Estraperlo y miedo a raudales
No debe extrañar el éxito obtenido por una trilogía como la compuesta por Banu Qasi, los hijos de Casio; Banu Qasi, la guerra de Alándalus; y Banu Qasi, la hora del califa, libros enormemente eficaces de Carlos Aurensanz que acapararon la atención de numerosos lectores entre 2009 y 2013, fechas de nacimiento de las mismas, y también después, cuando los libros seguían vendiéndose con facilidad y en 2015 se presentaba La puerta pintada, novela bien diferente. No debería extrañar, por lo tanto, que el autor corellano disfrute de un éxito similar tras la reciente publicación de El tejido de los días. A diferencia de todas ellas, su nueva novela histórica está ambientada en la Zaragoza de posguerra, ciudad probablemente bien dibujada en un relato en el que el estraperlo y el miedo generalizado dominan la situación, realmente delicada. El tejido de los días cuenta con el beneficio de una narrativa tan sencilla como rica en detalles. Y en sentimientos encontrados: “Aquellos días transcurrieron despacio para Julia, y cuando el miércoles por la mañana pulsó el timbre de la modista, se reconoció expectante y llena de impaciencia. Esperaba encontrar el rostro sonriente de Rosita, pero quien abrió la puerta fue doña Pilar.
-¡Ah, es usted! Casi había olvidado la cita. Pase, pase, que lo suyo ya está. Ha sido un milagro que haya podido terminarlo, porque estoy sola.
-¿Sola? ¿Y Rosita?
¿Rosita? Ni me hable de esa desgraciada. Tuve que reprenderla y ¿sabe lo que hizo? ¡Cogió la puerta y se fue! Desde el viernes no le he visto el pelo –Hablaba mientras avanzaba por el corredor hacia la estancia del fondo-. No se dan cuenta de que cuanto les dices es por su bien, Julia”.
Nos hallamos en 1950 y la nueva narración de Carlos Aurensanz sirve al lector de digno entretenimiento pero igualmente le sirve de fuente de conocimiento. Aquella España marcó una larga época de estrecheces y miserias de largo alcance y El tejido de los días nos recuerda que los aprovechados y los favorecidos por posiciones y posesiones no siempre obtenidas de manera honrada ni siquiera están atentos a los cambios de humor en las filas del pueblo llano: “Solo tres mujeres habían llegado con ella al final del trayecto, y las tres se apresuraban a buscar el amparo de los muros del camposanto, arrebujadas con sus ropas de invierno, de muy distinta factura, cuyo único rasgo común era el color del luto”. El portero, la cocinera, las doncellas… muchos de los personajes de esta novela nos trasladan a la ciudad controlada por las grandes familias del régimen franquista, ciudad que, como tantas otras, sufrieron, década tras década, las interminables luchas diarias por el sustento. Pese a todas las carencias propias de esta y otras sociedades similares, los personajes de la historia que ahora nos ocupa, basados en ciudadanos y ciudadanas reales, se expresan con naturalidad y valentía en diálogos realistas que favorecen la lectura de El tejido de los días, detalles que dotan al libro de una credibilidad notable.
Se trata de una sociedad basada en el servilismo, en la esclavitud moderada. Y, tales lacras, ¿están, realmente, extinguidas? ●
“La nueva narración de Carlos Aurensanz sirve al lector de digno entretenimiento pero igualmente le sirve de fuente de conocimiento”
“Los personajes de la historia, basados en ciudadanos y ciudadanas reales, se expresan con naturalidad y valentía”