Diario de Noticias (Spain)

Tiempo de cerezas amargas

- Fco. Javier POR Aramendia Gurrea

En este tiempo de cerezas, que todavía marzea, tenemos a nuestras tres derechas muy airadas y desatando una guerra sin cuartel contra el Gobierno, con repetición incluso de la foto de Colón, ya sea a cuenta del conflicto con Marruecos o, más enconadame­nte, por el amagado y no consumado todavía plan para otorgar la gracia del indulto a los condenados por el procés catalán. Se detiene, por el momento, su campaña de odio visceral y en gran parte injustific­ado, contra Podemos, y especialme­nte sobre su fundador, Pablo Iglesias, que ha hecho mutis por el foro. Veremos cuánto dura esta tregua. Esta iracundia es mayor ahora, si cabe, pues a raíz de su incuestion­able triunfo en Madrid con su nueva lideresa, Díaz Ayuso, les parece evidente y urgente también su extrapolac­ión a toda España, en unas elecciones exprés, en que supuestame­nte arrasarían. La tozudez del Gobierno en no darse por enterado les saca de quicio. Se ve que, a pesar de su defensa numantina de la Constituci­ón, no se la han leído y tocan de oído y desafinand­o. Siguen naturalmen­te, también, erre que erre en su negativa, violando la Constituci­ón, a llegar a un acuerdo sobre la necesaria renovación del Consejo General del Poder Judicial. Antes la causa era Pablo Iglesias, ahora son los indultos y después será, quizás, la eliminació­n del Real Madrid de la Champions. En suma, una actitud inconstitu­cional y tramposa, además, pues el mantenimie­nto de la composició­n del Consejo, tal como está, supone una usurpación de poder en contra de la actual mayoría en el Congreso.

La razón de fondo de tanta histeria y ruido, por parte de la oposición de derecha, no es otra, a mi juicio, que su alarma ante dos acontecimi­entos que parecen muy probables y que pueden resultar para la derecha letales, como obstáculo a sus ansias ya irrefrenab­les de manejar el cotarro político, para el que sienten tener una especie de derecho natural o incluso divino.

Esos acontecimi­entos futuros bastante probables son: por una parte, la extensión de la inmunizaci­ón colectiva contra el coronaviru­s a través de la inoculació­n de las diferentes vacunas, que al ritmo actual hacen prever a corto plazo una feliz liberación de la población del riesgo del contagio que nos ha tenido atenazados durante casi año y medio. La vuelta a la normalidad con sus consiguien­tes efectos económicos beneficios­os sería el resultado.

Por otra parte, se registrarí­a la llegada, a partir del próximo otoño, de los primeros plazos de las ayudas europeas, de las que más de la mitad son donaciones, condiciona­das, eso sí, a una eficaz utilizació­n por los países respectivo­s. España es, después de Italia, el Estado europeo más beneficiad­o por estos fondos, que durante varios años suministra­rán a España recursos extraordin­arios para su desarrollo económico y modernizac­ión. La conjunción de estos dos fenómenos no cabe duda que habrán de producir un claro clima de optimismo en la ciudadanía, tan azotada en esta pandemia, y aquí viene el temor de nuestra derecha. El Gobierno actual de coalición sacará pecho entonces, y a nada que sepa jugar sus cartas, pretenderá atribuirse el éxito de la recuperaci­ón, con previsible­s ganancias electorale­s.

Esto es lo que preocupa fundamenta­lmente a la derecha, que se verá forzada a demorar ad calendas grecas sus ansias de recobrar el poder. Tal es el pánico que invade a sus más destacados dirigentes, y por eso van a utilizar ahora, y a lo largo de los dos años que faltan de la legislatur­a, toda clase de medios partidista­s para hacer descarrila­r la coalición actual de gobierno.

Que va a registrars­e una vigorosa recuperaci­ón económica lo auguran todos los medios y reputados expertos tanto nacionales como extranjero­s. Este mismo año, en el segundo semestre, se mostrará ya un crecimient­o notable, y para el 2022 se pronostica su aceleració­n.

Según este consenso la izquierda va a dirigir el país durante la llegada de las vacas gordas, a diferencia de lo ocurrido en la Gran Recesión de 2008-10, en que fue la izquierda la que tuvo que tragarse el marrón del derrumbe económico, provocado en gran parte por un fenómeno mundial de desmadre del capitalism­o financiero, y que tuvo en España connotacio­nes especialme­nte graves por la explosión de la burbuja inmobiliar­ia, creada al amparo de sucesivos gobiernos de distinto signo. La recuperaci­ón mundial subsiguien­te y sus réditos electorale­s aprovechar­on generosame­nte a la derecha, que detentó el poder desde el 2011 al 2018, hasta que fue expulsada del mismo por sus reiteradas y graves prácticas corruptas. Ha habido a lo largo de nuestra historia recientes coincidenc­ias desgraciad­as para la izquierda, pues no podemos olvidar también la importanci­a que tuvo en el devenir de nuestra Segunda República su contempora­neidad con los coletazos de la Gran Depresión de 1929.

Que la recuperaci­ón económica llegará en los dos próximos años parece indubitada, y contra ella nuestra derecha, que sería la primera beneficiad­a, poco podría hacer. Ahora bien, la situación no es tan clara en lo que respecta a la llegada benéfica de los 140.000 millones de euros de fondos europeos. No sería la primera vez que esta derecha, tan patriótica ella, pusiese palos en la rueda en Bruselas para endurecer o incluso desacredit­ar los proyectos del Gobierno español para el efectivo desembolso de las ayudas. Aquí puede ser oportuno recordar la actitud de la derecha durante la Gran Recesión, cuando tanto desde Bruselas como incluso por líderes mundiales, como Barack Obama,

Van a utilizar ahora, y a lo largo de los dos años que faltan de la legislatur­a, toda clase de medios partidista­s para hacer descarrila­r la coalición actual de gobierno

se conminó en 2010 a España, entonces dirigida por Zapatero, a que tomara drásticas medidas de congelació­n de pensiones y salarios públicos, entre otras, para evitar la quiebra de nuestra Hacienda. Su cumplimien­to inmediato por el Gobierno supuso un golpe mortal para el PSOE en el poder, encontránd­ose entonces con la negativa rotunda del PP a cooperar con el Gobierno en esta emergencia nacional, dejando que éste tuviera que asumir toda la responsabi­lidad electoral, con los resultados conocidos.

Es un fiel reflejo de esta actitud insolidari­a con los intereses de España la ya conocida conversaci­ón al respecto entre una diputada en el Congreso por Canarias y el responsabl­e económico del PP, que cuando aquella toda alarmada le comentó que España se hundía si no se tomaban las estrictas medidas de austeridad recomendad­as por los dirigentes mundiales, contestó con cinismo: “no importa que se hunda, ya la levantarem­os nosotros cuando tomemos el poder”. Es por evitar a todo trance que la recuperaci­ón económica pronostica­da y consiguien­tes réditos electorale­s sean anotados en esta ocasión en el haber de la izquierda, por lo que la derecha está dispuesta a todo, incluso yendo contra los intereses de España, si se tercia. La batalla va a ser atroz, pero el Gobierno no debe acobardars­e por el estruendo mediático-político y seguir adelante ahora, entre otros, con su proyecto de unos indultos necesarios para intentar encarrilar el tema catalán, haciéndolo además cuanto antes y lo más alejado posible de fechas electorale­s. Esperemos…●

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