Alejandro Toledo llega a Perú extraditado por EEUU
Será juzgado por los presuntos sobornos millonarios recibidos de la empresa Odebrecht
– El expresidente peruano Alejandro Toledo (2001-2006) llegó ayer a Perú, resguardado por policías, extraditado de Estados Unidos para ser juzgado por el proceso abierto en su contra por los presuntos sobornos millonarios de la empresa Odebrecht para adjudicarse la construcción de dos tramos de la carretera Interoceánica sur.
Toledo llegó al aeropuerto Jorge Chávez en un vuelo comercial, procedente de Los Ángeles. El expresidente será examinado por médicos legistas, antes de ser entregado formalmente al Poder Judicial para la diligencia de control de identidad. Tras su evaluación por Medicina Legal y su audiencia ante un juez, Toledo será presumiblemente conducido por las autoridades penitenciarias al penal de Barbadillo, en el distrito de Ate, donde están recluidos los exmandatarios Alberto Fujimori (1990-2000) y Pedro Castillo (2021-2022).
LIMA
detrás de Trump en las encuestas a las que hay que reconocer un valor limitado porque las elecciones están todavía muy lejos. Si ambos partidos no tienen claro ni el panorama ni sus programas, tampoco el público parece mucho mejor orientado pues en estos momentos las encuestan dan ventajas mínimas a los tres principales candidatos, es decir, Biden, Trump y Desantis, con ventajas para cualquiera de los candidatos republicanos. La realidad puede ser muy distinta y muy favorable a Biden: si Desantis se impone a Trump en las primarias republicanas, es posible que el expresidente no renuncie a sus aspiraciones sino que se presente como candidato independiente, lo que dividiría el voto republicano (como ocurrió en 1992 con la candidatura del primer presidente Bush) y daría así una amplia victoria al actual presidente, un hombre que probablemente no gobierna sino que hace de figurón para lo que en realidad parece ser el tercer mandato del expresidente Obama. De ser así, Obama estaría demostrando sus verdaderas afinidades políticas que habría ocultado en las elecciones de 2008 y 2016 para ganarse a la gran masa de votos moderados del país, a la que ya no necesita para gobernar desde la sombra y puede seguir las ideas más progresistas que había defendido en su vida política anterior a la presidencia.
Al margen de estas hipótesis, queda claro que los norteamericanos están viviendo en un donut político, donde el vacío corresponde al centro que ocupa la mayoría de la población, mientras que la fuerza política se ha desplazado a los extremos, donde están los políticos y las minorías radicalizadas.