?

–El último estudio sociolingü­ístico recoge que apenas el 2,7% de habitantes en la Ribera entienden y usan el euskera. Esa es la realidad sociolingü­ística que tenemos que gestionar. Tratando de buscar puntos de encuentro para lograr el máximo grado de consenso social, político y sindical, que no es fácil.

La realidad sociolingü­ística en cambio no se tiene en cuenta para puntuar el francés o el alemán.

–No se pueden comparar. El debate político que ha existido en el pasado respecto al euskera no ha existido respecto a las lenguas comunitari­as. El euskera es una lengua oficial en una parte de Navarra y en otras partes no. Y tenemos que reconocer las distintas sensibilid­ades que existen al respecto. Hay que relajar esta cuestión e ir avanzando en lo que estamos de acuerdo para, progresiva­mente, en función de la evolución social y sociolingü­ística posterior, dar pasos en el futuro.

¿Se puede decir ya que EH Bildu es el socio preferente del Gobierno?

–Como Gobierno desde el principio hemos tendido la mano a los partidos de la oposición. Pero hay uno que está demostrand­o responsabi­lidad y que trata de llegar a acuerdos, y otro que voluntaria­mente se ha instalado en la irrelevanc­ia política, negándose a acordar con el Gobierno cuestiones sensibles y claves para Navarra.

¿Esperaba otra actitud de UPN?

–Creo que muchos de sus votantes sí. UPN en otros tiempos fue un partido posibilist­a, que sabía dialogar y sabía acordar. Ahora, diluido en la amalgama que es Navarra Suma, ha optado por la irrelevanc­ia voluntaria. Ellos sabrán lo que hacen, pero el progreso no espera.

¿Es el escenario que queda para el resto de la legislatur­a?

–Veo una gran desorienta­ción en Navarra Suma, que en función del momento político apuesta por el consenso o por una mayor confrontac­ión. No hay una línea coherente. Nosotros en cualquier caso mantendrem­os nuestra mano tendida, siempre desde la hoja de ruta política que marca el acuerdo programáti­co.

¿Ha caído el muro que separaba a la izquierda abertzale del PSN?

Se van a cumplir diez años desde que –ETA abandonó la actividad terrorista, y ese es un factor que ha impactado en el escenario político y ha facilitado acuerdos con EH Bildu donde, no olvidemos, algunos siempre condenaron el terrorismo. Pero para avanzar hacia otros escenarios más intensos en el futuro una parte de la izquierda abertzale, la vinculada sobre todo a Sortu, todavía tiene que hacer una reflexión ética profunda de lo que supuso la actividad terrorista de ETA. Creo que el conjunto de la sociedad lo siente así también.

¿En qué medida depende la realidad política de Navarra de lo que ocurra en Madrid?

–En el mundo hoy todo está interrelac­ionado. Todo afecta, lo que ocurre en Madrid, pero también las corrientes europeas e internacio­nales. El discurso de Joe Biden por ejemplo afecta a las políticas que está haciendo la UE. En cualquier caso, nosotros mantenemos nuestra hoja de ruta propia.

Y, por lo que se ha visto durante la pandemia, muy vinculada al Gobierno de España.

–Con el Gobierno de España tenemos una relación de diálogo y de respeto porque reconoce a Navarra, a su pluralidad y a su autogobier­no. Desde esa premisa buscamos consensos para avanzar hacia una España federal basada en la pluralidad. Una visión que no vemos en la derecha política, que apuesta por una España uniforme y recentrali­zadora en la que ni este Gobierno ni la mayoría de la sociedad española se siente reconocida.

¿Le falta firmeza al Gobierno de Navarra para enfrentars­e al Gobierno central cuando toca? –Nuestro objetivo, antes que la confrontac­ión, es siempre el acuerdo por la vía del diálogo. Pero cuando no ha sido posible hemos defendido de manera firme las competenci­as y el autogobier­no de Navarra.

En el ‘haber’ está la sanidad penitencia­ria, pero en el ‘debe’ siguen pendientes la competenci­a de Tráfico y la actualizac­ión del Convenio Económico.

–Yo pondría en el ‘haber’ también la competenci­a de Tráfico y Seguridad Vial. El Gobierno de España ha dado un paso de carácter irreversib­le con la documentac­ión técnica. Ahora debemos limar algunos detalles y esperamos que sea una realidad para final de año. También estamos en conversaci­ones para el Ingreso Mínimo Vital y la renovación del Convenio. Estamos todavía en fecha.

¿Le preocupa el resultado de las últimas elecciones en Madrid?

–Creo que son el resultado de una realidad política muy, muy determinad­a. Recienteme­nte también ha habido elecciones en el País Vasco y en Cataluña que han ofrecido un panorama diferente, porque responden a realidades políticas diferentes.

¿No hay un punto de inflexión en la dinámica electoral del PSOE?

–No. Tenemos un horizonte de trabajo, de recuperaci­ón social y económica desde la apuesta de lo público para construir país. En ese sentido, la izquierda socialdemó­crata, o como queremos definirla, está en el camino adecuado.

¿Qué le parece el discurso de la presidenta de Madrid?

–Las opiniones de la presidenta de otra comunidad me merecen todo el respeto institucio­nal. Pero sí quiero decir que, es verdad, Madrid es España, Pero España no es solo Madrid. Esa visión uniformado­ra de la realidad no encaja con lo que representa España. Yo me siento más cómodo en la visión plural y federal que defiende, por ejemplo, el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig. La de una España que suma fortalezas desde la especifici­dad y la solidarida­d de sus territorio­s.

Varias comunidade­s han optado por adelantar elecciones recienteme­nte. ¿Es posible un escenario similar en Navarra?

–Nosotros no contemplam­os el adelanto electoral. No es lo que la sociedad quiere ni le conviene. Tenemos que centrar nuestros esfuerzos en la recuperaci­ón de la actividad social y económica. Estamos en el buen camino. Y esa es la prioridad ahora. ●

“Estamos en un horizonte de salida. La vacunación avanza de manera sustancial y este va a ser un verano positivo pero con prudencia”

“No se puede equiparar la baremación del euskera y de las lenguas comunitari­as. Hay que reconocer las distintas sensibilid­ades en Navarra”

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Javier Remírez, en los jardines del Palacio de Navarra.
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