La democracia es otra cosa
esulta complicado no pensar que solo porque hay convocadas elecciones, el Gobierno de España mantiene ahora que la vivienda es un tema importante para quienes carecen de recursos y para muchos jóvenes, y hace de ello una prioridad electoral.
Hace año y medio presenté en el Senado una moción para que las viviendas de la Sareb, pagadas por todos, pasaran a engrosar los parques públicos de alquiler de las Comunidades Autónomas. El PSOE no la apoyó porque, decían, era imposible… y ahora, sin embargo, ¡parece ser una gran idea! Tanto que el presidente del Gobierno se ha comprometido a movilizar 50.000 de esas viviendas aunque luego hemos sabido que solo unas pocas están en condiciones de poder ser utilizadas, según matizó la vicepresidenta Calviño.
También parecía imposible aprobar la ley estatal de vivienda. Han pasado cuatro años y medio desde que el presidente Sánchez se comprometió con ello. Y ahora, en pleno periodo electoral, lo ha solucionado en un visto y no visto, con sus socios preferentes, con un corta y pega de medidas ya recogidas
Ren las leyes en vigor navarra y catalana, aunque no todas.
En la exposición de motivos de la ley estatal de vivienda se afirma que las políticas de las comunidades autónomas han sido coyunturales y no estructurales. Y lo dicen cuando el Estado durante 45 años no ha hecho políticas públicas de vivienda. En Navarra, hemos logrado cambiar el paradigma de la vivienda pasando de ser un bien de inversión, que es a lo que aspira la derecha, a un bien de primera necesidad y reclamable ante la justicia.
Y es que la ley foral 20/2022, de 1 de Julio de 2022 ya recoge el Índice de Sostenibilidad de Alquileres con un sistema de regulación de precios que permite limitar las rentas. También tenemos ya en Navarra un Registro de Contratos de Arrendamientos que nos permitirá definir zonas especialmente tensionadas. Y contamos con la calificación permanente de VPOS que impide especular con viviendas construidas con dinero público o la posibilidad de expropiar el uso temporal de viviendas vacías, algo que no recogido en la ley estatal, que ya ha recibido el primer beneplácito en el Congreso.
Desde la Consejería de Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos que dirige mi compañero de Geroa Bai, el vicepresidente Jose Mari Aierdi, llevamos tiempo impulsando convenios con Ayuntamientos para construcción de vivienda pública, energéticamente eficiente, en alquiler, dirigida fundamentalmente a la juventud. Con el ayuntamiento de Pamplona ha sido imposible, porque el PSN permitió que la derecha accediera a la alcaldía. Y a la derecha no le gustan estas políticas de promoción de vivienda pública.
Y es que para cuando el Estado anuncia o pone en marcha medidas, Navarra, gracias al impulso de Geroa Bai, lleva tiempo avanzando en Ingreso Mínimo Vital, memoria histórica, vivienda como derecho real, etcétera. Avanzando y dando soluciones reales a las necesidades reales de la gente.
La semana pasada, el presidente Sánchez afirmó en el Congreso que “La labor que tiene el Estado es tratar de alinear todas las políticas públicas vinculadas con uno de los principales problemas que tiene nuestro país, la vivienda”.
¿Cree de verdad Pedro Sánchez que la tarea del Estado es alinear las políticas de las comunidades autónomas, más en un tema como la vivienda donde algunos ya hemos hecho los deberes, mientras que el Estado ha estado desaparecido? ¿Cree de verdad que las comunidades autónomas tienen que esperar a legislar en temas que afectan a la vida de sus ciudadanos a que desde Madrid descubran que la vivienda merece un espacio en sus debates con Feijóo? Lo que más me extraña de esto es que esta estrategia paternalista, por llamarla de algún modo, cuente con el decidido respaldo de EH Bildu. ¿Alinear las políticas de Navarra desde Madrid? ¡No, gracias!
Asistimos el pasado día 25 a una comparecencia del presidente Sánchez en el Senado. Comparecencia que mediáticamente se vio reducida a un debate a dos. Debate que recordaba mucho al Día de la Marmota: Dos carneros corneándose, dicho sea con todo respeto para los dos líderes políticos. Uno diciendo que España va muy bien y el otro que va fatal, repitiendo y repitiendo discursos sin mayor interés. No es de extrañar que, visto lo visto y oído lo oído, cada vez haya más desafección ciudadana para con la política.
Y es que últimamente, el debate político se está convirtiendo en la defensa a ultranza de planteamientos diversos sobre todas las cuestiones, unas muy importantes, otras no tanto, en las que todos hablan mucho sin escuchar nada.
El debate de la reforma de la ley del ‘Sólo sí es sí’ es un ejemplo más de lo binario que es el debate político en España, donde todo es blanco o negro y no hay espacio para la gama de grises, y parece que el enfrentamiento, el tú más, es el único argumentario y condiciona un debate sereno y reflexionado sobre temas de relevancia pública.
Porque tengo la sensación, sí, yo también, de que quizás, las y los intervinientes en el debate no piensan en la libertad y la seguridad de las mujeres, que también, sino sobre todo porque piensan unas y unos que esta ley es un instrumento perfecto para meter el dedo en el ojo del adversario que se equivocó votando favorablemente la ley, y piensan otras y otros que esas disminuciones de penas les pueden afectar negativamente en
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