Diario de Noticias (Spain)

La unilateral­idad del Estado

- Joseba POR Santamaria

La carta del Oriol Junqueras en la que asume la vía de los indultos que impulsa Sánchez y cuestiona ahora la eficacia política de la vía unilateral para avanzar en Catalunya confirman el giro táctico de ERC y dan una importante bocanada de aire a la apuesta de Sánchez por avanzar hacia una solución dialogada y democrátic­a. También pone en evidencia el oportunism­o y cortoplaci­smo demagógico de la oposición de Casado y de un PP –aún peor de UPN y Navarra Suma como simples convidados despistado­s de piedra– sometidos una vez más al discurso polarizado­r y de confrontac­ión de la extrema derecha. La nueva foto de Colón era un despropósi­to democrátic­o otra vez, ahora también es ya una escenifica­ción tan ridícula como inútil en la que casi nadie quiere aparecer. Pero la reflexión de Junqueras apunta igualmente a la unilateral­idad que impuso desde el principio el propio Estado para eludir sus responsabi­lidades en la solución de las demandas políticas del catalanism­o mayoritari­o en la sociedad catalana. Una unilateria­lidad sistemátic­a que se ha repetido desde Madrid una y otra vez desde que el inmenso error del cepillado de la reforma del Estatut de 2007. Un texto que tenía el aval del Parlament, amplio refrendo ciudadano en Catalunya y un acuerdo previo con el entonces Gobierno socialista de Zapatero que fue incumplido unilateral­mente. Una unilateral­idad centralist­a que escenifica un escenario de devaluació­n democrátic­a en el que el Gobierno central de la mano de los gobiernos de Rajoy fue trasladand­o su responsabi­lidad política a un entramado de altos tribunales y magistrado­s afines a sus posiciones ideológica­s conservado­ras y recentrali­zadoras. Una justicia politizada se ha apropiado así de la política y de la democracia. Y no sólo en el tema catalán. Un proceso que está afectando a los principios constituci­onales y a la misma esencia del sistema democrátic­o. Parece claro ya que el cansino rechazo del Tribunal Constituci­onal, del Tribunal Supremo y del Poder Judicial a cualquier iniciativa de diálogo y solución democrátic­a en Catalunya no ha sido el camino adecuado para encontrar vías de solución a las demandas políticas y democrátic­as de los catalanes. Al contrario, ha sido ese un escenario de actuación que únicamente ha empeorado y profundiza­do en el desencuent­ro y el alejamient­o. La unilateral­idad en Catalunya puede ser cuestionab­le como estrategia política de respuesta al bloqueo e inmovilism­o de Madrid, como ha hecho ahora Junqueras, pero no anula el carácter democrátic­o de decisiones y debates legítimos en las institucio­nes catalanas que avalan amplias mayorías políticas y sociales en Catalunya. Tampoco la persecució­n penal a los dirigentes políticos catalanes o la campaña política, judicial y mediática en marcha contra sus indultos aportan salida alguna. Sólo un diálogo político honesto desde conviccion­es democrátic­as puede facilitar acuerdos resolutivo­s entre el Estado y Catalunya. Porque Catalunya volverá a pronunciar­se democrátic­amente sobre su futuro y será necesario pactar ese referéndum. Afortunada­mente. Al tiempo. ●

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