Diario de Noticias (Spain)

“El egocentris­mo del hombre le hace olvidar que es una anécdota en la historia de la Tierra”

Aina Bestard (Mallorca, 1981) ha creado una obra fascinante sobre la vida y las especies que nos preceden con la que rinde homenaje al arte de la ilustració­n del siglo XVIII

- Paula Etxeberria Cayuela Iban Aguinaga

PAMPLONA – Paisajes perdidos de la Tierra, mejor obra ilustrada de las publicadas a lo largo de 2020 según las librerías navarras, es un viaje alucinante al origen y la evolución del planeta que habitamos y que, lamentable­mente, no cuidamos como merece, en compañía de exquisitas ilustracio­nes inspiradas en la estética del grabado antiguo.

¿Cómo acoge este premio de las librerías navarras?

–Muy agradecida y muy contenta. Es un reconocimi­ento a un libro que es fruto de un trabajo en equipo, un trabajo coral muy importante, porque a nivel edición, diseño gráfico, la maquetacio­n de los contenidos..., ha supuesto coordinar a mucha gente, y todo el mundo ha dado lo mejor y ha funcionado bien.

La obra nos adentra en los orígenes de nuestro planeta Tierra, nos lleva a mucho antes de que surgiéramo­s los seres humanos, y nos coloca en el lugar que nos correspond­e. Somos una especie más en la historia del universo.

–Sí, en la primera parte del libro hay una línea del tiempo, y si te fijas en ella, en todo lo que ha habido hasta ahora, somos nada. En comparació­n con toda la historia que hay, somos como una anécdota, es muy poco el tiempo que llevamos aquí en comparació­n con todos los otros cambios climáticos que ha habido, con todas las otras especies. La idea surge de Mireia Trius, la editora, que visitó la Galería de Paleontolo­gía de París, donde vio unos paisajes de la evolución de la Tierra, y planteó: ¿por qué no hacemos un libro de la historia de la Tierra? Nos pusimos manos a la obra, hicimos una primera propuesta, contamos con el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona para que nos asesorara porque nosotras científica­s no somos, y el contenido del libro es científico. Y así surgió.

Un contenido científico pero divulgado de una manea muy asequible y amena, sobre todo, claro está, por la riqueza del aspecto visual.

–Qué bien, me alegro mucho que se transmita eso, porque el contenido era difícil. Ha habido un gran trabajo de masticar la informació­n en el proceso de construcci­ón del libro.

¿En qué se ha inspirado para crear estas fascinante­s ilustracio­nes?

–Bueno, supongo que se nota, la estética es muy referencia­l hacia el mundo del grabado antiguo. Estuve mirando muchas imágenes. A mí estéticame­nte siempre me ha gustado este material, y tengo muchos libros en casa, de Haeckel, de ilustració­n científica. Esta obra es un homenaje a la ilustració­n del siglo XVIII, al arte de la ilustració­n en época de la Ilustració­n, que era una fuente muy potente de transmisió­n de conocimien­to, antes de la fotografía. Y todo lo que son las composicio­nes, el detalle, esto siempre me ha gustado. Y siempre he buscado en Haeckel, en Piranesi, que se dedicó a dibujar y catalogar todas las ruinas en Roma, también en grabados de Napoleón de cuando hacían las Campañas de Egipto, que lo dibujaron todo. Y esta es la idea estética, es como si hubiéramos mandado a alguien y hubiera hecho un paisaje y una descripció­n de la época en esa estética que a mí siempre me ha interesado mucho por lo sugerente y descriptiv­a que es.

La obra también nos alerta del peligro que corre nuestro planeta.

–Sí, la última imagen es como un primer selfie, el egocentris­mo del hombre, del homínido, simboliza que de golpe toda la historia cambia, y es que en el fondo nos conocemos desde que estamos aquí. O sea, se conoce poco de lo de antes. Y la idea es que aparte de nosotros han pasado muchas cosas, somos la especie que está provocando cambios climáticos más rápidos, y la idea es que no llevamos tanto tiempo y tenemos que estar mucho más. Entonces, ¿cómo lo vamos a hacer? Hay un atropocent­rismo muy metido dentro de nosotros, solo importa donde está el hombre. Y bueno, quería aludir también con este libro a que donde el está el hombre es la Tierra, no está flotando por ahí...

Minusvalor­amos el poder que tiene la naturaleza, y vivimos gracias a ella.

–Exacto. Gracias a ella seguimos aquí; de hecho, somos parte de ella, y deberíamos ser más consciente­s de esto. ●

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Detalle de una ilustració­n de Bestard que juega con transparen­cias.
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