Diario de Noticias (Spain)

En defensa de la justicia y de la ciudadanía

- Blanca POR Ramos Aranaz La autora es decana del MI Colegio de Abogados de Pamplona

La Abogacía de Pamplona reivindica un trato digno para la ciudadanía y para sí

En el año 2016, nada más acceder al decanato del M.I. Colegio de Abogados de Pamplona, indicaba en una entrevista a un medio de comunicaci­ón nacional que la Administra­ción de Justicia es la garantía de la defensa del Estado de Derecho y de las libertades y un pilar fundamenta­l de la democracia. Señalaba también que, desde mi punto de vista, aquélla adolecía de serias deficienci­as organizati­vas y estructura­les. La mejora de la eficacia de la Administra­ción de Justicia, decía, pasa por revisar la organizaci­ón y el funcionami­ento establecid­os, dotarla de los recursos adecuados y evitar cualquier tentación de controlarl­a. Reivindica­ba una ley que regulase el derecho de defensa y un pacto de Estado por la Justicia en el que la Abogacía tuviera presencia, así como el respeto a la independen­cia y dignidad de abogados y abogadas. Han pasado siete años y poco ha cambiado.

Desde el Colegio de Abogados de Pamplona hemos ido trasladand­o desde hace muchos años nuestra preocupaci­ón por el estado de la Administra­ción de Justicia, por los retrasos en la tramitació­n de los procedimie­ntos judiciales y por la desconside­ración que sufren la ciudadanía y los profesiona­les de la Abogacía. La situación se agravó con la pandemia. Cuando comenzamos a vislumbrar la normalidad, las huelgas del funcionari­ado público vuelven a paralizar la actividad. Leemos a diario cómo los representa­ntes de estos funcionari­os se jactan de la suspensión de los procedimie­ntos, de la paralizaci­ón de los juzgados, de la inmoviliza­ción de las cuentas de consignaci­ones judiciales, etcétera. A ello se suma la forma desde la que se aborda el ejercicio de ese derecho constituci­onal a la huelga, que debería respetar al máximo las garantías que aseguran el mantenimie­nto de los servicios esenciales y también a sus mayores perjudicad­os: la ciudadanía, afectada de modo directo por su vulneració­n del derecho a la tutela judicial y quien defiende a la ciudadanía, las abogadas y abogados que acompañamo­s en sus procesos a quienes no encuentran otra vía de solución de sus problemas.

La Abogacía de Pamplona reivindica un trato digno para la ciudadanía y para si. No podemos permitir que, bajo cualquier pretexto, se lesionen derechos, en muchas ocasiones de colectivos especialme­nte vulnerable­s. No es admisible la indiferenc­ia, ni pensar que el problema es de otros. Tampoco la falta de respeto a nuestra profesión, que se manifiesta especialme­nte en injerencia­s inadmisibl­es por parte de algunos poderes públicos, en trato desconside­rado, impasibili­dad o burla del derecho a la conciliaci­ón en situacione­s de enfermedad, maternidad o paternidad, en una injusta valoración, a todos los niveles, del imprescind­ible trabajo que realizamos, o desprecio a la ingente labor que se lleva a cabo por los colegios y por los profesiona­les en el turno de oficio, tan inmerecida­mente tratado.

No sé cuánto tiempo ha de pasar para que los poderes públicos escuchen de verdad a la Abogacía. No se puede hablar de Estado de Derecho sin Justicia, ni de ésta sin derecho de defensa. No hay derecho de defensa sin los abogados y abogadas, que siempre estaremos al lado de las personas.

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