“Si hubiera sabido el grado de degeneración de las siglas de Euskadi eta Askatasuna, jamás habría militado en ETA”
No puedo ser objetivo con él. Es una de las mejores personas que he conocido. Sé que cada vez que le pido algo, la respuesta será sí. Le admiro por todo, pero, especialmente, por su valentía al reconocer que estuvo equivocado.
Seguramente, no le llegan las horas del día para hacer todo lo que quisiera…
—Pues sí, mi mujer, Patricia, me suele decir que cuando era profe tiza en mano sabía a qué hora solía salir de casa normalmente y ahora, como jubilado hiperactivo que soy, es incapaz de intuir a qué hora voy a volver a casa.
—He estado ligado a la Educación casi toda mi vida laboral, salvo varios paréntesis en política activa. Sigo en política, no en primera línea, lo llevo en la sangre, y la Educación, formal o informal, allá o aquí es mi otra pasión pues me parece la clave de bóveda para construir una sociedad más justa y cohesionada socialmente. Nos jugamos el futuro. Y ya soy mayor para cambiar.
Y todo lo hace por puro altruismo. Es algo que no se lleva…
—Creo que un mundo mejor sí es posible, y estimo que si cada persona pone su granito de arena la llama de esa esperanza sigue encendida. Es mi manera de ser y pensar, pretendo actuar en consonancia con lo que pienso.
Otra característica común de sus actividades es que tienen un punto de conciencia social y política…
—Pues sí, como voluntario de Cáritas y activista de Amnistia Internacional, intento incidir en eso que se llama lo social y a su vez, entiendo la Política, con mayúsculas, como instrumento que tiene a la persona, al ciudadano, como objetivo y reto irrenunciable.
Hijo de gudari, integrante de una familia abertzale llena de represaliados. Eso forjó su carácter.
—Mi familia es la clásica familia perdedora de la guerra civil. Tías que fueron niñas de la guerra y tíos, Benito y Gerardo, y mi aita mismo Inosen, gudaris del Eusko Gudarostea, Batallón Saseta. Tío Benito murió en combate en Peña Lemona y Gerardo y aita Inosen, prisioneros en Santoña. Cárceles, penales, batallón de trabajadores, juicios y penas severísimas. Generación ejemplar que al salir libres les faltó tiempo para enrolarse en la Resistencia Vasca. Sí, todo ello forjó mi carácter de nacionalista vasco resistente.
Estuvo en la primera ETA, pero no está orgulloso de ello.
—Efectivamente, milíté en la ETA de cuando vivía Franco. Era antifranquista, fui detenido, torturado, enjuiciado y encarcelado. Salí con la Ley de Amnistía. Si hubiera sabido el grado de degeneración de las siglas de Euskadi y Askatasuna jamás habría militado en ETA. Me arrepiento de haberme equivocado, fui un eslabón de una trágica cadena. Lo siento.
¿Por qué cuesta tanto reconocer de verdad el daño causado?
—Es muy duro reconocer que uno se ha equivocado y que el dolor causado ha sido injusto.
Tiene cuatro nietos, ¿qué piensa cuándo está con ellos, qué les desea?
—Noa, Natale, Eki y Kai. Son la Euskadi del futuro, deseo que sean buenas personas y ciudadanos de bien. Que jamás conozcan lo que conoció y sufrieron su abuelo y bisabuelo.
Otro de sus caballos de batalla es la Educación.
—La Educación es arma poderosa para un futuro mejor y así formo parte del Grupo de Educación de Eusko Ikaskuntza. Y deseo con todas mis fuerzas que, en lo que concierne a Euskadi, la futura Ley de Educación sea apoyada por la inmensa mayoría de las fuerzas políticas.●