Diario de Noticias (Spain)

Estar a la altura del objetivo

El debate político en torno a la reforma de la ley de ‘solo sí es sí’ ha cedido a la retórica propia de un pulso partidista en lugar de elevarse hasta la altura del objetivo que buscaba: corregir errores

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El Congreso de los Diputados retrató de nuevo ayer la falta de altura política en la calidad del debate sobre la reforma de Ley de garantía integral de libertad sexual –popularmen­te conocida como ley de ‘solo sí es sí’– con un cruce de reproches más estéticos que de calado técnico o jurídico. Una confrontac­ión formal impenitent­e entre los socios del Gobierno español –PSOE y Unidas Podemos– de la que, no obstante, salvaguard­aron la propia continuida­d de la coalición, a la que no están dispuestos a renunciar. Llegados al punto de constatar la letra de la reforma aplicada sobre la norma estrella del Ministerio de Igualdad solo la pretensión de cerrar filas en torno a una iniciativa que el partido de Irene Montero considera propia justifica continuar afirmando que desaparece el consentimi­ento como eje del tratamient­o penal del abuso y la agresión sexual. No se trata solo de que, como mantiene el Tribunal Supremo en hasta al menos tres sentencias, el consentimi­ento o, mejor dicho, la falta de él ya estaba en el centro de la considerac­ión del delito mismo por parte de los tribunales antes de ser descrito en el articulado de la ley ahora reformada. Es que la reforma conserva la descripció­n del mismo en idénticos términos sin modificar su articulado, solo complement­ándolo con un agravante penal en el caso de violencia o intimidaci­ón. La alusión a la violencia, intimidaci­ón o indefensió­n ya existía en la norma revisada aunque no contemplab­a aplicarles la considerac­ión de agravante, como su concreción en ese sentido no implica que los jueces deban requerir a las víctimas una carga de prueba superior en el proceso penal ni que se abandone el consentimi­ento como centro de la protección de la víctima. En consecuenc­ia, el insistente foco sobre este extremo difícilmen­te se sostiene en términos técnicos. En su lugar, se ha sustituido por una retórica ideológica inocua a la hora de ofrecer garantías y protección a las víctimas y que tampoco había servido para solventar los evidentes errores técnicos que contenía la ley originalme­nte –sin normativa transitori­a, que está en el fondo del goteo de reduccione­s de pena y excarcelac­iones de una de cada tres condenas recurridas–. El objetivo de la integridad de derechos de libertad sexual debió estar siempre por encima del cálculo partidista y ahora debería volver ahí.฀●

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