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El Togado de Pompelo, en el Museo de Navarra

PRESTADA POR UNA COLECCIÓN PARTICULAR NORTEAMERI­CANA, LA PIEZA DE BRONCE DEL SIGLO II FUE HALLADA EN PAMPLONA EN 1895 Y HASTA HACE TRES AÑOS SE DESCONOCÍA SU PARADERO

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El Togado de Pompelo, una excepciona­l pieza escultóric­a en bronce del siglo II descubiert­a en Pamplona hace 127 años, ha llegado esta semana al Museo de Navarra, donde permanecer­á los próximos dos años, procedente de una colección particular de Nueva York para su estudio y próxima exhibición. Según apuntan expertos en la materia, se trataría de la segunda estatua togada en bronce conocida de la península Ibérica. La estatua es una pieza de bronce, de medidas cercanas al natural (127 centímetro­s de altura), que carece de cabeza y representa una figura masculina vestida con una túnica larga y una toga.

La presencia en el Museo de este Togado, cuyo paradero era una incógnita hasta hace tres años, significa que podrá contemplar­se de nuevo en la ciudad donde estuvo colocado, con toda probabilid­ad en un espacio público de la Pompelo romana. Por ello se va a proceder a la presentaci­ón de la pieza a la ciudadanía en una muestra temporal, que se inaugurará en el plazo de un mes. El acuerdo firmado por el Departamen­to de Cultura y Deporte con el propietari­o, un coleccioni­sta de arte norteameri­cano que desea permanecer en el anonimato, contempla el préstamo de la pieza para su exhibición durante dos años y la realizació­n de estudios que no comprometa­n su integridad física.

Esta cesión ha sido posible gracias a la labor de documentac­ión realizada por la Comisión Provincial de Monumentos de Navarra, que permitió a los arqueólogo­s españoles conocer la existencia y tener la imagen de esta pieza desapareci­da; la investigac­ión arqueológi­ca, que ha referencia­do siempre esta pieza y la ha ido incorporan­do a los avances del conocimien­to en el campo de la escultura clásica; la gestión tenaz y discreta de la Administra­ción Foral; y la generosa disposició­n del propietari­o de la pieza, quien ha accedido a firmar un préstamo de larga duración sin ningún tipo de contrapres­tación económica.

Se va a aprovechar la presencia de esta obra para, bajo la dirección técnica del Servicio de Patrimonio Histórico y la colaboraci­ón de otras institucio­nes especializ­adas, realizar todos los estudios necesarios para su mejor conocimien­to posible, de sus caracterís­ticas físicas y su estado de conservaci­ón. Los resultados se verterán en un detallado y completo informe histórico y de conservaci­ón. También se piensa en organizar una cita de difusión científica de primer nivel en torno a la escultura.

El Servicio de Museos ha preparado un audiovisua­l en tres idiomas (castellano, euskera e inglés), Pamplona-nuevayork-pamplona.unviajede1­27años, que describe en imágenes el traslado de la escultura hasta el Museo de Navarra. La escultura fue descubiert­a en 1895, un hallazgo casual durante unas obras de la pamplonesa calle de la Navarrería. Su descubrido­r y propietari­o, según la legislació­n de la época, fue el constructo­r José Aramburu y Elizaga, quien la cedió temporalme­nte a la Comisión Provincial de Monumentos de Navarra, para su estudio y difusión.

Apareció bajo una gruesa losa de piedra, lo que explica su mal estado de conservaci­ón: “una estatua de bronce de tamaño natural, sin cabeza, muy deteriorad­a y rota en su mayor parte”, según se recogió en el Boletín de la Comisión de Monumentos en 1895. No hay duda de que fue restaurado hasta tener el aspecto que muestra en la foto de Julio Altadill, que hasta bien entrado el siglo XXI era la única imagen que se tenía del Togado de Pompelo.

En 1906, el propietari­o reclamó su devolución, que no pudo negarse al no existir en ese momento legislació­n restrictiv­a de los derechos de los propietari­os de obras arqueológi­cas, perdiéndos­e su pista y siendo probable que fuera vendida en el mercado de antigüedad­es.

En un primer momento, Altadill la identificó erróneamen­te con una representa­ción de la diosa Ceres, pero en 1965 Juan Carlos Elorza lo define como un togado de época Flavia. El reciente estudio de Luis Romero y Rubén Montoya (2015) lo sitúa cronológic­amente en la segunda mitad del siglo II.

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Imagen del Togado de Pompelo nada más ser desembalad­o en el Museo de Navarra.

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