Diario de Noticias (Spain)

RESISTIR ES VENCER

VUELTA FEMENINA VOLLERING, BRUTAL, LLEVA HASTA EL LÍMITE A VAN VLEUTEN EN LOS LAGOS Y CONQUISTA LA CARRERA

- César Ortuzar NTM

PAMPLONA – Al igual que dos boxeadoras sonadas, en la agonía extrema, Demi Vollering y Annemiek Van Vleuten acabaron en la lona, destrozada­s por un esfuerzo sobrecoged­or. Ambas, laminadas, apenas dos hilos de vida entre la niebla de los Lagos de Covadonga, no podía sostenerse en pie después de un duelo majestuoso, épico. Una sinfonía de dolor y gloria. Vollering golpeó en cada pulgada de la montaña asturiana, impulsada por Realini, y Van Vleuten, con la cruz a cuestas, contra las cuerdas en una subida hiriente, demoledora para la líder, que respiraba a chepazos ante la autoridad de Vollering, la más fuerte de la carrera, pero no la ganadora final. La capacidad de superviven­cia, el orgullo de campeona que no contempla la rendición, rescató a Van Vleuten, que salvó la Vuelta por 9 segundos. Fue la de la neerlandes­a la victoria de los vencidos. Vollering, vencedora de dos etapas en los dos finales en alto de la carrera, masticó bilis. Para Gaia Realini, segunda en los Lagos de Covadonga, fue la tercera plaza de la carrera.

Vollering lloró su derrota después de completar una actuación extraordin­aria. Recordará que fue la más fuerte, pero que el descuido de la víspera le condenó ante Van Vleuten, que vivió de las rentas. La polémica aún continuará. ¿Atacó el Movistar cuando la líder paró para orinar o era el plan previsto? Esa herida tardará en cicatrizar. Probableme­nte no se cierre. El ciclismo tiene tanta memoria como agravios y venganzas. La maniobra, según desde que parte de la orilla se mire, tiene lecturas opuestas. El tiempo que acumuló tras ese episodio Van Vleuten le concedió su tercer laurel, un hito, en la Vuelta. En los duelos directos con Vollering nunca pudo con ella. Con todo, la carrera subrayó a Vollering. Es la campeona que viene. Sus ojos, protegidos por la máscara de las gafas de sol mientras ascendía aplicando el método de su rodillo, se le llenaron de lágrimas cuando observó que entre la niebla apareció torcida, fantasmal, espectral pero aún en pie, Van Vleuten, que se dejó hasta el alma para anudarse su tercera Vuelta femenina.

La neerlandes­a estuvo más cerca que nunca de la derrota porque Realini, segunda en la cima, tercera en el podio, aceleró y a Van Vleuten se le vieron las costuras cuando a la mítica ascensión le restaban más de cinco kilómetros y las tres estaban a solas. Vollering elevó el tono de su discurso y Van Vleuten inició su calvario, balbuceant­e, ante la energía de Vollering, que debía recortar un mundo. Le faltó poco para borrar a Van Vleuten, cuyo perfil se desvanecía a medida que la montaña exigía peaje y derechos de autor. Vollering, que no recibió ni un solo relevo de Realini, fue desmontand­o el mito Van Vleuten. Decapó su blindaje hasta dejarla en los huesos. A la campeona del mundo le sostenía el tuétano y la mentalidad granítica de la grandes campeonas, las que no se rinden aunque sea lo que el cuerpo les susurra a gritos en el oído. Descontaba Vollering metros y se le acumulaba retraso a Van Vleuten, que hacía equilibrio­s en el alambre para no caer al abismo. Durante un buen tramo mantuvo una pérdida de una veintena de segundos, pero Vollering no dejaba de presionar, implacable su ejercicio de constancia, colgada en su coleta Realini, un colibrí.

VOLLERING, A POR TODAS En ese duelo, en los estertores, Vollering empujó más y más ante el padecimien­to de Van Vleuten, el rostro sin marco, la nariz chata, el estilo de la superviven­cia dibujando su ascensión, un infierneer­landesa no. La campeona del mundo, con una corona de espinas. Vollering soltó a Realini en el descenso que anunciaba el repecho definitivo. Frenética, la abrió la niebla a dentellada­s de ambición. Van Vleuten era una letanía, una saeta que pedaleaba como si no hubiera mañana. Alcanzó Vollering la cumbre, la primera mujer en vencer en los Lagos de Covadonga. Realini brotó después. La neerlandes­a se sentó en el suelo, cansada, buscando aire mientras observaba el reloj. Caían los segundos. La Vuelta era un thriller. Puro Hitchcock. Disparado el suspense. Entre el telón blanco, lechoso y húmedo, retorcida, Van Vleuten exhaló la victoria en la Vuelta. En el suelo, lloró Vollering, tan cerca y tan lejos. En el suelo, tumbada, extenuada, sonrió, feliz Van Vleuten, campeona de la Vuelta femenina. Resistir es vencer.฀●

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Foto: Cxcling / La Vuelta Annemiek Van Vleuten, que sufrió horrores, festeja la victoria de la Vuelta en el suelo.

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