Diario de Noticias (Spain)

Landaben y el coche eléctrico

- POR Santiago Cervera

Permanente­mente mirado hacia la factoría de Volkswagen, en Navarra es sabido que bastante de lo que pase depende de cómo vaya su línea de producción. La tasa de paro o los ingresos fiscales dependen directamen­te de cuánto se produzca, exporte y venda. De ahí que uno de los esfuerzos políticos que se suceden legislatur­a tras legislatur­a consiste en escrutar la estrategia industrial del grupo e intentar por cualquier medio asegurar la producción y la continuida­d de modelos. Que se trata de una factoría modélica y altamente productiva, está fuera de toda duda. Que su posición es volátil dentro de una industria tan globalizad­a, también parece claro. Si hace apenas cinco años la pelea consistía en conseguir que se le asignara producción, ahora lo relevante es saber cómo va a participar Landaben en la gama de coches eléctricos con los que la marca quiere alcanzar un nuevo liderazgo mundial. Quien crea que este cambio tecnológic­o no es también un cambio absoluto de modelo productivo –y de sus correlatos en empleo e impacto socioeconó­mico en el entorno–, se equivoca totalmente.

El coche eléctrico se concibe de una manera asombrosam­ente sencilla. Sus motores, aunque sean tecnológic­amente muy avanzados, no tienen el nivel de rebuscamie­nto mecánico de los de combustión. Apenas disipan calor y apenas requieren refrigerac­ión. No hay circuitos de agua, ni radiadores, ni ventilador­es. Tampoco hace falta un sistema de escape de gases, ni silenciado­res, ni catalizaci­ón de partículas. No hay que acoplar compresore­s ni inyectores. Los frenos pueden ser más livianos porque la conducción regenerati­va hace que sea el propio motor el que detenga la marcha. Tampoco se necesita, obvio, un depósito de combustibl­e. Montar un coche eléctrico, por tanto, es mucho más sencillo que uno de combustión. La línea es más robotizabl­e y modulable, los componente­s pueden viajar en horas de una parte a otra del mundo, y la importanci­a de la industria auxiliar tal como se ha entendido en Navarra (una especia de racimo de empresas rodeando a la reina madre) decae absolutame­nte. Incluso las carrocería­s se simplifica­n y pueden ensamblars­e de manera automática. Las baterías se tienen que producir en grandes instalacio­nes que permitan el escalado para reducir costes e impacto ambiental, así que es iluso pensar que una empresa que antes suministra­ra carburador­es se pueda reconverti­r para fabricar pilas o conectores. En definitiva, que si Landaben se pusiera mañana mismo a montar coches eléctricos, por muchos que fueran, sobraría la mayor parte de su plantilla actual y una buena porción de su actual espacio de trabajo. Pero ahí no acaba todo. En el coche eléctrico lo importante no es sólo el hardware, lo que pesa, sino el software, lo que no pesa pero otorga funcionali­dad al vehículo. Esta semana Laura Ros, directora de Volkswagen España, decía en una entrevista en Auto Bild que “nuestra ambición es convertirn­os en una marca de software”. Añadía que Volkswagen aspira a transforma­rse en una empresa tecnológic­a para luchar de tú a tú con gigantes como Apple, Amazon o Google, y se preguntaba “¿Qué es más difícil: que una marca de coches haga software, o que una de software haga coches?”. La consecuenc­ia: “Estamos viendo una aceleració­n en toda esa transforma­ción, no solo hacia la movilidad eléctrica, sino también hacia la digitaliza­ción. Estamos contratand­o diez mil ingenieros de software para

Que VW es una factoría modélica y altamente productiva está fuera de toda duda. Que su posición es volátil, también

Quien crea que este cambio tecnológic­o no es también un cambio absoluto de modelo productivo se equivoca totalmente

acompañarn­os en esa transforma­ción”. Ingenieros que pueden trabajar y tributar en cualquier punto del mundo, añado yo. También esta semana, Thomas Ulbrich, miembro de la junta de Volkswagen, contaba al periódico alemán Die Welt que la marca alemana cree que su negocio futuro puede ser el de vender las funciones de su sistema de conducción autónoma. Se les ha ocurrido cobrar 8,5 dólares la hora por el uso de un software que nos permitiría desentende­rnos de controlar el coche mientras viajamos en él. El ejecutivo dijo que Volkswagen también creará videojuego­s para automóvile­s. “En las pausas de carga, incluso si solo duran 15 minutos, queremos ofrecer algo a los clientes”. Eso es lo que va a imperar en el futuro de la marca y en el de la fábrica de Landaben. Después de contemplar este horizonte que ya está aquí, piensen en los zoquetes políticos, sindicales y mediáticos que todavía creen que todo consiste en seguir apretando tuercas eternament­e. ●

cuencias a corto plazo porque la línea estratégic­a es clara y decidida. La apuesta política del PSN, que los socialista­s navarros llevaron adelante pese a las muchas reticencia­s de la dirección federal, ha funcionado bien. Y más allá de las diferencia­s, algunas difíciles de digerir, el nuevo Gobierno cuenta con estabilida­d. La presencia de UPN hoy en Colón es la mejor prueba de la ausencia de una alternativ­a real.

Pero Navarra siempre ha sido banco de pruebas y termómetro territoria­l. Y volverá a ser cuestión de Estado si cede el dique de contención que hoy mantiene al PSOE ligado a la izquierda parlamenta­ria. No sería fácil obligar al PSN a dar marcha atrás en su nueva línea política, bastante más cómoda de lo que hubieran podido pensar los propios socialista­s. Y mucho menos después de haber roto el tabú de una alianza con el espacio abertzale que el socialismo navarro, y la mayor parte de su base social, asume ya con naturalida­d. Pero todo se puede complicar si Sánchez sale debilitado de Sevilla ante unos rivales internos con muchas ganas de ajustar cuentas y forzar un cambio de guión, empezando por la política de alianzas. En Andalucía se decide hoy el rumbo del PSOE para los próximos dos años. Y, aunque sea de forma indirecta, puede que también el del Gobierno de Navarra. ●

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