Diario de Noticias (Spain)

El deseado regreso al camping

EN EL DE URROBI DE AURIZBERRI-ESPINAL HAY 38 MOBILHOMES O CARAVANAS FIJAS DE VECINOS DE EUSKADI QUE AÑORABAN LA TRANQUILID­AD Y LA LIBERTAD QUE LES DA EL PIRINEO

- Reportaje y fotografía­s de Patricia Carballo

El Camping Urrobi de Aurizberri-espinal es, desde sus inicios, el refugio perfecto para muchos vascos que buscan estar en contacto con la naturaleza durante los fines de semana. De las 111 mobilhome y caravanas fijas que dispone este establecim­iento pirenaico, 38 han sido adquiridas por familias de Gipuzkoa (34), Bizkaia (2) o Araba (2), por lo que en estos meses de confinamie­nto perimetral su ausencia se ha sentido considerab­lemente. Sin embargo, con el deseado levantamie­nto del cierre perimetral, desde el domingo ya han podido volver a disfrutar de su segunda residencia, si bien es este fin de semana cuando en el camping se está notando la mayor afluencia. Al menos, así lo ponían de manifiesto el alborozo y los reencuentr­os en las zonas del camping, en el bar y en la tienda este fin de semana.

LA PRIMAVERA Pepi Gorostidi es una de las asiduas que ha vuelto este jueves a su mobilhome. Natural de Tolosa, tuvo que marcharse pasadas las navidades por el frío y la humedad y el cierre perimetral truncó por sorpresa sus planes de venir, como siempre, en primavera. “¡Se me ha hecho larguísimo, tenía unas ganas terribles de venir! De la tele, sólo estaba atenta a lo que decía la Chivite. Porque el domingo hizo mal tiempo, que si no, ya estaba aquí”, dice enérgica.

A sus 82 admirables años, estaba tan entusiasma­da con volver a Navarra que trajo una caja de pastelitos a los trabajador­es del camping. “Al final, somos como una gran familia. Nos conocemos desde hace muchos años y siempre me han ayudado”, afirma, recordando sus inicios en el pueblo.

En efecto, la historia de Pepi en la zona se remonta a cuando no se había construido ni siquiera el camping. Ligada al movimiento de las ikastolas, fue impulsora en los años 70 de los campamento­s de verano en euskera en Aurizberri-espinal y, durante este tiempo, siempre ha forjado amistad con algunos habitantes del pueblo. Por eso, acabó haciéndose con una caseta en lo que hoy considera que es casi como su hogar.

De hecho, aquí le pilló el año pasado el confinamie­nto “No sé si lo puedo decir, pero para mí fue el mejor año de mi vida. ¡Qué explosión de la primavera! Ese despertar de la naturaleza, las flores, los pájaros, esa tranquilid­ad. Era maravillos­o”, confiesa.

Estos días, Pepi ha aprovechad­o para ventilar la casa y acondicion­arla de cara al verano. Y, después, aprovechar­á para relajarse, leer y disfrutar de su paseo diario. Porque tiene intención de permanecer hasta San

Juan y y, visto lo visto, quiere explotar al máximo su ansiada libertad. “Cuando llega el verano, siempre me voy porque hay mucha gente y a mí me gusta estar tranquila. Así también viene el resto de la familia. Pero en cuanto llegue el otoño, aquí voy a estar de nuevo. No me pillará otra vez, no”, concluye.

LOS ALMUERCICO­S Otros que echaban de menos el Pirineo son la familia

Arregi Unamuno. Ainhoa y Unai, sus hijos Beñat y Ane, la amatxi Mª Ángeles Muguruza y Txefo, un amigo, venían este viernes desde Oñati y Bergara con muchas ganas de volver a su rutina de fin de semana, ya que son de los que no pierden ocasión para escaparse a su mobilhome. “Ha sido angustioso, durísimo, sobre todo el no tener el horizonte de cuándo vas a poder venir”, reconocen al unísono.

Desde octubre, no pisaban la hierba del camping, un largo tiempo retenidos en Gipuzkoa en el que han sabido amoldarse a las circunstan­cias, aunque siempre con la mente en su segundo hogar. Con la nueva buena, esta semana incluso los txikis han estado más excitados de lo habitual. “Estaban deseosos de venir, sentían mucha necesidad. Aquí al final tienen su cuadrilla, tienen más libertad y su autonomía se multiplica por dos”, confiesan Ainhoa y Unai, añadiendo que “para ellos esto es el paraíso”.

Pero si hay algo que verdaderam­ente han echado en falta Unai y Txefo han sido los almuerzos en el bar Baratze. Dicen que donde viven no encuentran “esos platos grandes con carajillo” a la hora del hamarretak­o. “Lo primero que hemos hecho es comer papada. Los almuercico­s aquí son sagrados, pero para ganárnoslo, hemos tenido que ir a hacer algo de deporte”, confesaban este sábado entre risas.

Desde que Mª Ángeles comprara una pequeña mobil home en 2002 y posteriorm­ente se trasladara­n a otra más grande en 2009, esta familia siempre ha sabido integrarse tanto en el camping como en el propio pueblo

PEPI GOROSTIDI

“¡Se me ha hecho larguísimo, tenía unas ganas terribles de venir!”

Clienta del Camping Urrobi

 ??  ?? La tolosarra Pepi Gorostidi, de 82 años, feliz en su mobilhome.
La tolosarra Pepi Gorostidi, de 82 años, feliz en su mobilhome.
 ??  ?? La amatxi Mªángeles Muguruza, con sus nietos, hija, yerno y Txefo, un amigo de la familia, en el camping.
La amatxi Mªángeles Muguruza, con sus nietos, hija, yerno y Txefo, un amigo de la familia, en el camping.

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