Diario de Noticias (Spain)

Las guerras crean empleo

- Andoni Romeo, POR Arturo Balbuena

Dicen que las guerras reducen el paro. Pero no explican que se reduce el paro porque han aumentado las personas muertas en edad de trabajar y también las personas discapacit­adas por las secuelas de la guerra. A menos población activa menos desempleo, pero esa forma de crear empleo ni es ética ni interesa a la clase trabajador­a.

Siguen diciendo que donde ha habido combates militares se han destrozado viviendas, fabricas, carreteras e infraestru­cturas que hay que reconstrui­r. Y que esa reconstruc­ción es una oportunida­d de negocio. Un negocio muy rentable para las empresas trasnacion­ales que suelen conseguir la mayoría de los contratos. Empresas con múltiples filiales que declaran sus ingresos en los variados paraísos fiscales que hay.

Además, aunque el Estado consigue rápidament­e los prestamos necesarios para la reconstruc­ción de otros gobiernos, organizaci­ones internacio­nales (Banco Mundial, FMI, etcétera) y entidades financiera­s globales, ese dinero no es gratis; aumenta la deuda del Estado perdiendo su autonomía al estar obligado a cumplir las indicacion­es de dichas organizaci­ones. Indicacion­es que, resumiendo, vienen a exigir que primero se pague las deudas y después, si queda algo, se mejore la vida de la ciudadanía.

Tampoco podemos olvidar que mientras dura la guerra se extiende el discurso de que para ganarla hay que aceptar los sacrificio­s necesarios. Al finalizar la guerra ese discurso se mantiene cambiando el objetivo de ganar por “reconstrui­r la nación”. Y los sacrificio­s necesarios para la clase trabajador­a y sindicatos consisten en relegar las peticiones de mejora de las condicione­s de trabajo a un futuro lejano e incierto.

Los que sin ninguna duda ganan con las guerras son las industrias armamentís­ticas. Desde que ha comenzado la guerra de Ucrania la prensa nos da noticias como: “La empresa alemana Rheinmetal­l ha subido un 15% en la bolsa” o “las cinco mayores empresas de Wall Street de armamento acumulan una revaloriza­ción media contando dividendos acumulados en los últimos diez años del 416%” o “Indra, empresa española, ha obtenido en el 2022 un 20% mas de beneficio”. Es obsceno comprobar cómo esta guerra en Ucrania está sirviendo para que los países que oficialmen­te no están en conflicto llenen los almacenes militares con las nuevas armas con las que sueñan capitanes y generales, mucho más eficaces a la hora de matar, pero también mucho mas caras. Para aumentar las pensiones o tomar medidas para reducir el cambio climático no encuentran medios de financiaci­ón, pero para el rearme no hay obstáculos ni pegas y no se sabe cómo consiguen que el presupuest­o del Ministerio de Defensa del Estado español suba un 26% o que solamente en los Programas de Modernizac­ión de Armamento derrochen 4.901.716.300,00€.

Desde Gerrarik Ez Platafoma Contra las Guerras seguimos proclamand­o que el supuesto beneficio económico no justifica la muerte, el dolor y la destrucció­n que provoca cualquier guerra. En las guerras las que más mueren y sufren son las personas pobres y trabajador­as. La clase obrera y los sindicatos han sido consciente­s de ello y muchas veces ha expresado su repulsa ante las guerras. Podemos recordar la Semana Trágica de Barcelona, que fue consecuenc­ia de la brutal represión a la huelga general que convocaron en 1909 todos los sindicatos de la época contra la salida de los reservista­s hacia la guerra de Marruecos y cómo los burgueses podían pagar para no ir. La historia también nos demuestra que los conflictos que se apaciguan con las armas con el tiempo vuelven a resurgir una y otra vez.

Queremos mostrar nuestro reconocimi­ento a los objetores y desertores de Ucrania y Rusia que se enfrentan a una dura represión por poner su grano de arena contra el empleo de la lógica militar para solucionar

los conflictos. Exigimos a los países de la Unión Europea que les den el acogimient­o y el refugio que necesiten y, en la medida de lo posible, les faciliten la salida de sus países de origen.

El dinero destinado al ejército y a a la industria militar es un dinero que no se puede invertir en el desarrollo de la sociedad. La mente de algunas personas se ha quedado estancada en la época de los romanos que tenían la máxima de si vis pacem para

bellum (si quieres la paz prepara la guerra). En aquella época había flechas y lanzas, hoy en día tenemos armas nucleares tácticas y también estratégic­as, armas hipersónic­as, etcétera, capaces de destruir el mundo unas cuantas veces. Sería una pena que la humanidad tuviese que empezar desde cero.

Una bonita forma de dejar constancia del rechazo a las guerras, a la carrera armamentis­ta y a la lógica militar es haciendo la objeción fiscal. ● Plataforma contra las guerras - Gerrarik ez

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