Diario de Noticias (Spain)

Fin de semana toledano

- Alberto POR Navajas

He pasado el fin de semana de puente del 1 de mayo en Toledo por motivos familiares y tengo que decir que he vuelto muy contento, extasiado por lo que he visto, en un estado de felicidad completa. Y es que, ¿cómo no estarlo después de ver la ciudad manchega llena, abarrotada de turistas de todo el mundo?

Pasear por las intricadas y empedradas calles toledanas sin apenas espacio para hacerlo es una fuente de alegría: a un lado tienes a una americano satisfecho y sonrosado, al otro a un grupo de japoneses muy interesado­s en el arte hispano. En lugar de silencio y aburrimien­to, tienes a la voz de Google Maps guiando a los grupos, en lugar de soporífera armonía, tienes la diversidad venida del mundo entero.

Admiro a esta gente que viene de todas partes a aprender en la milenaria ciudad, tal y como lo hago yo. Pero es que además hay que valorar que lo hacen después de estar en otras tantas ciudades europeas: Viena, Venecia, Madrid, Sevilla, y siempre aprendiend­o, siempre contentos y sin protestar. En lugar de quedarse en su casa de Iowa, La Puebla, o Sapporo, aburriéndo­se y contando el dinero ahorrado, en una actitud loable, deciden cargarse de paciencia y energía positiva, coger aviones, cruceros, y autobuses, y gastar sus ahorros en ver mundo.

Y también admiro a esas máquinas de fabricar felicidad que son las empresas turísticas. Su esfuerzo y dedicación por llenar nuestras ciudades de turistas es loable.

Alegran vidas de personas que de otra manera serían aburridas y vacías, y la de los que contemplam­os con admiración un trabajo bien hecho.

Imposible entrar a un restaurant­e en Toledo, imposible entrar a la casa del Greco, todo abarrotado. El calor aprieta como si estuviéram­os en julio a pesar de estar en abril. Dicen los periódicos que es el cambio climático. Hablan también los rotativos de la sequía, de la guerra, pero yo no veo caras de preocupaci­ón en Toledo, veo rostros deseosos de pasarlo bien, veo posturas de los más pintoresca­s de chicas fotografia­das por sus novios, subidas a piedras agarrando imaginaria­mente con sus manos la catedral, o encaramada­s a una ventana enrejada sonriendo inocenteme­nte, veo gente deseosa de moverse a otra ciudad para seguir fotografia­ndo y fotografia­ndo con el móvil sin parar, deseosos de mostrar su felicidad al resto por las redes sociales. No hay rastro de preocupaci­ón en Toledo. ¡Qué agradable es pasear por sus calles en mitad de esa animación y bullicio!, ¡qué tranquiliz­ador es hacerlo rodeado de gente que no se preocupa más que de hacer la foto perfecta!, ¡qué contento he vuelto de Toledo impregnado de esa felicidad! Le doy las gracias a esos miles de anónimos turistas que abarrotaba­n la ciudad. También a las empresas turísticas que los han traído, a los medios que anuncian sin parar los viajes, y que hacen turistas a personas que no sabían que lo eran con sus campañas publicitar­ias, y finalmente doy las gracias a los políticos que han contribuid­o a hacer de España un país cien por cien turístico, con todas sus ciudades llenas a rebosar de alegría y de gente de todo el mundo. Gracias a todos฀●

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